25- De profesor a alumna

TGOCTOBER DÍA 6: CLASES

DE PROFESOR A ALUMNA 


Siempre fui bueno en las matemáticas, el mejor en mi colegio, gané una infinidad de concursos e ingresé a una de las mejores universidades por mis conocimientos. Pude haber sido un gran ingeniero, me ofrecieron muchas becas para estudiar ello en otros países. Pero yo no sentía que esa mi vocación, pues lo que yo disfrutaba era enseñar. Mis compañeros siempre se acercaban a mí para pedirme que les explique un ejercicio y yo encantado lo hacía. Incluso de joven, compré una pizarra, la colgué en mi habitación y practicaba en cómo dar una clase brillante ante mis alumnos imaginarios. Es por ello, que me decante por la docencia, quizá el peor error de mi vida. 

Pienso que si hubiera escogido cualquier ingeniería ahora estaría en otro país, casado con una hermosa mujer y viviendo la vida de en sueño, como mis padres, que en paz descansen, siempre me dijeron . Sin embargo terminé siendo profesor de secundaria, en una secundaria pública para rematar, en dónde mi paga es una miseria, a tal punto que tengo que trabajar en más de un turno para poder solventarme. Pero lo peor no es el suelto, me daría igual si es que viera a alumnos con ganas de aprender, pero hace tiempo que no veo chicos así. Ahora todos son unos irrespetuosos, irresponsables y vagos.


Y la peor sección que he tenido es sin duda la del 5to B, llena de futuros delincuentes y próximas madres solteras. Al principio lo tomé como un reto, como esa películas en donde un profesor cambia la vida de los alumnos indisciplinados. Siempre he tratado de motivarlos, decirles que el estudio los llevará lejos, pero a ellos parece darles igual, continuaban en sus celulares o hablando entre ellos mientras ignoran mi clase. Bryan, Lucas, Ymir, Fabricio, Laura, todos casos perdidos, pero entre todos ellos había una esperanza, Bianca.

Ella llegó el año pasado, una señorita tranquila y muy amable. Destacaba entre los demás por su responsabilidad e inteligencia, sus tareas eran impecables y todos sus exámenes sobresalientes. Yo mismo le daba asesorías de matemática, pues ella me lo pidió como favor, debido a que su sueño era postular a una reconocida universidad. Sin embargo, por más brillante fuera, era una señorita al fin y al cabo, y como toda chica de su edad se enamoró de uno de los patanes de la clase. Empezó a juntarse con él, con sus amigos y amigas, y, como si de una enfermedad se tratase, la inocente Bianca se contagio de la actitud de sus compañeros.

Dejo de tomarle interés a la tareas, ya las hacía por hacer o de plano no las presentaba, lo mismo con mis asesorías. Empezó a llevar la falda tan corta como la de sus compañeras y más de una vez la encontré en el baño besándose con su nueva pareja. Dejo los libros por los chicos, los seminarios por las fiestas y los lápices por el cigarrillo acompañado del alcohol. Así esta asquerosa escuela se tragó a otra joven promesa.


Estaba harto de ese lugar, cansado de esmerarme en enseñar para solo hablar a la nada, así que renuncié. Fue una decisión poco pensada, era el único trabajo que tenía y no es que hubiera muchas opciones allá afuera, sin embargo, sentía que iba a morir si no lo hacía. Cosa irónica, pues, el mismo día que presenté mi renuncia y llevaba todas mis cosas en una caja de cartón, caminaba por la calle sumergido en mis pensamientos, hasta que, un autobús escolar me pasó encima. 

Fue confuso, solo pude escuchar un fuerte pitido sonar en mi cabeza, podía ver a toda la gente, en su mayoría alumnos, a mi alrededor, no me ayudaban, la mayoría se quedaba ahí parados grabando mis últimos momentos con su celular. Me acuerdo perfectamente que creí que ese mi fin, el fin de una vida de mierda, así que solo me limité a llorar, hasta que todo se puso negro. 

Era como estar sumergido en una piscina, no podía moverme ni hacer nada, solo estaba ahí en medio del vacío. ¿Así es la muerte? ¿Pasaré así el resto de la eternidad? Eran las preguntas que pasaban por mi mente. Hasta que muy lejos de mí apareció una puerta, de la cual emanaba una potente luz blanca. Sentí que podía moverme nuevamente y por instinto nadé lo más rápido que pude hacía aquella luz. Y al llegar, y al cruzar aquella puerta, todo se volvió a poner oscuro. 

Una alarma sonaba cerca de mí, con una canción que ni siquiera conocía el nombre. Como cualquiera, aún con los ojos cerrados, busqué la fuente del sonido con mis manos y cuando di con ella la apagué. Empecé a estirarme y dar vueltas sobre el colchón en dónde estaba, se sentía muy bien hacerlo. Pero en  el proceso pude percibir más de una sensación extraña. Sentía mi cabello largo, pensé que quizá, después del accidente, entré en coma y este creció por el paso del tiempo. También me sentía más delgado, quizá estar inconsciente me ayudó a bajar de peso o las medicinas que me inyectaron debieron traer efecto, nada que una buena dieta no pueda solucionar, pensaba. Pero para lo que no encontré explicación, fue para aquel peso extra en mi pecho. 

Confundido alcé las sabanas que me cubrían, para ver la causa de tal incomodidad y grande fue mi sorpresa al ver que dicho peso extra eran senos de mujer. Alarmado quité de inmediato las sabanas y vi mis nuevas piernas completamente desnudas, torneadas y lampiñas. No vestía más que una braga negra y un pequeño top que tapaba mi ahora pecho femenino. Me paré de inmediato de la cama y me dirigí al espejo de cuerpo entero que estaba cerca y al ver mi reflejo, solo pude ver a Bianca. 

Temblando, llevaba mis manos a mi cara, viendo como la chica del espejo hacía lo mismo. Jalé uno de los mechones largos que caían de mi cabeza sintiendo el dolor de esta acción. Tocaba mi cintura desnuda, extrañado de no ver aquella pansa a la que estaba acostumbrado. Entonces, con bastante miedo, jale la tanga que llevaba hacía delante, ya lo esperaba, era algo obvio de inferir al ver el resto de mi cuerpo, sin embargo, igual quedé en shock al ver que ahora tenía una vagina. 

Me quedé un buen rato contemplándola, creo que fueron incluso minutos, como para cualquiera, era un sorpresa enorme ver el sexo opuesto en tu entrepierna. Hasta que caí en cuenta que aquella era la vagina de mi alumna, y sintiéndome completamente un pervertido solté la tanga. Traté de calmarme y pensar un poco, mientras caminaba descalzo por lo que parecía ser el cuarto de Bianca. De repente se me ocurrió algo que se me hizo lógico en ese momento, si yo estaba en el cuerpo de Bianca, lo más seguro es que ella haya terminado en el mío. 

Entonces fui a la cama, en donde estaba el celular y marqué a mi número, mientras con la pierna temblando de la ansiedad esperaba que yo mismo me conteste. No funcionó, me mandó a la casilla de voz, pero no pensaba rendirme y marque muchas más veces. Hasta que por fin, a la tercera, alguien respondió.

-Alo....- respondió mi hermano, con un tono bastante deprimente.

-Kevin, que bueno escucharte yo....-dije yo con la dulce voz de Bianca

Pero antes de que pudiese continuar, él me interrumpió diciendo -¿Perdón quién eres?-.

En ese momento caí en cuenta que para él no era más que una señorita desconocida, por lo que traté de meterme en papel -Soy Bianca, alumna del profesor Jumpa, ¿Podría hablar con él? Es un tema de mis calificaciones-.

Mi hermano guardó silencio un rato, para luego decir muy fríamente -Lo siento, señorita, pero Ramiro está muerto...-

Al escuchar esas palabras solté el teléfono, cayendo este al piso. ¿Cómo reaccionar ante el hecho de mi propia muerte?. Mi corazón o el de Bianca latía fuertemente, las piernas me temblaban y sentía un escalofrío recorrer todo mi cuerpo. Sin darme cuenta había empezado a llorar y sin fuerzas me senté en el frío suelo abrazando las que en ese momento eran mis piernas. ¿Ahora qué? Era lo único que podía preguntarme. Si había una manera de volver a la normalidad, dudo que se pueda realizar con mi cuerpo original inerte. ¿Tendría que vivir ahora como una chica?. 

Continuaba en el piso deprimido y, cuando ya no tenía más lagrimas que salieran de mi ojos, vi mis ahora delgados brazos cubiertos por tatuajes que nunca noté que Bianca tenía. "Ay esa niña iba por el camino" dije para mi mismo.  Me quedé pensando un rato y, de repente, me puse pie, me dirigí a donde estaba su mochila y saqué su cuaderno de matemáticas. Vi su tarea, la misma que yo deje antes de renunciar, y empecé a hacerla con la misma pasión de siempre, acabándola en solo minutos. 

Así me di cuenta de algo, si bien ahora tenía el cabello largo, senos y carecía de mi miembro, era joven nuevamente, algo que cualquiera solo sueña con que ocurra. Toda mi vida pase lamentándome de mis decisiones y queriendo regresar en el tiempo, y ahora tenía esa única oportunidad. De alguna forma había eludido la muerte y terminé en el cuerpo de una de mis alumnas. Y aunque la idea de ser una mujer y tener que ser femenina no me convencía del todo, decidí que aprovecharía esta segunda vida para ser el mejor o la mejor en este caso. Entonces me puse frente al espejo nuevamente, viendo mi femenina figura aún vestido en calzones, puse mi mano en el cristal y en voz alta dije -Ahora, seré Bianca-.

Utilice ese primer día para conocer a profundidad la vida de Bianca, le dije a mis supuestos nuevos padres que me encontraba mal y que no podría asistir al colegio, cosa a la que accedieron sin mucho problema, pues parecían bastante permisivos con ella. Recorrí toda su casa y su vecindario para familiarizarme con el lugar. Aprendí a las mala a ir baño sentado, haciendo todo un desastre que tuve que limpiar. Mandé a desbloquear su celular, pues era lo que necesitaba para estar más acorde con su vida. Finalmente aproveché para conocer un poco a sus padres y aprenderme algunos nombres de familiares, ah y descubrí que tenía un tierno gato como mascota.

El día siguiente era decisivo, regresaría a aquel colegio ya no como docente sino como alumna. Me desperté temprano sin la necesidad de alarma, supongo que aún mantenía algunas costumbres de mi viejo cuerpo, me estiré un poco y me dirigí al baño de mi habitación. Había evitado ver mi cuerpo desnudo desde el día anterior, a tal punto que seguía con la misma ropa con la que desperté. Sin embargo, tarde o temprano lo tendría que hacer y acostumbrarme. Con algo de vergüenza me quité el top y vi por primera vez sus senos desnudos, estaba muy sonrojado, me sentía como un viejo verde viendo el cuerpo de una señorita menor de edad. Luego baje aquella tanga lentamente, quedando desnudo frente al espejo del baño. "Esto es algo que verás todos los días Ramiro", pensé mientras quedaba boquiabierto viéndome.

Sin perder mucho más tiempo entre a la ducha, puse el agua caliente, y encendí la regadera. Al momento de jabonarme  puse experimentar la nueva sensibilidad de este cuerpo. Pasar el jabón por mis senos y masajearlos levemente hizo que percibiera una muy placentera sensación recorrer mi anatomía, noté que empezaba a tener un leve cosquilleo en mi entre y que mis pezones se ponían duros. La curiosidad hizo que jugara un poco más con mis nuevos pechos y, dejándome de importa por ese lapso el tiempo, continúe aplastándolos con mis manos por un buen rato. 


La segunda alarma que había puesto sonó, y me hizo caer en cuenta que había perdido mucho tiempo. De inmediato terminé de ducharme, me sequé, envolví mi cuerpo en una toalla y regresé a la habitación. Lo primero era secarme el cabello, había visto ayer bastante tutoriales de cómo hacerlo y me fue relativamente bien hacerlo. Con el cabello seco, me puse el uniforme con algo de dificultad, la tanga y las medias fueron fáciles, solo que no sentía del todo cómodo usándolas, sin embargo el sostén fue todo un reto, creo que fue eso con lo que más perdí tiempo. Luego la falda fue otro dilema, cuando Bianca llegó al colegio usaba de las faldas que iban más abajo de la rodilla, sin embargo todas las faldas que encontré en su armario eran demasiado cortas. Mis muslos quedaban al descubierto y con cualquier movimiento brusco mostraría de más, era algo por lo que maldecía a Bianca en esos momentos.


Colocarse la blusa no fue muy distinto a ponerse a camisa, con la salvedad de que fue algo más complicado cerrar los botones del pecho. Me vi al espejo y noté que el sostén negro que llevaba debajo, sobresalía por encima de la blusa blanca, no quería llamar la atención de ese modo, buscaba ser una "chica decente" así que puse el sweater del colegió encima y me sentí medianamente más cómodo.  Y así estaba completamente listo para ir a mi primer día de clases como una señorita. Aún en la cama vi mis muslos descubiertos por la falda, y los pechos que aun sobresalían por el sweater, no era algo que me gustase, de hecho tenía mucha vergüenza de ir así, pese que para ojos de los demás sería algo normal. "Es por tu nuevo futuro" pensé para convencerme. 


Vi el celular y me sorprendí al ver que era demasiado tarde, había perdido demasiado tiempo en arreglarme. Cogí la mochila y baje a la sala de mi nueva casa por el desayuno. Tuve que tomar rápido la avena que la madre de Bianca había preparado y cogí el pan para comerlo en el camino. El buz escolar ya me había dejado por lo que tuve que caminar hasta la escuela. Daba pasos rápidos pero cortos, todo esto debido a la corta falda. Algunos tipos silbaban al verme -yo te doy clases muñeca- decían unos -que piernas tan bonitas, ¿a qué hora abren?- decían otros, yo solo seguía acelerando el paso mientras descubría la nueva realidad que tendría que soportar. 

Como era de esperarse llegué tarde, Hector el portero, con el que más de una vez compartí una cervezas,  me llamó la atención y me mandó con el resto de tardanzas. En ese colegio se tenía por costumbre llevar a los tardones a un salón por toda la primera hora, atrasándose así en las clases, de este modo evitarían volver a hacerlo en el futuro. Estaba iniciando mi nueva vida con el pie izquierdo y mientras me dirigía al salón pensaba en una manera de alistarme mucho más rápido. Una vez entré al salón y me senté en una de las carpetas vacías, Bryan, uno de los peores alumnos que he tenido, se sentó a mi lado. 

-¿Qué pasó preciosa? pensé que ayer nos veríamos para pasarlo rico- dijo poniendo de inmediato su mano en mi muslo.

Sabía que esto podría llegar a pasar, y pesé a que por dentro era un adulto, me sentía algo intimidado ante el mocoso. -Bryan, aquí no- dije nerviosamente quitando su mano de mi pierna antes de que la suba más. 

-Pero si la otra vez lo hicimos aquí, ¿o no te acuerdas como gritabas como una loca mientras te la metía sobre la carpeta- dijo Bryan poniendo su mano nuevamente en mi piernas y esta vez metiéndola por debajo de mi falda.


Había practicado ayer como negarme, solo tenía que decir basta firmemente, pensé que sería fácil pero en ese momento simplemente no podía. Mientras su mano ya jugaba con mi tanga empecé a sentir la misma sensación que experimente en la ducha, mientras que mi respiración se agitaba. No sé si era por las hormonas de este cuerpo o quizá por los rezagos de la mente de Bianca pero Bryan tenía el control completo de la situación, y por más que quisiera detenerlo no podía detenerlo. Entonces deslizo sus dedos por debajo de mi pequeña braga, totalmente cubierto por la carpeta y sin mi consentimiento empezó a meter sus dedos en mi vagina.

Solo puede reaccionar soltando un suave gemido, mientras mis piernas temblaban, parte de mí no quería que se detuviese. -No quieres que llamemos mucho la atención, controla tus gemidos- dijo él, cogiendo con su mano libre la mía y llevándola a su entrepierna.  -Vamos sé que también te gusta tocarme- dijo sonriendo. Y antes de que de verdad estuviese a punto de abrir su bragueta y sacar su pene un ex colega mío entró. -Bien pueden ir a sus salones, no quiero volver a verlos por aquí- y de inmediato Bryan sacó los dedos de mi vagina y se paró como si nada hubiese pasado. 

Yo aún con la respiración agitada y con las piernas temblando salí seguí sentado y salí último, no sin antes sentir la mirada del profesor Javier,  un gran amigo mío, en mis piernas. Caminé hasta el aula tratando de no pensar en lo que pasó con Bryan, mi objetivo era concentrarme en las clases y nada más. Una vez entré al salón la clase estaba en su curso, la profesora a cargo me mandó a tomar asiento y yo cogí uno de los de delante. Una vez ahí las cosas fueron mejorando, prestaba atención a la lección, tomando apuntes y participando cuando la profesora hacía una pregunta. Lo mismo pasó con las siguientes clases, cosa que sorprendió tanto a mis nuevos compañeros y profesores, pues la Bianca aplicada había vuelto. 


Sin embargo la hora que más temía llegó, el recreo. Mi primer instinto era correr a encerrarme en los baños o esconderme en la biblioteca. Sin embargo, sabía que eso no era algo que podría hacer todos los días, o el resto de mi vida como mujer. Era consciente de que no todo en la vida es estudio, pues a veces es bueno socializar. Así que, cuando el grupo con que el Bianca paraba me llamó, tragué algo de saliva y me acerqué. 

No fue tan terrible como lo imaginé. La primera pregunta en salir fue obviamente el por qué me había cambiado de lugar, cuando Bianca siempre se sentaba atrás desde su cambio. Yo respondí que mis padres me estaban obligando a sacar buenas notas, cosa que creyeron fácilmente. Luego empezaron a bromear entre ellos, era extraño ver a mis antiguos estudiantes decir lisuras, hablar de sexo o rajar de mis antiguos colegas. Sin embargo debo admitir que era divertido ser parte del grupo e incluso llegué a reír a carcajadas varias veces. Además de que estar con ellos era la excusa perfecta para evitar estar a solas con Bryan, quien venia del otro salón a buscarme. 

Acabó el recreo y mis clases continuaron con normalidad. Un nuevo profesor de matemática vino a dictar al salón, puesto que era evidente que al anterior ya no podía. Su clase fue buena, más que prestar atención pensaba en como yo dictaría ese tema y los ejercicios que dejó, pues fueron pan comido para mí. Y luego de un par de clase más el timbre de salida sonó y todos estaban felices por irse. Nuevamente Bryan se acercó a buscarme, supongo que era normal sabiendo que Bianca era su novia actual. Temía que pasará lo de la mañana otra vez, o algo peor, así que ni bien lo vi corrí con las amigas de Bianca y me metí con ellas al baño por un buen rato, perdiendo así al mocoso. Esa fue una solución temporal pero sabía que debía terminar con él cara a cara si quería sellar el problema para siempre. 

Llegué a casa y muy amablemente la madre de Bianca, quien me servía el almuerzo, me preguntaba como había ido mi día. Hace tiempo nadie me hacía esa pregunta, así que muy emocionado empecé a contarle mi primer día de clases al igual que un niño, claro que evitando el incidente con Bryan. Terminado de cenar entré a mi nueva habitación y me eché en la cama pensando en todo lo que había pasado hasta ahora, sin duda sería difícil acostumbrarse ponerse un sostén diario, usar una falda, hablar en femenino, cruzar las piernas, etc. Pero ya desde el primer día sentía que mi vida era mucho mejor que la anterior, por lo que estos nuevos aspectos serían un justo precio a pagar. 

El resto de días de aquel primer mes fueron similares al primero, con la salvedad de que aprendí de mis errores. Me levanté mucho más temprano para poder asearme y vestirme con tranquilidad y no perder el autobús. Aumenté exponencialmente las notas de Bianca, cosa fácil pues todo lo que explicaban  ya la sabía o solo tenía que recordarlo leyendo. Tampoco deje su vida social de lado, cada recreo me iba con sus amigos y amigas a la cafetería o a conversar en el campo, incorporándome cada vez mejor al grupo. E incluso llegué a sentir cierto cariño por algunos, como Cielo y Menaly, quienes era como las mejores amigas de Bianca, ellas me contaban todas sus cosas y bueno quise aprovechar mi experiencia de adulto para aconsejarlas. Sobre todo las valoro mucho pues ellas me ayudaron bastante cuando me llegó el periodo. 

Además de soportar la menstruación tuve que aprender muchas cosas más de ser una chica adolescente. Como por ejemplo pintarme las uñas, ponerme aretes y maquillarme. Tuve que acostumbrarme a usar prendas como shorts cortos, blusas escotadas, jeans rasgados, etc. También descubrí que ahora tenía mucho más tiempo libre a comparación de cuando era adulto, acababa la mayoría de mis tareas rápidamente para luego montanearme alguna serie, cosa que se había vuelto mi pasatiempo favorito. Luego aprendí a usar mucho mejor el celular de Bianca, o mejor dicho mi celular, descubriendo nuevas aplicaciones y funciones que no tenía idea que existía. Parecía un cavernícola descubriendo el fuego. En cuanto Bryan, siempre me inventaba cualquier excusa para no estar cerca de él, cosa que a la larga sirvió para que ya no me buscara. En fin mi nueva vida como Bianca iba de maravilla. 

Hasta ese momento, había logrado mantener un equilibrio perfecto entre mi vida académica y mi vida social. Sin embargo como era de esperarse, mis nuevas amistades me habían inventado continuamente a fiestas o simplemente a reunirnos a tomar y fumar. Obviamente yo me negaba, sabía que nada bueno saldría de esa reuniones. Sin embargo llegó el día del cumpleaños de Cielo, y obviamente organizaría una gran fiesta invitando a todos los del curso. No podía negarme, ya consideraba a Cielo una amiga y ella insistía en que fuera, así que no tuve más opción. Ese día me bañaba muy nervioso pensando en lo que podría pasar en aquella fiesta. Así mismo, no sabía que ponerme entre toda la ropa que tenía, así que llamé a Melany para que me ayudase, la cual terminó eligiendo un  vestido negro de fiesta junto a unos tacones. 

Junto con Melany partimos a las fiesta, yo no dejaba dar pasos torpes con los tacos o de intentar bajar más el vestido, cosa que le causaba risa a mi amiga -jaja ay Bianquis, parece como si un anciano estuviese dentro de ti- dijo bromeando. 

Llegamos y el ambiente me intimidaba un poco, había más gente de la que esperaba y podía sentir a mucha gente viéndome cosa que me hizo sentir mucho más avergonzado de llevar aquel vestido. Mi plan era hacer acto de presencia un rato y luego irme. Por lo que me quedé parado cerca de la barra tomando unos cuantos vasos de alcohol. Sin embargo, al verme Cielo así, se acercó a mí y me jalo al centro de la pista a bailar. Estaba muy sonrojado todos aplaudían y no tenía la más mínima idea de que hacer.  -¿Desde cuando tan tímida?- gritaba Cielo entre la multitud. Sin más opción traté de imitar los pasos que ella hacía, moviendo mis caderas torpemente al inicio. Pero a medida que fui tomando un poco más, me fui soltando y me deje llevar por la música. Hasta que, sin percatarme, ya eran las 3 de la mañana y yo bailaba como toda una chica junto al resto. 


Desde ese día decidí darla una oportunidad a ese tipo de eventos, siempre y cuando no interfieran con mi vida escolar. Pues después de todo, aquellos eran parte de la vida de adolescente que ahora tendría que llevar. Sin embargo, lo que yo no sabía, era que ello me acercaría mucho más a la antigua Bianca de lo que esperaba. 

Empecé a ir cada fin de semana a las fiestas que había, casi religiosamente. Llegué a mentirles a los padres de Bianca diciendo que iría a estudiar y dormir en la casa de una amiga, cuando en mi mochila solo tenía la falda el top y los tacones que utilizaría ese día. También empecé a tirarme la pera, como dicen, bajo la excusa de que ya sabía lo que explicarían ese día en clase. Terminaba en la casa de unos amigos tomando, conversando y riéndome. Cambie de lugar nuevamente al fondo del salón en donde lugar de prestar atención conversaba con mis amigas o veía mi celular. Me estaba convirtiendo en el tipo alumna que yo más detestaba. 

Me di cuenta de ello, cuando una mis profesoras me dijo -tan bien que ibas y volviste a tus malos hábitos-. Sabía que me había salido un poco de control y que debía frenarlo por mi bien. Sin embargo lo que no me esperaba ese día era de que Bryan se acercara a hablarme nuevamente. Quería conversar sobre nosotros, ya no traía la misma gallardía y sobrades que me descontrolaban antes, ahora parecía más tranquilo y triste. Accedí pues sentía que merecía una explicación, había pasado todo este tiempo dándole vueltas y no siendo tajante. Terminadas las clases nos fuimos juntos a un parque a conversar. 

Antes de que yo si quiera pueda decirle algo, el sinceró y me pidió disculpas por tratarme solo como un mero objeto sexual y que todo el tiempo en el que no le hable le sirvió para darse cuenta de ello y de que estaba enamorado de mí. Continuó diciendo cosas muy cursis y casi sacadas de una telenovela, pero a mí me gustaba escuchar ello, sentía la típicas mariposas en mi estomago. Y con ello olvidé mis intenciones de terminarlo, y mientras continuaba hablando yo lo callé con un beso en la boca.


Jamás pensé besar a otro hombre y menos a alguien que fácilmente podía ser mi hijo.  Sin embargo, en ese momento deje de sentirme Ramiro Jumpa, aquel profesor miserable, para ser por completo Bianca, una mujer de 17 años la cual besaba al chico de cual estaba enamorada perdidamente. Continuamos besándonos en el parque y yo le di pequeñas señales llevando su mano a mi pierna. Pero sabíamos que el parque no era el lugar más idóneo así que fuimos a su casa. Mis hormonas estaban explotando me sentía muy caliente en ese momento, tanto que, ni bien llegamos, baje la tanga que llevaba y se la tiré a la cara. El sonrió y se sentó en su sofa, abrió su pantalón y su enorme pene salió disparado cual bandera. Yo solo podía mirarlo hipnotizada acercándome cual insecto a la luz. Me sufí al sofá y empecé a masturbar su pene, mientras el me alzaba la falda y con sus enorme manos recorría mi trasero.  


Ese día experimente de primera mano lo que era el sexo como mujer. Y debo decir que fue increíble, ahora entendía a la antigua Bianca por cambiar tanto, pues sentir el pene de Bryan dentro de mí valía absolutamente todo. Desde aquel día mi idea de ser una alumna aplicada se desvaneció al igual que mi hombría. Empecé a ser toda una señorita rebelde y putita, la cual le encantaba salir de fiesta con su amigos, emborracharse hasta no poder, coger como una salvaje con su novio y hacer video llamadas mostrándole los atributos de mi cuerpo.  


Hasta que llegamos al punto en el que volvimos a coger dentro de la escuela. Puesto la sensación de ser descubiertos y de tener que controlar mis gemidos era algo que me excitaba muchísimo más. Así que aprovechábamos para en el salón de tardanzas, en los baños mientras el resto estaba en la formación, en los vestidores de educación física, hasta en las misma aulas. 


Pero cierto un día un profesor nos descubrió y por tal acto fuimos expulsados. Yo me comí la rezondrada de mi vida por parte de mis nuevos padres, aunque en el fondo no me importaba mucho lo que ellos me dijeran, mientras tuviera cerca a mi amorcito todo estaría bien para mí. Y en lo que mis padres buscaban otra escuela más estricta en la que meterme yo decidí utilizar el viejo uniforme que tenía para sacarme unas fotitos y venderlas en internet para ganar alguito de dinero. Así qué ¿alguien quiere comprar mis fotitos de colegiala?



FIN.

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Bueno, ¿ya era hora de hacer un body swap no?. Como habrán podido notar no suelo subir mucho de esta temática, puesto que, creo hay blogs que ya abordan de manera excelente este tema. Sin embargo, me pareció que encajaba perfección con lo que buscaba contar para esta breve historia. Espero que la hayan disfrutado de esta ;3.

Ya sé que voy súper atrasada con los días, tengo nuevas responsabilidades y prioridades que no me dejan mucho tiempo y ganas para escribir. Sin embargo prometo dar mi mayor esfuerzo para terminar lo que empecé. Tengo varias ideas para algunos días que muero por escrib

Sin más que decir yo soy ValRO, su figura formato png favorita y me despido hasta una próxima historia. 





Comentarios

  1. Hola Saludos, no te preocupes, salió bien tu historia.... esperemos que pronto sigas sorprendiendo con más historias..... Oye no se olvide el tema del café 😸

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    1. Quiero hacer que las historias del Tgoctober sean diferentes entre sí, así que tendrás que esperar un poquito para ver otra historia del café.

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    2. Tu dices cuando vamos tener el privilegio tener esas obras magnas

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  2. Sin duda una gran historia, la disfrute mucho, :)

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    1. Siempre me alegra leer tus comentarios, Kary, y me alegra más que te haya gustado

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  3. Muy buena idea y excelente historia ❤❤ quien no acabaria así, con ese cuerpo 🙈🙈 .. gracias por todo tu tiempo Val :3

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  4. Esta es una de las historias a las que más vuelvo a releer pq de verdad es genial saludos jeje

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  5. gran historia, tendrás la fuente de las últimas imágenes?

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