7- Alan o Angie

Y ahí estaba yo, mirando como mi novio estaba siendo penetrado por dos vergas, mientras gemía y pedía más, confirmándome que lo había perdido para siempre. Lo peor de todo, es que yo soy la responsable de esto.


Pero para que entiendan voy a empezar a contar esta historia desde el principio. Yo me llamo Gabriela y mi novio se llamaba Alan, ahora supongo que prefiere que la llamen Angie. Lo conocí en una fiesta de la universidad, el tenía una banda y ese día los contrataron para tocar, yo estaba con mis amigas y ambos nos vimos, sonará cursi lo sé, pero fue amor a primera vista. Él se me acercó, tenía esas pintas de típico chico malo que tanto me encantaban, así que caí fácilmente rendida a sus pies. Esa noche tuvimos sexo y obviamente intercambiamos números. Luego comenzamos a salir, era el hombre perfecto, me trataba bien, me escuchaba, me hacía reír, me consentía, me dedicaba canciones, y bueno, era un experto en la cama. 

Como era de esperarse un día me pidió ser su novia, y obviamente acepté, pues me traía loca. No éramos la pareja perfecta, de vez en cuando teníamos nuestras discusiones, pero siempre superábamos cualquier problema que teníamos. Así, duramos años, cinco para ser precisa, ya habíamos terminado nuestras carreras, ambos teníamos un trabajo estable, yo como nutricionista y él como profesor de música. Nos mudamos juntos y para mí era perfecto, teníamos un lugar para nosotros solos, donde podíamos hacer todo lo queríamos.  

Pero entonces si todo iba perfecto en la relación ¿Cómo es que las cosas terminaron así?. Bueno como dije antes Alan era un experto en la cama, su pene era grande y grueso y era muy dominante al momento de hacer le amor, siempre sabía complacerme. Con el pasar de los años en nuestra relación intentamos de todo para no caer en la monotonía, todas las poses, usamos todos los juguetes sexuales. Pero llegó un punto en el que ya no sabíamos que más intentar, ya no me sentía tan satisfecha. Un día me encontraba viendo porno, mientras él no estaba, por accidente llegué a un video lésbico, nunca me declaré bisexual, pero siempre tuve una atracción por las mujeres que trataba de ocultar, pues mis padres eran muy conservadores, pero tras ver ese video quería intentarlo, me moría de ganar de cogerme a una mujer, ahora que por fin era independiente. No obstante, tampoco quería hacerlo con otra persona que no fuera Alan, sentía que si lo hacía sería como serle infiel y yo lo amaba mucho como para hacer eso.

Pensé en solo reprimir mi deseo, hasta que leyendo en internet descubrí la existencia de unas píldoras que eran capaces de alterar el sexo de una persona y luego volverla a la normalidad sin problemas. Esto me calló como anillo al dedo, podría cumplir mi fantasía y seguir haciéndolo con mi novio, era perfecto. Compre dos píldoras, me costaron un ojo de la cara pero estaba segura que valdría la pena. Luego, le hice a Alan la propuesta, sin embargo no respondió como yo esperaba. Dijo que él no tenía ganas de ser mujer para nada, al parecer su hombría no le permitía abrirse a nuevas experiencias. No tuve más remedio que aceptar lo que dijo, pero ya las había comprado, no iba a tirar todo ese dinero a la basura. Aquí cometí mi primer error, antepuse mi placer ante la voluntad de mi novio, cogí una píldora y la aplasté hasta hacerla polvo, luego eche dicho polvo al café que le preparaba cada mañana y se lo di de tomar. Sabía que lo que hacía era incorrecto, pero también sabía que a él le gustaría la sensación de tener sexo lésbico, solo le faltaba un pequeño empujón. 

Pasó un rato luego de que tomará el café, él seguía como siempre, no parecía haber ningún cambio. Quedé decepcionada, pensé que al moler la píldora anulé el efecto, hasta que él empezó a gritar. Corrí hacia él, Alan se quejaba de dolor y gritaba que su cuerpo le ardía, a tal punto que se cayó al suelo retorciéndose. Estaba muy asustada a pesar de que sabía que esto era por mí, estaba arrepentida. Empecé a notar los cambios, su estatura disminuyó drásticamente, de los 1.85 que medía pasó a ser más bajo que yo incluso. Su cabello crecía a una velocidad extrema, quedando desparramado por el suelo. Sus músculos desaparecían dejando ver ya una figura femenina, con brazos delgados, anchas caderas y un culo mucho más grande que el mío. Desabrochó los botones de su camisa para ver que sus abdominales habían desaparecido, en su lugar se veía un plano abdomen con una pequeña cintura. Y  gritó diciendo que su pecho le ardía, entonces vi como su pecho se inflaba hasta formar dos grandes senos. Sus gritos masculinos pronto se transformaron en los gemidos de una mujer indicando que la transformación estaba completa. 
 

Quedé anonada, mi novio se había convertido en una hermosa mujer. Ya más calmado se paró con dificultad, sus pantalones, que ahora le quedaban anchos, se cayeron dejando ver unas hermosas piernas con unos muslos muy bien definidos. Se le notaba asustado, parecía una niña indefensa que trataba de cubrir sus nuevas partes intimas. Me miró y pude escuchar, por primera vez, su voz femenina -amor ¿Qué me pasó?- dijo bastante nervioso. Le tuve que decir la verdad, él se enojó obviamente, pero lo pude calmar diciéndole que en cualquier momento podía tomar otra pastilla para volver a la normalidad, pero que ahora que tiene el cuerpo de una mujer se de una oportunidad de disfrutarlo. Él aún estaba dudoso, la hombría que aún tenía dentro suyo aún rechazaba la idea. Me acerqué a él, o ella en ese momento, y mis manos fueron a sus nuevos senos, que cabe decir que también era más grandes que los míos, -qué haces- dijo ella y yo respondí -solo déjate llevar mi amor-. Empecé a masajear sus tetas lentamente y a jugar con sus pezones, los cuales empezaban a ponerse duros. Yo era una mujer, por lo tanto sabía como estimular perfectamente a otra, y daba resultado pues empecé a ver como mi novio empezaba a jadear. 

Luego adentre mi mano en su bóxer, ella permanecía inmóvil. Estaba acostumbrada a sentir su pene ahí y masturbarlo, pero ahora solo sentía una vagina completamente húmeda. Pasé mis dedos por el contorno de su vulva y luego los metía dentro poco a poco. Ella empezó a soltar pequeños gemidos los cuales me excitaron aún más. Entonces los roles cambiaron, ahora yo sería la dominante y él o ella la sumisa. Le quite la camisa que aún tenía y baje y tire su boxer, dejando a mi novio completamente desnuda. La eche en el sofá con facilidad y le abrí las piernas dejando expuesta su nueva cavidad. Posteriormente procedí a hacerle un oral, con el cual por fin pude hacer que deje su hombría por un momento, pues empezó a gemir como toda una mujer. Empezamos a tener sexo lésbico, por fin pude cumplir mi fantasía y, como lo esperaba, Alan también disfrutaba sus nuevas sensaciones. 

Eso pasó un viernes, luego del sexo le propuse que se quede como mujer todo el fin de semana para así poder seguir divirtiéndonos, él aceptó. Entonces ese fin semana éramos dos mujeres en el departamento, como su ropa no le quedaba le presta un poco de la mía. Ambas nos la pasamos en ropa interior, y verla usando mis tangas y sostenes era algo que me excitaba mucho. Aprovechaba cada que ponía en manosearla cada que podía, Alan hacía lo mismo. Como dije era como una niña la cual aprendía a dominar su nueva figura, me pedía ayuda hasta para ir al baño, yo la ayudaba sin problema. Y claro ese fin de semana aprovechamos en tener mucho sexo lésbico. Ya era domingo por la noche, y era hora de que tome la pastilla, pues al día siguiente tenía que ir a trabajar. Me sentí algo apenada, pues me gustaría que tenga esa figura un poco más, pero tampoco podía obligarlo. Antes de que la ingiriera le dije que sí le había gustado ser una mujer a lo que me respondió que sí, y que sería divertido volver a intentarlo algún otro día, eso me dio la esperanza de ver a esa despampanante mujer una vez más. La trasformación fue igual de dolorosa que la primera vez según sus palabras, pero mi hombre estaba de vuelta. 

No podía darme el lujo de comprar más píldoras de inmediato, pues su precio era bastante elevado, así que tuve que esperar unos meses hasta volver a juntar el dinero. Pasado ese tiempo pude comprar nuevamente dos píldoras, y él voluntariamente ingirió la primera. Nuevamente pude ver su escultural cuerpo mujer, una parte de mí sentía envidia por sus medidas perfectas, pero mi deseo era superior. Era raro para mí referirme a él como Alan, así que le propuse llamarle Angie mientras sea una mujer, a él no le pareció mala idea y aceptó. Ese fin semana fue mucho mejor que el anterior, pues Angie estaba muchísimo más abierta a cosas nuevas, llegando a dejar que use mis dildos y vibradores en ella. Desde entonces las pastillas funcionaban como una escapada para nosotros. Yo disfrutaba cumplir mis fantasías con la persona que amo y él gozaba de todos los placeres de una mujer. Le gustó tanto que empezó a ayudarme con dinero para comprar más píldoras. Así, ya no esperábamos mucho para volver hacerlo, sino que lo hacíamos una vez al mes, o incluso dos. Gracias a esas pastillas nuestra relación iba para mejor, como Alan ya sabía lo que era ser mujer, él me entendía mejor, nuestra confianza estaba al limite y más allá, el sexo cuando él era hombre fue mucho mejor, pues él ya conocía los puntos sensibles de una mujer, y cuando era mujer pues, no tengo palabras para describirlo. En resumen mi relación y mi vida sexual nunca pudieron estar mejor, al menos hasta ese momento. 


Ya había pasado un año desde que Alan ingirió por primera la vez pastilla, Angie aprendió mucho en ese tiempo sobre ser una mujer, incluso un día cuando se transformó estaba en pleno periodo y la tuve que ayudar a soportarlo. Cierto día le propuse que saliera como Angie a la calle, pues desde esa primera vez siempre la pasó en el departamento. Ella no quería pues se sentía avergonzada, pero le dije que no había problema alguno, para los ojos de los demás ella pasaría como una amiga mía, ella aceptó a regañadientes. Para salir le preste mi ropa,  como siempre, tenemos diferentes medidas así que ella siempre ha tenido incomodidad en usarla, aprovecharía esta salida para comprar algo de ropa propia de Angie. Al salir, Angie caminaba con algo de timidez, ya sabía andar en tacos, pero en ese momento los nervios la hicieron caminar con torpeza. También, como era de esperarse, recibimos varias miradas y piropos de los hombres que caminaban por la calle. Yo estaba acostumbrada a ignorarlo, pero Angie se sentía muy incomoda. Traté de hablarle de otra cosa para que no piense en eso y no lo tenga en cuenta. 

Ya en el centro comercial fuimos por algo de ropa, cuando estábamos en las tiendas me percaté de como el comportamiento de Alan o Angie era muy femenino, en ese momento lo vi como algo bueno y no le tomé importancia. Pasamos horas eligiendo ropa para ambas, al principio yo elegía la ropa de Angie, pero luego ella empezó a elegir por sí misma, debo admitir que tenía un buen gusto, además de que todo lo que se ponía le quedaba bien. Nos encontrábamos comiendo algo en el patio de comida, cuando dos hombres se acercaron a coquetearnos, pensé que Alan los alejaría  pues como hombre siempre hacía eso cuando un chico intentaba coquetearme, pero esta vez se quedó callada muy sonrojada, entonces tomé la iniciativa y la besé, dejando en claro que ellos no nos interesaban. Regresamos a casa y mientras Angie tomaba nuevamente la píldora para ser Alan, yo pensaba en lo ocurrido, ¿a caso el ser mujer estaba afectando el comportamiento y la personalidad de Alan? ¿Podría a llegar a interesarse en los hombres?. 

Esto me dio cierto medio, no quería que mi novio fuera gay y sería lo peor que terminase por meterse con otro tipo. Pensé que lo mejor sería que deje de tomar las pastillas por un tiempo y se lo dije, él se rehusó, me dijo que estuviera tranquila que él siempre estaría interesado en mí, yo sin darme cuenta cree un adicto a esas pastillas o mejor dicho un adicto a ser mujer. El tiempo siguió su curso, él ya no esperaba a que yo compré las píldoras, las compraba por su cuenta y se las tomaba cuando quería. Un día de semana regresaba del trabajo y al entrar a mi habitación vi con terror como Angie se encontraba con una tanga roja, maquillándose. 


Ella se sorprendió al verme, al parecer no esperaba a que llegará tan rápido. Esto me llevó a deducir que quizá él aprovechaba en tomar las píldoras mientras yo no estaba. No le dije nada pues no tenía certeza de que eso fuera cierto, solo me limité a felicitarla pues ya sabía arreglarse a la perfección. Esto no fue lo peor, mi temor a perderlo me obligó a hacer algo que jamás pensé que haría, revisar su celular. Aproveché una vez que él como hombre se fue al baño, dejando el celular al lado mío, nunca le puso contraseña pues confiaba en que yo jamás revisaría su celular, pero tuve que traicionar su confianza y al buscar vi que en su galería tenía muchas fotos de hombres, algunos con ropa, otros con el torso descubierto y otros desnudos. Volví a sentir terror, deseaba incluso que todos esos hombres fueran mujeres, pero no. Al menos me consolaría el hecho de que fuese bisexual, pero tampoco era así. Cuando nos encontrábamos teniendo sexo lésbico nuevamente, noté como ya no gemía como antes, incluso pude notar que fingía muchas veces, tampoco me tocaba como en los primeros días. Como hombre, ya teníamos sexo muy poco y no metía la pasión de siempre, tampoco notaba esa mirada de deseo hacía mí, a pesar de que traté de provocarlo muchas veces. 

Había arruinado todo, había convertido a mi novio en una mujer con todo y su gusto por los hombres, pero ella no me decía nada, quizá para no hacerme sentir mal. Todo era culpa de mi egoísmo, priorice mi placer a sus voluntad, y ahora estaba pagando mis pecados. Pensé en tirar todas las pastillas, y amenazarlo con romper si seguía comprándolas. Pero otra vez estaría imponiendo mis deseos a lo que él quería. Tenía que hacer algo, Alan ahora disfruta ser una mujer, lo notaba, cuando era hombre estaba muy desanimado y cuando era mujer se mostraba muy alegre y llena de vida. Además que gastó todos sus ahorros en comprar más pastillas y en ropa femenina. Angie había reemplazado a Alan pero él o ella no lo quería admitir. Entonces pensé que la ultima muestra de amor que podía darle, sería darle otro pequeño empujón. 

Un día contrate a un hombre, para que hiciera un trio conmigo y con Angie, no le dije nada a ella pues sabía que se negaría, a pesar que ella quisiera. Entonces, como siempre Angie y yo ya estábamos desnudas, besándonos en la cama, cuando el hombre que contraté entró a la habitación, tal y como se lo ordené. El hombre traía el torso descubierto y debajo solo se cubría con un boxer que marcaba su miembro. Angie se sorprendió obviamente y como una niñita asustada se colocó detrás de mí, preguntándome qué ocurría. Yo le dije que  quería que experimente el placer de ser una mujer por completo, y que si no le gustaba no lo volveríamos a hacer. Ella no dejaba de ver al aquel hombre mientras tragaba saliva, al parecer su cuerpo femenino reaccionaba ante aquel semental. Ella aceptó tímidamente y el hombre empezó, en un inicio nos tocaba a ambas, pero cuando tocaba a Angie ella le quitaba la mano o se alejaba. Luego él se bajo el boxer mostrando un enorme pene, listo para que lo chupemos. Invité a Angie a hacerlo, ella se acercó lentamente y con miedo metió su boca solo en la punta. Angie poco a poco iba perdiendo el pudor y terminó por meter todo el miembro en su boca, el hombre la ayudó, moviendo su cabeza, hasta que ella lo hizo por su cuenta, dando así su primera mamada. Luego de eso ella dejó de prestarme atención, sus sentidos estaban enfocados en aquel hombre. Yo le pagué para que se centrara en complacer a mi "amiga", este la besaba y con sus grandes manos estrujaba sus senos y sus nalgas mientras ella lo disfrutaba. 

Yo me paré de la cama y me cubrí con un polo de Alan mientras veía como ella seguía gimiendo mientras el tipo le hacía un oral. Yo asentí mi cabeza, lo que le sirvió al sujeto como señal para empezar a penetrar a Angie. Yo empecé a llorar al verla retorcerse de placer y gritar, entonces dije

-!Angie¡¿Esto es lo que quieres verdad?

Ella reaccionó y respondió

-¿A qué te refieres?

-Quieres a un hombre, no a una mujer - dije entre lagrimas- tranquila es lo común- trataba de sonreír

-No es cierto, yo te quiero a ti solo a ti, no me gustan los hombres.- dijo nerviosa.

-¿Entonces por qué sigues con ese pene dentro?

Ella no supo que responder, el hombre seguía penetrándola y el placer que sentía no le permitía generar una respuesta. Esto era prueba suficiente, abrí la puerta de la habitación y otro hombre que contraté entró. Ambos dominaron a Angie uno estaba debajo de ella penetrando su vagina y otro a su atrás penetrando su ano. Y ahí estaba yo, mirando como mi novio estaba siendo penetrado por dos vergas, mientras gemía y pedía más, confirmándome que lo había perdido para siempre. Antes de retirarme dije: 

-Quiero le den la mejor noche de su vida, te amo Angie y siempre te amaré pero tú no puedes amarme más. 

Dicho esto salí de la habitación y mientras aún escuchaba los gritos de Angie, fui a un bar a desahogarme. Pasé toda la noche tomando y tuve sexo con un tipo del bar, a ver si podía dejar de pensar en Alan/Angie. Al día de siguiente volví a mí casa, no tenía otro lugar a donde ir. Llegué y los tipos no estaban, entré a la habitación y Angie aún dormía, cubierta solamente por esa tanga roja. 


Como desde el inicio se veía hermosa, radiante y sensual. No podía verla más, no soportaría la idea de vivir con ella sabiendo lo que hice y lo que perdí, así que decidí irme, por le momento viviría con una amiga y luego ya vería que conseguir. Aproveché que estaba dormida para meter mi ropa en maletas y algunas cosas esenciales,  pero por accidente dejé caer algo, que la despertó. Ella me vio empacando y me preguntó qué por qué lo hacía, me senté en la cama y ella a mi costado y hablamos. 

yo: ¿Quién eres, Alan o Angie?

Angie lo pensó pero por fin aceptó su realidad: Yo soy Angie, me siento una mujer no quiero volver a tomar otra píldora. 

Yo me limité a soltar una sonrisa, - ¿y puedes seguir viéndome como tu novia?- 

Ella nuevamente tardó en responder, su silencio me lo confirmaba, dije - entonces no tengo nada que hacer aquí- 

Ella trato de detenerme, no quería que me vaya. -Ya no puedo verte como una pareja, pero el amor que tenía por ti sigue siendo el mismo, podemos ser amigas.- 

yo: -Voy a sufrir si sigo viviendo acá y te veo como amiga, por favor, dame un tiempo, hazlo por mí- dije entre lagrimas. 

Ella lo aceptó y me ayudó a empacar, quedamos en que yo me iría y el departamento estaría a su nombre. Le dije que dentro de unos días volvería por las cosas que faltaban y antes de irme ambas nos dimos un abrazo de despedida. Una amiga del trabajo me hospedó en su casa por unas semanas, y aunque prometí regresar a mi viejo departamento  por mis cosas, jamás fui. Angie me llamaba pero no contestaba, incluso me dijeron que fue a visitarme al consultorio pero fingía no estar. Decidí mudarme de la ciudad y rehacer mi vida, logré conseguir trabajo en una ciudad cercana y un departamento más pequeño que el anterior, pero era suficiente para mí. Decidí enfocarme en mí misma, me metí a talleres de arte, al gimnasio, e hice muchos amigos por ahí. Demoré dos años en superar todo lo que había pesado, ya era una mujer nueva, estaba soltera pero siempre aprovechaba en divertirme tanto con hombre como mujeres, mi trabajo iba mejor y siempre me mantenía distraída. Hasta que un día, alguien toco la puerta, no esperaba a nadie así que me sorprendí. Al abrirla la vi nuevamente, a Angie, ya hecha una mujer completo, vestida con unos shorts de mezclilla y un top acompañada de unos tacones no muy alto y un maquillaje leve. Ella me sonrió y yo hice lo mismo. 

Angie: hola

Y yo feliz de verla nuevamente respondí: hola. 

FIN. 





¿Qué creen que ocurra ahora que Angie y Gabriela se reencontraron luego de dos años? 

Espero que les haya gustado la séptima historia, como a mí me ha gustado escribirla. Como siempre no olviden que si tienen alguna idea para una próxima historia o alguna petición, no duden en ponerla en los comentarios, yo trataré de hacerlas lo más pronto posible.

-ValRo

Comentarios

  1. Me encantó la historia, disculpa Val podrías pasarme tu correo, me gustaría decirte algo

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    1. Claro uwu, valro2121@gmail.com
      Estaré esperando tu mensaje.

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  2. Me encantó la historia, fue muy bonita de leer y ojalá cuentes que pasó con ambos 😍

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    1. Puede que en algún futuro haga una especie de epilogo.

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  3. Me encantan tus historias!! soy tu nueva fan

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    1. Eso me motiva a seguir escribiendo más historias uwu, muchísimas gracias

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    2. Si, escribe más por favor. Tienes alguna red social de donde seguirte?

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    3. De momento solo estaré activa por aquí. Cuando use otra red lo avisaré uwu

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  4. Me encantó la historia!! Muy bonita :3 amaría q en la continuación Gabriela con una pastilla se convirtiera en hombre

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    1. Muchas gracias <3
      No tenía pensado hacer una continuación, pero esa idea está demasiado buena como no usarla, ya veremos.

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    2. Ohh sería genial 😍💖💖 muchas gracias!! .. estaré al pendiente :3 .. haces un trabajo maravilloso!! Gracias

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