11- Don Sergio

Era una tarde calurosa, la casa estaba en completo silencio, Adrián, Josep y don Sergio, el padre del primero, se encontraban sentados en la mesa de un pequeño comedor. El ambiente era tenso, la pierna derecha de Adrián no se dejaba de mover debido a los nervios, mientras don Sergio, algo confundido, esperaba a que su hijo hablara. 

-Bien, ¿Qué querías decirme, cachorro?- dijo don Sergio con la intención de aligerar el ambiente.

-papá, yo....yo, no soy como lo otros chicos..- 

-Claro campeón, tú eres especial, eres mi hijo- dijo interrumpiendo al muchacho 

-No me refiero a eso- Adrián tragó saliva y armándose de valor confesó -No me gustan las mujeres, me gustan los hombres, y Josep y yo somos pareja- Dijo agarrando la mano de su novio. 

Fue como si a don Sergio le acabasen de tirar un gran balde de agua helada, su único hijo, al que siempre crio para ser un hombre grande y respetable, resultó ser un marica. ¿En qué se equivoco? ¿Qué pensarían sus compadres? ¿Habrá oportunidad de revertirlo? se preguntaba así mismo, como si la orientación sexual de su hijo fuera una enfermedad. Hubo un nuevo silencio esta vez más amplio, Adrián y Josep aún nerviosos esperaban a que don Sergio dijera algo. Pero no fue así, don Sergio sin decir una palabra, se paró y salió de la casa muy serio. El pobre Adrián, bastante triste por la reacción de su padre empezó a llorar en el hombro de Josep, quien lo consolaba. 

Mientras tanto, don Sergio caminaba por las calles, pensaba en cada momento que pasó con su hijo, siempre intentó enseñarle varias cosas como patear un balón, martillar, taladrar, afeitarse, esperaba que pudiese ser un gran profesional, que encuentre una hermosa mujer y se case con ella para que luego pueda conocer a sus nietos. Pero ahora solo podía imaginarse a su hijo con otro hombre, besándose y llegando a más, sintiendo asco de solo pensarlo. Quiso ahogar esa pena en alcohol, así que se dirigió a su taberna de siempre, una vez ahí bebió y bebió hasta quedar borracho. Ya era muy tarde, su celular estaba lleno de llamadas perdidas de su esposa, él simplemente no quería contestar. Una vez se quedó sin dinero para gastar en el alcohol, salió de la taberna.

No quería regresar a su casa y ver al "maricotas" de su hijo ni comerse el asegurado regaño de su esposa, así que deambuló por la ciudad. Ya varios negocios estaban cerrados, habían pocas personas transitando y escasos autos en las autopistas. Don Sergio seguía caminando sin hasta que en un poste de luz un cartel llamó su atención. -GITANA, CAPAZ DE SOLUCIONAR TUS PROBLEMAS- decía en letras grandes, debajo adjuntaba una dirección. Con la razón bloqueada por el alcohol, el hombre pensó que quizá esta curandera podría ayudarlo con el "problema" de su hijo, sin más, se dirigió a la ubicación que señalaba el papel. 

No estaba muy lejos, no tardó mucho en llegar a una calle muy oscura en donde solo se escuchaban los ladridos de los perros. Don Sergio, no tenía miedo, no llevaba nada de valor, además era un hombre grande y robusto no tenía nada que temer. Siguió caminando, únicamente guiado por la luz de la luna y llegó a un callejón, al final de este había una puerta. El robusto hombre avanzó con cautela, pudiendo ver las ratas que caminaban junto a él. Tocó la puerta, esperando que sea la dirección correcta, y esta se abrió al instante. Todo el lugar daba mala espina, pensó en volver por donde vino pero el alcohol lo hizo aventurarse. Cruzó la entrada y una vez dentro la puerta se cerró, de inmediato unas luces neón se encendieron por todo el lugar, cegando al hombre por un momento. 

Una vez su vista pudo adaptarse vio a una mujer sentada en un escritorio muy viejo, acompañado de varios objetos estrafalarios. -¿Es un poco tarde, no lo cree?- dijo ni bien la vio.


El hombre no  supo que responder, aún estaba sorprendido. 

-¿A qué venido, señor Gonzales?- dijo en un tono serio

-¿Cómo conoce mi apellido?- dijo algo nervioso

-El chiste de la magia es no revelar el cómo se hace, repetiré mi pregunta, ¿a qué a venido?-

Convencido de que esta señora no era una charlatana ni timadora, Don Sergio decidió hablar de su "problema". 

-Ya veo, que desafortunada situación- dijo con un leve tono sarcástico tras escuchar la versión del hombre 

-¿Puede hacer algo? Hacer que le gusten las mujeres, hacerlo un hombre de verdad- dijo don Sergio insistente

-¿Un hombre de verdad?- preguntó alzando una ceja

-Sí, no puedo soportar la idea de que sea una mariquita, seré la burla de mis compadres-

-Pero si tu hijo es feliz siendo homosexual, ¿Qué hay de malo?.

-¡En qué es un hombre y le deben gustar las mujeres, es lo normal¡- respondió el hombre algo alterado.

-Si el tal Josep fuera una mujer, ¿sería normal no?- mencionó la mujer.

-exacto, ¿puedes a caso puedes cambiarlo de sexo?

La mujer soltó una risa y respondió -claro que puedo, regresa a tu casa y mañana al despertar verás- 

-Conviértelo en una mujer hermosa, que ame mi hijo-

-como gustes, solo necesito un poco de tu sangre.

-te daré lo que quieras solo hazlo.

La mujer sonrió y con un pequeño cuchillo hizo un leve corte en el brazo del hombre, de inmediato, el hombre se sintió más mareado, confundido y con la vista borrosa. Antes de desmayarse lo ultimo que vio fue a aquella mujer la cual sonreía. Al parecer aquello fue un sueño, pues con un leve dolor de cabeza Sergio despertó en su habitación, con su esposa Katherine al lado. El intento despertarla como siempre manoseando su trasero y besándole el cuello. Pero Katherine no reconoció en aquellas carisias las manos de su marido, eran unas más pequeñas con uñas largas, decidió voltear a ver que pasaba y lo que vio fue a una mujer tocándola. Inmediatamente saltó de la cama y empezó a gritar. 

-¿Quién carajos eres tú?- gritaba la Katherine exaltada.

Sergio confundido, intento responder -que preguntas mujer, soy ...- de inmediato se detuvo y vio con miedo a su mujer, quien lo miraba como a un extraño. Intento toser para recuperar su voz, -soy, soy, soy- pero seguía saliendo una muy femenina voz. 

-¡Sergio¡ ¡Sergio¡ ven rápido- gritaba la esposa, al tener a una completa desconocida mujer en su cama. 

-¡Yo soy Sergio¡- gritó el "hombre" con su ahora dulce voz.

Adrián, al escuchar todo el escandalo, llegó corriendo a la habitación -¿por qué tanto grito?-

-Esta loca se ha metido a la casa, rápido llama a la policía- respondió su madre 

-No, no, no se los juro, soy yo Sergio- intentaba convencerlos

Adrián se quedó viendo aquella mujer en la cama, extrañamente llevaba solo unos boxers, sin nada más cubriéndole, lo mismo que usaba su padre para dormir. Vio su rostro de miedo y desesperación, y notó en sus ojos algo familiar. El joven detuvo a su madre de llamar a la policía y con cuidado se acercó a la señorita -¿realmente eres tú papá?-. A lo la mujer completamente asustada solo se limitó a asentir con la cabeza. Luego de hacerles varias preguntas, de la cuales solo Sergio podía responder, tanto la madre como el hijo confirmaron que aquella veinteañera era don Sergio. 

-Es increíble, como es si quiera posible que tu cuerpo pueda cambiar así, y no solo eso sino que rejuveneciste- decía Adrián mientras daba vueltas por la habitación. 

-Tenemos que llevarte a un doctor de inmediato- dijo su esposa quien estaba sentada a su lado. 

-Dudo que lo puedan explicar, esto parece un acto de magia- agregó Adrián 

-Eso es, magia- recapacitó Sergio, miro su delgado brazo y se dio cuenta que la cicatriz del corte seguía ahí, infiriendo de que aquello no fue un sueño. Tanto su esposa como su hijo lo miraron confundidos y el agregó -ayer fui donde una especie hechicera, ella debe ser la responsable de esto-. 

-¿Por qué fuiste a una hechicera? - preguntó su esposa.

Sergio evitó responder, de inmediato se vistió se puso una de sus camisas encima y trató de ponerse uno de sus pantalones adjuntándolos con al correa, obviamente, debido a su nueva contextura esta ropa le quedaba mal, pero eso poco le importaba en ese momento. Su esposa e hijo decidieron ir con él y se dirigieron a aquel lugar. Una vez ahí, el ambiente era tan sombrío como lo era de noche, contrario a ayer, esta vez Sergio se sentía completamente pequeño y débil, teniendo miedo de no poder proteger a su familia. Los tres caminaban atentos hasta que llegaron a aquel callejón, Sergio lo reconocía a la perfección. Sergio estaba listo para pedirle explicaciones a aquella mujer, pero, para su sorpresa al final del callejón ya no había ninguna puerta, solo una pared de concreto.

-Imposible imposible- Sergio golpeaba la pared con sus pequeñas manos, intentado que se abra una puerta secreta o algo por estilo -estoy seguro que era aquí- decía desesperado. Su mujer y su hijo al verlo así, no supieron que hacer, sería peligroso estar más tiempo en este lugar, así que solo lo ayudaron a levantarse para regresar a su casa. Una vez ahí don Sergio solo se encerró en su habitación sin querer ver ni hablar con nadie. Adrián buscó en internet alguna enfermedad con estos efectos, pero no encontró nada, luego abandonando su escepticismo buscó hechizos, pero el resultado fue el mismo. 

Don Sergio estaba envuelto por las sabanas, llorando como nunca lo había hecho, Katherine y Adrián lo intentaron animar pero sin éxito alguno. Los días pasaron, don Sergio seguía encerrado en la habitación, no había se bañado en días pues se rehusaba ver su cuerpo, su esposa solo se acercaba a llevarle algo de comer y beber, para ir al baño trataba de hacerlo siempre de pie, para ignorar el hecho de que ahora tenía una vagina, pero solo terminaba por embarrarse las piernas. Las cosas fueron de mal en peor para la familia Gonzales, pues Don Sergio fue despedido por ausentarse por semanas sin justificación alguna. Katherine sin más remedio tuvo que buscar un empleo, para poder mantener a su familia, encontrando uno como vendedora en una famosa tienda.

A pesar de que Adrian entendía por lo que pasaba su padre, estaba ya harto de la situación, sin su madre en casa el tenía que encargarse de todo los labores del hogar, mientras su progenitor se la pasaba todo el día encerrado en su cuarto, se había convertido en un mueble más. Igualmente le apenaba ver a su madre sufrir, cosa que era entendible, pues su esposo ahora era una señorita. Con total seriedad y madurez entró a la habitación de su padre para hablar con él. 

-No puedes quedarte toda la vida así, ya pasaron tres semanas- 

-Claro que puedo, mírame- dijo dándole la espalda 

-Entonces te quedarás como una mujer por lo que queda de tu vida, hasta que envejezcas, ¿es lo que quieres? Podemos seguir buscando a aquella gitana y hacer que te devuelva a la normalidad.

-¿y si no la encontramos?

-tampoco la encontraras tirado aquí.

Luego de un buen rato hablando, Adrián pudo convencer a la cabeza dura de su padre haciendo que por fin se ponga de pie. Antes de partir le pidió que se diese una ducha, pues en realidad estaba en muy mal estado. Don Sergio renegando entró al baño, con mucho pesar fue quitándose la ropa poco a poco, descubriendo primero sus senos. Eran de buen tamaño, no tan grandes como los de su esposa, pero si de uno que resultaba muy agradable a la vista. Se lo quedó viendo un buen rato en el espejo, sin poder creer aún que ahora eran todo suyos. Luego se quitó el pantalón y el boxer, dejando al descubierto su hendidura, esto era lo que más le dolía, no ver nada sobresaliendo en su entrepierna, nada que lo definiera como un hombre. Para no atormentarse más se metió a la ducha y abrió la llave, fue bastante torpe, su cabello largo no dejaba de entrometerse en su vista, sus tetas no dejaban de rebotar con cada movimiento que hacía y su nuevo equilibrio y proporciones hacían que se choque continuamente con las paredes, haciendo que su delicada piel sienta el frio de la cerámica o el vidrio. 


Luego de un buen rato salió de la ducha cubierto por una toalla, su hijo lo esperaba impaciente esperándolo con algo de su ropa, que al menos le quería un poco mejor. Terminado ello, ambos partieron en busca la adivina. Caminaron por horas por la cuidad, buscaban en los postes algún cartel similar al que don Sergio encontró aquella noche, entraban a cada callejón e incluso preguntaban a la gente, pero no tuvieron mucha suerte. Ya cansados y hambrientos, Adrián invitó a su padre a comer a un restaurante. Ya ahí, un camarero bastante atractivo los atendió, mientras Adrián ordenaba, don Sergio no podía quitarle los ojos de encima, era como cuando veía a una mujer con un buen culo por la calle, pero ahora su atención estaba en el rostro del muchacho. Este se dio cuenta y le sonrió, cosa que hizo que don Sergio se sonrojara y le devolviera la sonrisa. Una vez terminaron de comer, el camarero les llevó la cuenta, dejándole su número a aquella "señorita" discretamente. 

Don Sergio decidió ignorar aquello y continuar con su búsqueda, sin embargo, guardó el número de aquel chico, inconscientemente. La búsqueda de ese día continuó sin éxito alguno. Ambos regresaron desanimados y cada quién se encerró en su habitación. Don Sergio se tiró en su cama, solo, su esposa continuaba en el trabajo. Estaba furioso, quería encontrar a esa bruja y obligarla a volverlo a la normalidad, odiaba ese cuerpo tan frágil. 

Entonces vio el pinta uñas de su mujer y como si estuviese hipnotizado rápidamente empezó a pintar las suyas de rojo como si lo hubiese hecho toda la vida. "Aquel chico del restaurante estaba bien guapo además se nota que hace ejercicio...mmm...¿le habré parecido linda? No creo, a quién le gustaría una chica con ropa de hombre...". Se paró de la cama y cerró la puerta con seguro. Se quitó la ropa de hombre que llevaba quedando completamente desnudo y se vio al espejo. Hacia varias poses femeninas mientras contemplaba su cuerpo. 

Acto seguido se dirigió al cajón de ropa interior de su esposa, de donde sacó una tanga blanca y un brasier rosado. "¿Como se me verán a mí?" Se preguntaba mientras se los colocaba muy naturalmente, como una chica cualquiera "Se siente tan suave, realmente me veo bien, mami tiene un buen trasero" pensaba mientras se daba una nalgada. 


"Quizá si me pongo un vestido de Katherine y me maquillo un poco me vería mejor" pensaba hasta que reaccionó. "Por qué mierda me puse esto y me pinte la uñas, mierda mierda", inmediatamente se quitó aquella tanga y el sostén, poniendo su ropa habitual, acto seguido intento quitar todo el esmalte de sus uñas.  Don Sergio no entendía lo que acababa de pasar, era como si hubiera perdido el control de si mismo, actuando como una chica de verdad. Tuvo la teoría de que esto quizá también está empezando a afectar su mente, por lo que encontrar a la bruja era más imperativo que nunca. 

Al día siguiente, nuevamente pasaron horas buscando, dando solo como charlatanes y timadores que no tenían idea de como volver a Don Sergio a la normalidad. "Maldita bruja de mierda, por qué me hizo esto, debo encontrarla rápido antes de que... mi mente cambie por completo, no quiero que me gusten los hombres, no quiero terminar teniendo sexo con uno, ni terminar casándome con un hermoso vestido blanco mientras el amor de mi vida me espera en el altar... mierda mierda por qué pensé eso, debo controlarme."

Cada día Adrián y su padre salían en busca de alguna pista que los lleve hacía la misteriosa mujer, pero también con cada día que pasaba la mente de Don Sergio se feminizaba más y más. Al caminar por las calles veía a las mujeres, pero no para contemplar su cuerpo como antes sino para ver lo que usaban, sintiendo envidia de alguna prendas. Igualmente, cuando pasaban por tiendas comerciales toda su atención se iba a las prendas femeninas, zapatos, maquillaje, muriendo por probarse cada prenda. Había dejado de sentir atracción por su esposa y por cualquier mujer en general, pues él ahora era una. Por el contrario babeaba cuando veía pasar un chico guapo por la calle o cuando los veía modelos y actores por la tv, llegando a tener sueños húmedos con ellos. Incluso llegó a un punto que aprovechaba que Katherine no estaba en casa y Adrian tenía que estudiar en la universidad para coger las prendas de su esposa y ponérsela, pues tenía una necesidad de usar ropa de mujer para sentirse sensual y femenina. "Sé que esto está mal, pero me encantan estas medias resaltan mis piernas, Katherine no aprovecha este conjunto tanto como yo, quizá debería a ese tipo del restaurante y... no no Sergio debes controlarte, mejor me pruebo otro conjunto". 


Pero todo esto lo mantenía en secreto, hacer esto le encantaba pero no lo diría por orgullo y vergüenza de que esposa e hijo lo vieran así. Frente a ellos mantenía su típica actitud masculina y ruda, mientras que en secreto disfrutaba de su feminidad. Adrian y Katherine no sospechaban nada, pues era difícil de creer que alguien como Sergio podía adaptarse a ser una chica. 

Ya había pasado más de un mes desde que Sergio amaneció así, las búsquedas de Adrián y Sergio continuaron sin éxito alguno. El joven aún tenía la esperanza de volver a la normalidad a su padre, mientras que el don cada vez perdía la esperanza, mientras su mente se feminizaba cada  vez más. 

Empezó a salir por su cuenta, mientras su familia no estaba. Con los ahorros que tenía se compró algo de ropa propia pues estaba cansado de usar las antiguadas prendas de su esposa. Caminaba meneando sus caderas atrayendo la atención de muchos hombres en el proceso, eso le encantaba. Era una persona completamente distinta, una chica que quería disfrutar de su juventud. En casa paraba en ropa interior, se maquillaba, se masturbaba, había encontrado los vibradores de su esposa, se parte masculina se sentía mal de descubrirlos pues pensaba que el solo podía complacer a su mujer. Pero, su yo femenino estaba lista para gozar metiendo aquellos juguetes en su vagina. También se tomaba muchas fotos, las cuales enviaba a algunos de sus "nuevos amigos". 

Un día Adrián llegaba temprano de la universidad, estaba emocionado pues encontró un indicio que los podía llevara a aquella bruja. Entro a su casa con la intención de decirle a su padre la buena noticias, así que subió a su cuarto y abrió la puerta. Pero enorme fue sorpresa al  ver a su padre, el hombre que siempre lo cuidó, el que le enseño a usar un afeitador, el que no dejaba de insistirle que encuentre una novia, vestido con una diminuta tanga y un sostén, maquillándose frente al espejo. 

-Papá.....- dijo Adrián con una expresión de asombro

-¡Hijo¡- reacción rápidamente Don Sergio, tratando de cubrir su cuerpo semidesnudo como toda una mujer. 

-¿Por qué, estas haciendo esto?...

Don Sergio no sabía que decir, estaba muy avergonzando vestido apenas con una pequeña tanga ante su hijo.- yo...

-¿No es la primera vez que lo haces no? mamá me dijo que encontraba su ropa fuera de lugar...

Entonces Don Sergio tomó valor -No, lo hago siempre que no están, no se si sea culpa de este cuerpo, de esa bruja o quizá solo soy yo, pero me gusta esto, me gusta ponerme esta ropa, maquillarme, andar en tacones, arreglar mi cabello, masturbarme, me gusta ser una mujer

-¿Eres feliz con eso?

-Sí, soy muy feliz así. 

- Pues entonces está bien para mí. 

De inmediato Don Sergio entendió todo, era la misma situación, cuando su hijo le confesó su homosexualidad él ni siquiera quiso escucharlo, solo se fue, entendió que se equivocaba, que uno no puede mandar en los gustos, estaba muy arrepentido. 

-Lo siento mucho, reaccioné como un idiota cuando me lo dijiste, por favor perdóname

-No te preocupes, ya pasó, lo importante es que ambos nos aceptamos como eso- dijo también entre lagrimas.

Luego de que se calmaran y Sergio se pusiera cubriera con la bata de su esposa, continuaron conversando.

-Entonces,¿ ya no quieres seguir buscando a esa señora? - preguntó Adrián 

-No, me gusta ser una mujer, quisiera quedarme así...

-Bueno, entonces no puedes seguir llamándote Sergio, ¿has pensando en un nuevo nombre?

-Me gusta el nombre Sofía...

-Es un bonito nombre, era confuso decirle papá a una chica de mi edad...

-No sé si pueda seguir siendo un padre para ti en esta forma...

-Seas lo que seas yo siempre estaré ahí para ti, Sofía

-gracias- dijo limpiándose las lagrimas- Me da miedo como vaya a reaccionar tu madre...

-Tranquila, yo estaré ahí apoyándote, le diremos juntos

A Katherine le dolió mucho perder a su esposo, pero al igual que Adrian solo quería que fuera feliz. Con el tiempo empezó a ver a Sofía como una hija y a quererla como tal, así mismo, empezó a salir con un hombre bastante exitoso, rehaciendo su vida. Por su parte, Adrián la dejo de verla como un padre y la contemplo como una una mejor amiga y una hermana. Finalmente, Sofía estaba feliz de que su "madre" sea feliz con otro hombre, y amaba con todo su ser a su hermano y mejor amigo, eran como uña y carne, totalmente inseparables. El joven la presentó con sus amigos, volviéndose Sofía alguien muy popular pues era un chica divertida y coqueta. Varios chicos la invitaban a salir y esta aceptaba, aunque antes pasaba horas con Adrián decidiendo que ponerse. 

-¿Te parece corta la falda? 

-jaja ¿desde cuando eres tan recatada?

-pues no quiero que piense que soy un puta

- ¿y no lo eres?

- ja ja ja que chistoso, dime pues 

-Te ves hermosa y sensual, toda una diosa

-aww gracias Adri

-¿Estas usando esa lencería negra que compramos el otro día no?

-Pues sí, ya sabes en caso de..

-recuerda usar protección, no quiero hermanos jaja

-jaja tranquilo yo tampoco quiero más hijos 

Sofía se encontraba en el parque esperando a su cita, sentada en un banco, con las piernas cruzadas como toda una señorita. De repente, una señora con un rostro familiar, muy bien vestida y elegante se siente a su lado.

-Vaya cambio señor Gonzales, o debería decir señorita- dijo aquella señora. 

-Así que por fin decides aparecer

-Tiempo suficiente para que termine tu metamorfosis 

-Antes te odiaba, pero entendí que me lo merecía, quise transformar a ese pobre chico y...

-Al final el transformado fuiste tú, aprendiste tu lección, si lo deseas puedo volverte a la normalidad.

-Eso me hubiera venido bien hace meses, pero ahora... disfruto esto, la verdad quiero quedarme así.

-Espero que te vaya bien, se una buena mujer

Antes de que Sofía pueda contestar algo, aquella mujer había desaparecido, Sofía quedó confundida pensando en que cosa era en realidad aquella mujer. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos por  su cita quien le traía unas flores. 

Y así es como irónicamente, Don Sergio, un hombre criado a la antigua, se trasformo en una bella señorita. Hoy aún recuerda cuando sentía asco de pensar en la verga de un hombre y solo se ríe pues ahora le encantan. Aquí la vemos con una de sus tantas citas apunto de tener algo de acción. 


Ajoi Ajoi mis amigos, espero que hayan disfrutado de la historia #11, en lo personal es mi una de mis favoritas. Ya se vienen las secuelas de ciertas historias que ustedes votaron y algunas peticiones que tengo pendientes, así que estense atentos. Sin más se despide su escritora anónima favorita, hasta una siguiente historia.

Valro. 

Comentarios

  1. Me encantó la historia, me podrías decir el nombre de la modelo?

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    1. Gracias, y claro, el nombre la modelo es Zlata Sharvarok

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    2. ValRo
      Muy buena historia como siempre tienes muchas sorpresas.....

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    3. Ojalá pronto hagas la continuación de la Competencia dejaste muchas dudas muy interesantes

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    4. ¿Qué dudad tienes con respecto a esa historia?

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    5. Le dirá la verdad a Fabiana sobre su transformación ....
      O se siempre se casará sin decir nada ......

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  2. Ay como amo tus historias 😍❤❤ ame el detalle de q a pesar de q se feminizara al final no dejo de ser el 😍💖 eres la mejor Val 😊

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    1. Hola buenas noches saludos
      Cuando vas a actualizar tu blog....
      Escribes las historias más maravillosas y siempre me encanta leer todas....

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    2. Gracias, Jacg, como siempre tus comentarios me motivan a seguir escribiendo :,)

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    3. De nada 😊 gracias a ti Val :3 ..

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  3. Holaaa en donde andas ya actualizar tu blog
    Ya queremos leer más historias

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    1. De hecho ya está actualizado jeje, espero que te guste la historia #12

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    2. Estuvo muy maravillosa...
      Esperamos tu siguiente historia....
      No dejes tanto tu blog

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