14-Face app

Quizá sea un error generalizarlo de ese modo, pero creo que a todos, ya seamos hombres o mujeres, se nos ha pasado por la cabeza, aunque sea una vez, la idea de cómo sería estar en los zapatos del sexo opuesto. Pues bueno, yo conozco esa respuesta. 

Pero dónde están mis modales, mi madre sin duda me regañaría por no presentarme como es debido. Mi nombre es Renato Ayala, tengo 18 años, recién cumplidos por cierto, y podría decirse que soy un chico como cualquier otro. No soy muy popular, no soy el chico guapo o el gracioso, ni siquiera el torpe pero tierno de las películas, solo soy un chico promedio con una vida promedio. Vivo con mis padres, a los cuales quiero con todo mi ser, y con mi hermana mayor, un demonio salido directamente del infierno para malograr mi vida. Mi familia no es la que más dinero tiene, pero aún así vivimos bastante contentos, sobreviviendo como se puede. El año pasado terminé el colegio, ahora tengo que pensar que hacer con mi vida y cual es el futuro que quiero, lo cual me atormenta. Pero hasta ahí, creo que es suficiente como para que me conozcan un poco.

 

¿Recuerdan qué les dije que recientemente he cumplido dieciocho años? pues es ahí donde comenzó todo. Como era costumbre en familia, mis padres me levantaron a las seis de la mañana para cantarme feliz cumpleaños. Fue un momento bastante lindo, toda mi familia me dedicó palabras bonitas y sinceras, incluso mi hermana ¿pueden creerlo?, así que no faltaron las lagrimas de macho. No esperaba hacer gran cosa por mi cumpleaños, para mí era como un día cualquiera más. Pero mis padres no pensaban igual, me tenían sorpresa. Ellos me entregaron una pequeña cajita, envuelta delicadamente en papel de regalo. Sin tener idea que podía ser empecé a quitar el papel con cuidado, hasta que luego de unos minutos pude divisar que dentro había un celular. 

Emocionado corrí a abrasar a mis padres, agradeciéndoles mucho, sabia que habían hecho un esfuerzo enorme por comprarlo, pues no parecía muy barato que digamos. Ellos solo me dijeron que me lo merecía que lo cuidara bien, cosa que juré con el alma. La verdad necesitaba aquel aparato, el celular que tenía antes era un muy viejo, de esos que aún tienen botones y únicamente sirven para hacer llamadas. Por lo que tener un modelo completamente moderno me hacia feliz, al fin podría estar a la par de mis amigos, que lucían sus celular de alta gama.

La verdad no sabía muy bien como usar uno, al no tener contacto con ella, la tecnología y yo nunca nos hemos llevado tan bien, lo sé lo sé apenas tengo dieciocho y parezco un viejo. Llamé a mi mejor amigo, Luis, contándole muy extasiado la buena noticia. Con la energía que lo caracteriza el llegó rápido a mi casa, con la intención de ver el nuevo aparato. Como el dominaba esas cosas mejor que yo, me enseñó a usarlo y me descargó unas cuantas aplicaciones que me recomendaba. El resto de día fue bastante bonito, fuimos a comer comida marina, cosa que me encanta, y Luis fue de colado por supuesto. Luego fuimos a un jugar bolos, cosa que también era tradición en la familia. Para al final terminar en casa comiendo pastel, en síntesis fue un cumpleaños inolvidable para mí. Pero el día no acabó ahí, eran las once de la noche sino me equivoco, cada quien ya estaba en sus habitaciones. Yo, en lugar de dormir, me la pasé inspeccionando mi celular aprendiendo cada cosa de él. 

No sé por qué, pero en ese entonces la aplicación Face app se puso moda, todo el mundo subía fotos con los filtros que esta brindaba, con barba, más ancianos, más jóvenes he incluso había un filtro que te mostraba como eras del sexo opuesto. Era tal su virilidad que hasta en las noticias hablaban de dicha aplicación, en lugar de hablar de temas un poco más serios y relevantes. Un día Luis me mandó una foto de una chica muy linda, diciéndome que era su prima y que me quería conocer. Yo todo ingenuo caí en su trampa, para darme cuenta luego que esa linda chica era él con el dichoso filtro, se pasó días recordándomelo y burlándose de mí. Y como dice el dicho, sino puedes con ellos, úneteles, y eso hice, me descargue la mendiga aplicación.

Me encerré en mi cuarto y la abrí, como un tonto empecé a tomarme fotos con todos los filtros disponibles. Hasta que llegué al de mujer, raramente al seleccionar ese filtro aparecieron muchísimas más opciones. Era extraño, no recordaba tantas opciones en otros celulares, supuse que era porque descargué una versión más actual o algo parecido. Una de la opciones decía <color de cabello> en las cuales habían varios tonos los cuales seleccionar. Siempre me gustaron las pelirrojas, ese color de cabello me fascinaba, así que sin dudarlo me fui por un tono medio rojizo. Había más opciones como <color de ojos>, <tono de piel>, con las que empecé a describir las características de una mujer perfecta para mí. 

Terminado de seleccionar todo puse aceptar y automáticamente la cámara frontal se prendió y pude ver a través de mi pantalla como mi rostro se trasformaba en aquella mujer a la que acaba de describir. Era increíble el realismo que esta aplicación brindaba, como si de verdad fuera yo aquella mujer. Decidí tomarme muchas fotos con ese filtro, haciendo las típicas poses femeninas que mi hermana siempre realizaba al momento de tomarse fotos, pensaba que con estas podría devolverle la broma a Luis. 

         

Al revisar las fotos me percaté de como el filtro también afectaba mis uñas, pintándolas de un color blanco e incluso me ponía aretes, anillos y hasta cambiaba la ropa que tenía por una femenina. Sin duda, la tecnología era increíble, no tenía idea de que se podía llegar a un efecto tan impresionante y tan aparentemente real. Empecé a mover mi cabeza viendo como la mujer que mostraba la pantalla del teléfono repetía mis movimientos al mismo tiempo. Pero al hacerlo sentía algo raro en los lados de mi rostro y mi cuello, como si fuera cabello. Lleve la mano que tenía libre a quitar aquello que molestaba, pero al hacerlo me di cuenta que era mi cabello el cual no solo había crecido, sino que ahora de color rojizo, el mismo que yo seleccioné. Confundido vi mis manos, descubriendo que también habían cambiado, siendo más pequeñas y delgadas y con las uñas pintadas de blanco. 

Asustado deje mi celular en escritorio y corrí hacía el espejo de cuerpo completo de mi habitación, y al igual que lo hacía la pantalla de mi celular, el espejo solo reflejaba a la mujer del filtro. Dirigí mis manos temblorosas a mi pecho descubriendo que tenía tetas, las apretaba una y otra vez sin poder creer que ahora las tenía. Alcé la polera blanca que ahora llevaba, y al hacerlo me descubrí que ya no traía la camiseta negra que llevaba antes, sino ahora tenía puesto una blusa extraña del mismo color. Mis pantalones habían corrido la misma suerte, los jeans de hombre con los que estaba vestido ahora eran de mujer, súper pegados, dando forma a mis ahora torneadas piernas. Los desabroche de inmediato y los bajé, y con pavor observé como esa extraña blusa también tapaba mi entrepierna ahora completamente plana, sin ningún bulto. 

No sabía que hacer, me senté en mi cama aún con la ropa toda desarreglada a pensar en como volver a la normalidad. En eso lo recordé, fue aquel filtro el cual inició todo, nuevamente cogí mi celular y fui a la aplicación. Pensé que sí el filtro de mujer me hizo esto, quizá con el filtro de hombre volvería a la normalidad, así que poniendo todas mis esperanzas en ello cambié la opción. 

De inmediato cerré los ojos por temor a seguir viendo mi cuerpo de chica en la pantalla, pero al abrirlos nuevamente estaba yo de nuevo, con mi rostro de siempre. Deje el celular en la cama, y revisé todo mi cuerpo para comprobar que todo seguía en orden, todo estaba como hace unos minutos, mis brazos delgados, mi pecho de gato, mi ropa masculina, mi pene nuevamente en su lugar, como si lo de haberme convertido en una chica solo fuese una ilusión. Solté un suspiro de alivio aún tratando de encontrar algún sentido a lo acababa de pasar. Busqué en mi vieja computadora si alguien le había pasado un caso similar usando la aplicación, pero no encontré ninguno. Revisé varios videos de gente usando la aplicación, poniendo especial atención a cuando usaban el filtro femenino. Pero no había ningún cambio en ellos, y los más extraño tampoco les aparecían las opciones que me salieron a mí.

¿por qué me había eso? ¿a caso me estoy volviendo loco? son las preguntabas que merodeaban mi cabeza. Tenía que estar seguro que aquello pasó, pues si se lo contaba a alguien sin pruebas me tomarían como un loco. Entonces decidí coger mi celular, y con algo de medio abrí la aplicación para luego poner nuevamente el filtro de chica. Cerré los ojos y al abrirlos ahí estaba, no estaba loco, efectivamente me había transformado en aquella chica otra vez, con todo y la ropa. Inmediatamente cambié al filtro de hombre y en solo un chasquido era yo nuevamente. 

Repetí el proceso varias veces y en cada uno el resultado era el mismo, con el filtro de mujer me transformaba en una y con el de hombre volvía a la normalidad. Pensé que estaba en tipo de sueño o drogado, nadie en su sano juicio puede tomar como verdad algo así. Transformado por veinteava vez en mujer decidí quitarme la ropa por completo, viendo mi cuerpo femenino desnudo por primera vez. Nunca había visto a una mujer completamente desnuda, al menos no en vivo. Era una vista hipnotizante, un cuerpo femenino perfecto que era de mi posesión, pero no en el sentido que yo quisiera. Por curiosidad empecé a masajear mis nuevos pechos y de inmediato sentí una corriente eléctrica pasar por todo mi cuerpo. 

Pase mis pequeñas manos por toda mi anatomía, tocando mis caderas, mis muslos, mi cabello, mis glúteos, cada rincón. Y al hacerlo sentía el contacto de las yemas de mis dedos con mi ahora muy delicada piel. Eso compraba que esto no era un sueño, si fuera uno sería imposible tener estas sensaciones. La curiosidad y la calentura que sentía ese momento me llevaron a conducir mis dedos a mi entrepierna y lentamente empecé a introducirlos a mi nueva cavidad. Era un placer indescriptible, nada comparado a todas mis masturbaciones anteriores. Mientras mis dedos de la mano izquierda jugaban con vagina, mi mano derecha tocaba mis pechos y piñizcaba mis pezones. Era tanto el goce y placer que estaba experimentando que solté un par de gemidos sin querer. 

Pero tuve la tan mala suerte de que mi madre pasará por mi habitación justo en ese momento, escuchando los gemidos que acaba de soltar. Pensando seguro que estaba con una chica en el cuarto tocó la puerta preguntando qué pasaba. Eso me hizo volver en mí mismo y tomar rápidamente el celular para regresar a la normalidad. Mi mamá insistía y amenazaba con llamar a mi padre si no abría la puerta y ya con mi voz masculina de regreso le gritaba que se calmará, tratando de ponerme mi ropa nuevamente. Ya vestido le abrí la puerta y entró cual bala, revisando cada rincón de mi habitación en busca de aquella señorita que había producido esos gemidos. 

-Yo sé lo que oí, no soy loca, Renato- decía muy alterada. Sin saber que decir y para evitar que arme un escandalo peor dije lo primero que se me vino a la mente -es que... es que ¡estaba viendo porno¡- no me juzguen, ustedes hubieran dicho lo mismo. Luego de una incomoda charla con mi madre logré zafarme de la situación. Aquello había sido vergonzoso pero aprendí varias cosas, en primera esto era 100% real y no un producto de mi imaginación, pues mi madre me escuchó gemir, y en segunda, no era el único en percibirlo. 

Al día siguiente fui más precavido y esperé a que no halla nadie en la casa para usar el app. Quería experimentar y aprender más de ella. Lo primero que hice fue buscar aquellas opciones que me aparecieron la primera vez, pensaba quizá podía transformarme en varias mujeres. Pero dichas opciones ya no salieron, al parecer solo tenía una oportunidad de seleccionar como me quería ver, al menos elegí ser una mujer guapa. Luego, probé otra cosa, era consiente de que transformación también afectaba a mi ropa, pero quería que tan lejos podía llegar. Me probé toda mi ropa y consecutivamente pulsaba el filtro, y como teorice, cada prenda cambiaba. Los boxers siempre se hacía tangas o cacheteros, los sostenes salían de la nada, los shorts se hacía más cortos y pegados, otros simplemente se hacían faldas. El viejo terno que tenía heredado de mi padre, se convertía en pequeño vestido blanco. Incluso los zapatos se ajustaban a mi nueva talla, las sandalias, adquirían un toque femenino y los zapatos de gala se hacía tacones que hacía que me caiga de cara. Conclusión, cada prenda que use al momento de activar el filtro se haría femenina. 

Esto era fabuloso, ahora tenía el poder de transformarme en una persona completamente diferente con solo presionar una opción en mi celular. Pero qué es lo que debería hacer con ese poder, cómo sacarle provecho. Debía contárselo a alguien, pero, si  lo publicaba en redes o me vendrían a robar el teléfono o me obligarían a entregarlo para investigarlo, cosa que no quería. No sé como reaccionarían mis padres, quizás ni lo creerían como yo hace un rato, y mi hermana ni que decir. Solo había una persona en la confiaba lo suficiente como para mostrárselo y al mismo tiempo lograr vengarme de su broma. 

Un día que no había nadie en casa, lo invité a venir bajo la escusa de ver el anime de temporada. El, como siempre, llego cual cohete y nos sentamos a ver la serie. Luego de un rato me paré del sofá, diciendo que iba al baño y por su puesto llevé mi celular. Una vez en la sala de evacuación, abrí el app y como se pueden esperar en un abrir y cerrar de ojos me había transformado en una hermosa mujer. 

Una vez transformado salí nuevamente del baño y mientras el estaba concentrado en el anime yo me senté a su lado esperando a que se percatará. Y no pasó mucho para que girará su cabeza para verme y en lugar de observar a su amigo de toda la vida observó a una sensual pelirroja, lo cual lo hizo saltar de la sorpresa. 

-¿Quién eres tú?¡- dijo bastante nervioso.

Yo, tratando de fingir ser una chica dulce, respondí- Soy Renata, la primera de Renato es un gusto conocerte Luis- y le quiñe el ojo. 

Él estaba sonrojado mientras yo me moría de la risa por dentro. -¿Cómo sabes mi nombre?- preguntó tartamudeando. 

-Pues Renato me ha contado de ti, y por lo que parece eres un chico bastante lindo- dije para continuarle la broma, mientras cruzaba mis piernas. 

Él tomó algo de confianza, sentándose nuevamente a mi lado, no esperaba que hiciera eso. -Tú también eres bastante linda- dijo sonriendo mientras estiraba sus brazos para abrazarme. Quizá la situación se me salió un poco de las manos y pensé qué sería mejor parar antes que pudiesen ganarles las hormonas. Me aleje de él parándome del sofá. -Soy yo, idiota- 

-¿eh?- respondió confundido

-!Soy Renato¡ 

-Oh mierda, que imbécil que soy, era muy bueno para ser real.... ¿Cuánto te ha pagado ese pequeño desgraciado? 

-No me han pegado, te estoy diciendo que soy yo

-Ya no tienes que fingir, ya sé que es una broma, ¡Ganaste Renato¡ ya puedes salir- dijo mientras me buscaba con la mirada. 

-Aish solo mira quieres- sin saber como más convencerlo, saque mi celular del bolsillo y me transformé en su delante. 

-Me estas jodiendo....- fue lo último que dijo antes de caer inconsciente.  

 

-FIN-

Hola hola mis lectores, espero que hayan disfrutado de la historia #14. La idea para esta historia se me ocurrió mientras conversaba con un buen amigo que hice en esta comunidad, creo que el mismo ya sabe que me refiero a él. Tengo planeado hacer esta una saga con varias partes, pero depende si a ustedes les gusta la idea. 

Como siempre, saben que si tienen alguna idea o petición la pueden dejar en los comentarios, saben que con gusto las iré haciendo. Y sin más que decir se despide su vendedora de celulares favorita. 

-Valro.