15- Perspectivas.

Hola hola mis lectores, ¿recuerdan que no hace mucho hice una pequeña encuesta en donde pregunté de qué historias querían una secuela?. Pues pasó algo curioso y hubo un empate en el segundo lugar, por lo que tendrán tres historias secuela, sí que son bastante astutos. Y bueno una de las historias que quedó en segundo lugar es "Inicios" así que, he aquí su secuela. 

Advertencia que esta es una historia bastante larga y con bastantes personajes de otras historias que ya están escritas. Se recomienda que para disfrutar mejor estar lectura previamente hayan leído los siguientes enlaces.

https://amapolatg.blogspot.com/2021/03/9-inicios.html

https://amapolatg.blogspot.com/2021/02/racista.html

https://bodyswapdimension.blogspot.com/2021/03/como-deje-que-esto-pasara.html

Así mismo, he creado una nueva etiqueta para que puedan seguir el hilo de esta pequeña saga "saga de las píldoras". Sin más chamullo, espero que disfruten la lectura. 



Piero y Chip manejaban una camioneta, la cual llevaba un total de cinco cuerpos inconscientes en la parte de atrás. Piero, quién conducía, le reclamaba muy molesto a Chip:

-Enserio eres un idiota, teníamos ordenes claras y por tu culpa todo se fue al tacho.

-Relájate grandote, ¿ya lo solucioné no?.

-El jefe especificó que debíamos capturar a los cinco miembros de la pandilla, y solo llevamos cuatro. ¿Cómo crees que reaccioné cuando le digamos que dejamos, no, que dejaste escapar a uno?.

-te preocupes demasiado, lo que al jefe le importa es tener a cinco bellas señoritas las cuales poder vender. Por eso lo secuestré a él, cuando todos sean mujeres el jefe no podrá saber quien es quien. 

-Si sale mal, y algo le pasa a Jessica te juro que yo seré el que te mate. 

-confía en mí, Piero, créeme que tampoco quiero que le pase nada a esa hermosura. 

Perspectiva de Fabio: 

Por el movimiento y ruido supuse que estaba en una automóvil. Aún estaba aturdido, mis orejas apenas lograban escuchar un molesto pitido. Tenía la cabeza cubierta por un saco negro, el cual no me permitía ver nada. Además, mi boca estaba tapada por un trapo, por lo que ni siquiera podía suplicar que me liberen. Y por si fuera poco, mis brazos y piernas se encontraban atados. Estaba temblando y llorando, pensando en que este era mi fin. Si tan solo me hubiera quedado en casa, nada de esto habría pasado. 

El vehículo donde estaba condujo por mucho tiempo, por horas diría yo. Hasta que por fin se detuvo, entonces mi miedo incrementó, por no saber lo que pasaría conmigo a partir de ahora. Escuché las puertas abrirse y me percaté de que empezaron a cortar las cuerdas que amarraban mis piernas. -De pie caballeros, es hora de mostrarles sus habitaciones- dijo alguien. 

Aún con la cabeza cubierta, un tipo me guío a una especie de habitación. Ahí por fin me quitó aquella capucha y el trapo que me impedía hablar. -Por favor, yo no he hecho nada, libérame- dije de inmediato. Pero aquel enorme y musculoso tipo, que vestía de negro, solo me miro y cerró la habitación sin dirigirme la palabra.

(Imagen referencial de Piero)

Era una habitación sombría, sin ninguna ventana, ni nada que me pueda dar algo de luz natural. Solo había una cama vieja, un inodoro sucio y rejilla que dejaba ver otra habitación idéntica. En ella estaba otro tipo, igual de desesperado que yo, golpeando la puerta y exigiendo que lo liberen. Intente hablar con él pero solo recibí por respuesta un -no me jodas-. 

Perspectiva de Jessica. 

Odiaba hacer esto, pero no tenía otra opción. A pesar de todos los lujos con los que ahora vivía seguía siendo una prisionera de estos sujetos. Si no hacía lo que me ordenaban matarían a Piero, y no podía permitir eso, era lo único a lo que me podía aferrar. Ha pasado mucho tiempo desde que soy Jessica y aún no puedo acostumbrarme a esta vida. 

He visto decenas de hombres transformarse en mujeres, en tan solo minutos. Los he roto mentalmente, modificando su conciencia, haciendo que disfruten y acepten su nuevo sexo. Para que luego puedan ser vendidas al mejor postor o trabajar en el prostíbulo del jefe. Soy un monstros, le hago a los demás lo mismo que hicieron conmigo. 

-¿Por qué tan pensativa, hermosa?- me dijo Piero, mientras me tomaba por la cintura. Me alegraba que ya estuviera aquí, siempre me preocupaba cuando salía, temía que a lo capture la policía o que lo maten. Voltee a darle un largo beso en la boca y respondí -no pasa nada, solo reflexionaba un poco-. 

En eso Chip entra por la puerta, tan impertinente como siempre, con típica postura relajada. -Espero no interrumpir a los tórtolos pero hay trabajo que hacer, las chicas deben estar listas para dentro de dos meses-  dijo mientras se apoyaba contra la pared y cruzaba sus brazos. -Por cierto, Canelita vendrá a ayudarte- agregó. 

Por Canelita Chip se refería a Julia la engreída del lugar. Es la protegida del jefe, y por lo que sé, al igual que yo, ella antes era un hombre que ingirió las píldoras. Realmente era un dolor de cabeza, no la podía soportar, cada vez que venía aprovechaba su favoritismo para hacer lo que quería, arruinando las cosas muchas veces. Incluso la muy perra se pone a seducir a Piero, sabiendo que está conmigo. Por eso al saber que ella estaría aquí puse una cara se seriedad. -jaja tampoco te emociones tanto, bella Jess- dijo Chip al verme. 

El químico nos trajo las píldoras necesarias para hacer el trabajo. Cada vez que veía una pensaba en que pasaría si yo era la que la tomaba. ¿Mi cuerpo de hombre seguiría siendo el mismo? ¿Habría cambiado un poco con los años? ¿Podría tener mi vida de Jeisón de nuevo?. Nuevamente estaba pensativa, hasta que escuché su horrible voz. -Hola chicos, perdón por la tardanza pero me pasé unas horas de más en el salón, deberías ir Jess, se nota que te hace falta- comentó Julia. -También me alegra verte Julia- respondí, fingiendo una sonrisa. 

(Imagen referencial de Julia)

Perspectiva de Fabio. 

Habían pasado horas desde que me dejaron en este lugar. Lloraba en la cama que tenía, pensando en mi madre, yo era lo único que tenía y sin mí no habría nadie para cuidarla. El tipo de al costado mío también se calmó, al parecer después de tanto golpear aquella dura puerta terminó con las manos destrozadas. 

Empecé a escuchar que puertas se abrían, y que hombres gritaban. Era aterrador, imaginaba que nos iban a matar uno por uno, como vacas en un matadero. La puerta del cuarto vecino se abrió, -por favor, haré lo que quieran, pero no me obliguen a tomar esas píldoras, se los suplico- gritaba el tipo desesperadamente. A los dos tipos que vinieron por él les importó poco sus suplicas y se lo llevaron a la fuerza. 

Yo temblaba como nunca lo hice en mi vida, sabía que era el siguiente. Pensaba que aquella píldora de la que hablaba el tipo daría fin a mi vida y luego venderían mis órganos o algo parecido. Los minutos parecían horas, era como cuando era niño y esperaba en una fila la dolorosa inyección. Mi pierna no dejaba de moverse, aquella incertidumbre me estaba matando.

Nuevamente escuche pasos dirigirse a las habitaciones. Desde la rejilla pude ver como aquellos dos sujetos que se llevaron a aquel hombre ahora traían a una mujer semidesnuda, la cual parecía estar en estado de shock. Cada vez entendía menos, quería preguntarle a aquella mujer que pasaba, pero ni bien me acerqué a la rejilla, mi puerta se abrió, había llegado mi turno. 

Suplicaba entre lagrimas que no me hagan daño, pero poco les importo. Ambos me sujetaban de los brazos mientras me dirigían a otro cuarto. Este parecía un laboratorio sacado de una película de ficción. Dentro había dos mujeres, las cuales hacían igual caso a mis suplicas. Me echaron a una camilla en donde mis extremidades quedaron atrapadas por unos grilletes. 

Una de las mujeres se me acercó, tenía una expresión de pena en su rostro, trataba de convencerla de liberarme pero ella seguía en lo suyo. Destapó un frasco, del cual sacó una pastilla, esa era de la aquel hombre hablaba y temía, así que cerré mi boca por completo para no ingerirla. -Abre la boca o ellos te la abrirán, haz las cosas fáciles- dijo la mujer señalando a los tipos que me habían traído aquí. 

Tenia razón, oponerse a ellos era inútil, me di por muerto en ese momento y solo abrí la boca esperando a que no sea muy doloroso. Ella me hizo ingerir la píldora con algo de agua y luego se alejó. Las cuatro personas me observaban como si esperasen a que pasé algo conmigo. Era acto cruel, esperaba con el corazón a punto de salir de mi pecho a lo que creí que era mi muerte, pero para mi buena o mala suerte no fue así. 

Mi cuerpo empezó a arder, tanto por dentro como por fuera. Era como estar dentro de un jodido horno, sudaba a chorros. Escuchaba mis huesos crujir, como si estuviesen rompiéndose o cambiando de forma. No dejaba de gritar del dolor, y esos desgraciados solo miraban sin mover ni un musculo. No pude soportarlo, la agonía era infernal, solo me rendí, pues ni fuerza tenia para seguir gritando y quede inconsciente.

Perspectiva de Jessica. 

-Y ese es el ultimo- dijo Julia, mientras revisaba su celular. 

-Y esta última sí que quedó hecha un bombón- decía Chip mientras aprovechaba en tocarla. -a veces quisiera quedarme una para mi-

-eres un cerdo- le respondió Piero, golpeándolo en la cabeza. 

-No trae el tatuaje que todos los Crips llevan, que extraño..-dije yo, mientras revisaba que todo ande en orden con su nuevo cuerpo.

-Es que no es parte de esa pandilla...- me contestó mi novio - Chip....- agregó mirándolo 

-Eres un soplón- reclamó Chip a Piero - bien, bien, cuando capturamos a las pandilla, un tipo se me escapó. Sabía que el jefe se molestaría si no estaban las cinco chicas así que secuestré al primer imbécil que vi en la calle- contó muy campante. 

-¿entonces es alguien inocente?- dije molesta 

-no te vengas a hacer la digna, haz echo esto muchas veces como para querer hacerte la santa ahora, o ya sé, como no se me pudo ocurrir antes, ¿te hace acordar a ti verdad? - habló Julia con un tono burlesco. 

Molesta me dirigí hacia ella - que seas consentida no te va a salvar de que destroce esa linda boquita tuya, ¿me entendiste perra?. 

Julia solo rio y Piero nos separó -ya está hecho, lo siento por el chico, pero prefiero eso a ver al jefe molesto, será mejor que la vistamos y pasemos a la siguiente fase- dijo me sujetaba. 

El desgraciado de Chip había metido a alguien inocente en esto. Hasta el momento siempre había convertido a criminales o enemigos de nuestra organización en mujeres, eso hacía que mi culpa no sea tanta. Pero hacerle esto a alguien que no se lo merece, me convierte en el mismo monstro a los que yo tanto odiaba.

Perspectiva de Fabio. 

Luego de lo que creí fue mi muerte, desperté nuevamente en aquel cuarto. Poco a poco abría los ojos mirando al techo, sintiendome extraño, el cuarto parecia haber crecido un poco. Estaba calmado en lo que cabe, no había rastro de aquel dolor infernal de hace un rato. Parecía que todo estaba en orden, hasta que baje mi mirada y lo primero vi fue dos tetas saliendo de mi pecho, cubiertas por un sosten negro. Solté un gran grito que solo incremento mi sorpresa, pues no salió la voz a la que estoy acostumbrado sino la de una mujer. 

Me senté en la cama donde estaba y descubrí que todo mi cuerpo se había transformado. Ahora tenía busto, una cintura pequeña, caderas anchas y hasta una vagina. Como si hubieran quitado mi cerebro y lo hubieran transportado al de un cuerpo diferente. Temblando tocaba cada parte de mi nueva anatomía. Hasta que desde la rejilla la mujer que vi denantes me habló. 

-¿te diviertes?- preguntó ella.

(imagen referencial de la chica de la celda)

-¿qué es lo que me pasó? ¿Por qué soy una chica? 

-idiota.... te dieron a tomar las píldoras al igual que a todos.

-¿píldoras?- pregunté con miedo

-se nota que no sabes un carajo de esto, esos hijos de puta tienen unas píldoras que pueden cambiar tu sexo, eso te dieron a ti, a mí y al resto de mis amigos

-espera, entonces ¿eres el tipo que golpeaba la puerta?

-era, ahora tengo una estúpida vagina y unas enorme tetas con un culo gordo- renegaba el tipo o la tipa. 

-¿por qué nos hicieron esto?

-Nos hacíamos llamar los Crips, nos venimos muy arriba y creímos que podríamos hacerle competencia a él. Pero como hace con todos sus enemigos, nos secuestró y no hizo esto... creí que eran solo leyendas de drogadictos pero..- sujetaba sus pechos- era verdad...

-pero que tengo que ver yo en esto..

-supongo que solo estuviste en lugar equivocado y en el momento equivocado, chico.. 

Luego de decir eso la mujer trató de cubrir su exuberante cuerpo con las sabanas que tenia y se echó sin volverme a dirigir la palabra. Era mucha información para procesar, me transforme en mujer por culpa de una puta pastilla y ahora estoy a merced de una organización criminal. Parecía estar dentro de la historia de alguien con serios problemas. Hice lo mismo que la mujer de al lado y cubrí mi cuerpo con las sabanas para tratar ignorar que ahora era una chica por completo.

A las horas, mi puerta se abrió nuevamente, pero también pude escuchar como el resto de puertas también se abrían a la vez. Esta vez no entraron aquellos hombres, sino una de las mujeres que estaba en laboratorio. Era la morena, la cual tapo la rejilla que me comunicaba al cuarto de al lado. Sin parecer tener malas intenciones se sentó a mi lado. 

-¿cómo estas? - preguntó cínicamente 

-¿cómo quieres que esté? Me secuestraron y me hicieron esto, vete a la mierda- dije liberando toda mi frustración contra ella. 

-comprendo, el idiota de mi compañero cometió un error, pero no te preocupes yo puedo ayudarte pero tienes que prometerme nada de esto a nadie- me dijo con un tono calmado.

-claro claro no le diré de esto a nadie, solo devuélveme a la normalidad y déjame salir- dije alegre. 

-bien- sacó otro frasco de su bolsillo con más píldoras -si la tomas volverás a la normalidad- dijo ofreciéndome la pastilla.

A pesar de que la rejilla estaba tapada, escucha los gritos de varias mujeres. Tenía mis dudas sobre si tomar nuevamente otra píldora, pero decidí confiar en aquella chica de apariencia amable y la consumí de inmediato. -bien hecho, iré a alistar todo para llevarte a casa, tú solo espera tranquilo a la transformación- terminó de decir eso y nuevamente cerró la puerta. 

Sentía un gran alivio, pensé que aquella pesadilla había llegado a su fin, quería ir con mi madre y abrazarla como nunca, pero todo fue una mentira. Empecé a sentirme raro, pero no era nada parecido a lo que pasó en el laboratorio. Era algo distinto, mi entrepierna me cosquilleaba, con una sensación parecida a la de querer miccionar. Empezaba a agitarme y jadear, tenía mucho calor, tanto que quité las sabanas que me cubrían.

Pero no era suficiente, quité el sostén que traía como pude, dejando mis nuevos pechos al aire. Mis pezones estaban duros, los toqué por curiosidad y pude sentir su nueva sensibilidad. Era un placer adictivo, tanto que no podía dejar de masajear mis tetas. Estaba perdiendo el control sobre mi mismo, esa píldora que acaba de tomar tenia la culpa, era una trampa. Traté de detenerme pero no podía estaba muy excitado. 

Baje el pantalón y la tanga que llevaba viendo mi vagina muy húmeda. Ya sin pensarlo, empecé a acariciar su contorno, sintiendo un chispazo eléctrico recorrer por todo mi cuerpo. No pude resistir más e introduje mis dedos a mi vagina, mientras soltaba mis primeros gemidos. -Hija...ahhhh.. de...ahh.. puta- maldecía a aquella mujer mientras me masturbaba con una de ellas. 

Pero mis dedos no lograban calmarme necesitaba más. Y para mi desgracia la puerta se abrió nuevamente, pero esta vez entro un hombre, uno muy guapo, con el torso semidesnudo. El solo estaba ahí parado mientras me veía. Mi mente trataba de resistirse, pero mi cuerpo pedía a gritos a ese hombre, lo necesitaba. El hombre cerró la puerta nuevamente, dejándonos a los dos solos en la habitación. -yo no haré nada hasta que tú me lo pidas preciosa- dijo sonriéndome. 

Estaba hipnotizado, mis ojos no se desprendían de aquellos pectorales y de aquel abdomen bien marcado. Nunca me gustaron los hombres pero aquel tipo hacía que la piel se me erice. Aún me resistía, mi hombría trataba de aferrarse. El tipo vio esto y solo se bajó los jeans, quedando en bóxer. Podía ver su pene marcarse en la prenda, haciendo que me excite más, yo quería ese pene. 

-¿por qué me hacen esto?- dije mordiéndome los labios involuntariamente.

-porque queremos sacar a tu putita interior, vamos sé que lo quieres solo pídelo- dijo mientras tomaba su pene. 

-mmmmm sí lo quiero- dije muy despacio.

-perdón no te oí bien- respondió él

-¡¡qué sí lo quiero!!- grité desesperado 

-¿qué quieres?- preguntó sonriendo

-tu pene, ¡quiero que me folles con tu pene!

Al escuchar el de inmediato se acercó a mí y empezó a besarme. La sensibilidad de una mujer era increíble, de solo besar mi cuello me producía un éxtasis indescriptible. Su boca pasó por todo mi cuerpo, por mis tetas, mi cintura, mis muslos, mi trasero, mientras yo solo me dejaba llevar por él. Me echó en la cama nuevamente y delicadamente abrió mis piernas. Puso su cabeza entre ellas y pude sentir como pasaba su lengua por el contorno de mi vulva. 

No pude evitar soltar gemidos mientras me sujetaba fuertemente de las sabanas, esto era superior a cualquier mamada que me novia me hacía. El tipo pasó un buen rato metiendo su lengua en mi vagina, mientras yo no hacía nada por detenerlo. Luego sacó su cabeza y cogió su miembro al cual acercaba a mi vagina. -¿lo quieres dentro preciosa?- dijo sonriendo. Era igual de desgraciado que todos, me quería humillar más de lo que ya lo estaba. Pero en ese momento, yo sí lo quería -por favor ya métemelo- suplicaba.

Él me obedeció y lentamente introdujo su pene en mí. Sentí un gran dolor en un inició, como si estuviera rompiendo en dos, pero era un dolor placentero un dolor que estaba dispuesto a sufrir. Empezó penetrándome lento mientras masajeaba mis pechos y me besaba. Yo solo gemía, aunque por dentro me avergonzaba de gozarlo. Seguidamente, empezó a acelerar al punto que el choque de nuestros cuerpos parecían aplausos. En ese momento no importaba nada, incluso llega a pensar que si eso se siente ser una mujer podría quedarme así por siempre. Tuve varios orgasmos, pero el tipo seguía y seguía, no se por cuanto tiempo estuvimos teniendo sexo. 

Hasta por fin dijo que se iba venir, sacó su pene de mi cavidad y lo puso al frente de mi boca. Como si fuese un instinto empecé a mamársela, disfrutando el sabor de su pene caliente, tratando de llegar a lo más profundo de él. Hasta que se corrió en mi boca y yo me trague todo, hasta la ultima gota. 

Una vez terminamos él se vestía nuevamente mientras que yo estaba en la cama sin poder moverme. -eres increíble preciosa, si quieres volver a verme solo has lo que te dicen- dijo eso, me dio un beso en el cachete y se fue. Luego entro aquella mujer que me engaño mirándome con una expresión de burla. 

-vaya vaya, alguien se ha divertido- 

-eres una maldita, ¿Qué me pasó? Perdí el control‐ 

-esa píldora es un invento reciente, aumenta tu lívido a niveles extraordinarios, es decir, te vuelve una bestia sexual por un buen rato. Yo también la he probado, ¿se siente espectacular verdad?- 

-hija de puta!- intenté pararme para golpearla  pero las piernas me dolían tras el sexo.

-jajjaa dudo que camines en un buen rato después de esa cogida, bienvenida al mundo de las mujeres querida- dijo abriendo nuevamente la rejilla y saliendo de la habitación. 

Sin nada que poder hacer solo seguía en la cama, pensando en lo acababa de pasar y en como me comporté. Aún podía sentir el sabor del semen en mi boca y garganta trate de obligarme a vomitar para sacarlo, sin mucho éxito. Ver mis piernas temblorosas solo me hacían recordar como deje que me metieran un pene y como yo pedía más. 

Perspectiva de Jessica. 

Eran las cuatro de la mañana, observaba a las cinco nuevas chicas desde las cámaras instaladas en sus habitaciones. Una se masturbaba, al parecer no pudo resistirse a sus nuevo lívido, siempre había una que se adaptaba fácilmente. Pero mi atención estaba en aquella pelirroja. Ella dormía en posición fetal, abrazando sus piernas, igual a como yo dormía cuando estaba ahí. Comprendía bien como la estaba pasando, cambiar de sexo contra tu voluntad es algo difícil a lo que adaptarse. 

(Imagen referencial de Jessica)

-¿No es muy temprano para que estés despierta?- dijo Piero desde la cama. 

-No podía dormir... -le respondí

-¿qué pasa? Conozco esa expresión en tu rostro -dijo mientras se sentaba en nuestra cama.

-¿algún día podremos salir de esto?¿Tener una vida normal sin temor a ser arrestados o morir en cualquier momento?- dije yo

-hace unos años era una chica asustada, pensaba que iba morir en una de esas asquerosas celdas. Luego me transforme un hombre, quería acabar con mi vida. Pero estabas tú, me diste una razón para no hacerlo. Nunca salimos de este infierno y no sé si algún día llegaremos a hacerlo, pero, el pensar que algún día seremos libres y podremos ser felices juntos alejados de esto me hace querer seguir adelante. 

Conmovida por sus palabras, me acerqué y lo bese dulcemente, mientras me echaba a su lado -te amo- dije mientras lo abrazaba. -te amo- respondió él mientras me sujetaba por la cintura. 

Perspectiva de Fabio

-¿woo enserio hiciste eso?- preguntaba asombrado desde mi cama. 

-jaja sí, la vi cerca ese día, la policía nos rodeaba y no teníamos otra opción- respondía Mario desde el otro lado, muy orgulloso de lo que me contaba. 

-No sé si te moleste la pregunta, pero ¿nunca pensaste en dedicarse a otra cosa? en lugar de ya sabes ... ser un criminal.- volví a pregunta con mi voz femenina. 

Mario guardó silencio por unos minutos, pensé que lo había hecho enojar, hasta que respondió -siempre quise ir a bellas artes jajja pero mira como terminé, supongo que yo me merezco mi destino- dijo con una voz quebradiza. 

El tiempo encerrado en esta prisión era sumamente aburrido, no había otra cosa que hacer en lugar de dormir, comer o ir al baño. Por ello, trate de hablar con el tipo de al lado, al principió me ignoraba pero luego empezó a contestarme. Hablamos por un buen rato yo le contaba mi vida y el la suya. Su nombre era Mario y sin duda era alguien que merecía estar preso, pero no creo que sea una mala persona, solo no tuvo las misma oportunidades que todos. 

-Pero tú no te mereces esto- agregó él con su femenina voz- eres un buen chico y enserio lamento que te hayan metido en esto- luego de decir empezó a llorar. 

-igual no es tu culpa, creo que solo tuve mala suerte- dije yo, para después también empezar a llorar. 

-jajjaja mierda, nos estamos volviendo todas unas niñas

-Digamos que son las hormonas jajjaa

Ambos terminamos riendo y a la vez llorando, tratando de encontrar algo de divertido en este infierno. 

-perspectiva de Jessica- 

La fase 1, que consistía en transformar sus cuerpos, estaba lista. Ahora teníamos que transformar sus mentes, y Julia y yo seriamos las encargadas de ello. No quería trabajar con aquel chico inocente, pues me haría pedazos la conciencia. Sin embargo, la desgraciada de Julia me lo encargó y no tuve más opción que aceptar. 

Entré en su habitación mientras Julia entraba a la del lado. Le ordené venir conmigo, cosa a la que no puso resistencia, y lo conduje hacia lo que llamábamos "cuarto de feminización A". Teníamos dos cuartos para enseñarles a las nuevas chicas todo sobre ser mujeres, o al menos lo que nos interesaba que aprendieran, uno era el A y o el otro el B, Julia entró al B con la otra chica, que parecía mas rebelde. 

Entramos al cuarto, cerré la puerta, y lo primero que ordené fue que se desnudara. Ella muy tímidamente se desabrochó el sostén y se bajo el pantalón y la tanga que llevaba. Luego la mandé a entrar a la ducha y ahí le enseñé los jabones y shampoos que debía utilizar como mujer. Ella obedecía sin ninguna objeción, cosa que me sorprendía, normalmente ponían algo de resistencia. 

Una vez terminó de bañarse le demostré como envolver su cuerpo con la toalla y la dirigí a una mesa llena de maquillaje y con un gran espejo. Era la primera que veía su rostro luego de la transformación, se notó impresionada, no debajo se pasar sus manos por su cara o su cabello mientras lagrimas caían de sus ojos. 

-entonces... me obligaran a ser una mujer.. ¿por qué? Mínimo ten la decencia de decirme lo qué harán conmigo- dijo con un tono molesto. 

Debía mantener mi autoridad, era algo que Chip me enseñó, ellas no pueden verte débil o irán en tu contra, así con total seriedad respondí - tú y las otras chicas serán vendidas a un millonario excéntrico que busca cinco esposas que lo complazcan. 

-¿y tú estás de acuerdo con eso? ¿Enserio lo vale todo ese dinero?- 

-No lo hago por dinero- respondí

-¿Entonces qué? ¿Lo disfrutas?

-Claro que no... él tiene amenazado a alguien importante para mí....

-Ayúdanos, juntos podremos salir de aquí, por favor - suplicaba sin moverse desde la silla. 

Fue como un deja vu, era la misma escena de hade dos años, cuando le rogaba ayuda a aquel doctor que también estaba amenazado. Pero eso no terminó bien, el doctor murió y yo sigo atrapada aquí, simplemente no había escapatoria.

Entonces me di cuenta que había mostrado fragilidad y debía corregirlo. Así que saque el arma que tenía en mi cintura y le apunté. 

-Solo hablarás cuando yo te diga que lo hagas, harás lo que yo te diga que hagas, eres reemplazable así que no tendría problemas en dispararte.

Gracias a ese amenaza ella dejo de hablar y solo se quedó temblando en su silla. Las siguientes horas me la pasé enseñándole múltiples cosas, a secar su cabello a usar el labial, el rímel y las sombras. Así mismo le enseñé a usar diferentes conjuntos de lencería. Debo admitir que de verdad era una mujer hermosa.

Una vez terminado todo lo que le tenia que enseñar por ese día, le di nuevamente aquella píldora excitadora e hice pasar al tipo que la follaría otra vez. El truco era enseñarles el placer femenino, para que se vuelvan adictas a él y no quieran volver a ser hombres jamás.

Perspectiva de Fabio.

Había contado ya un mes medio, aproximadamente, desde que llegué aquí y cada minuto que pasa pierdo la esperanza de poder escapar. Todos los días es lo mismo, me dan de comer, me llevan a aquel cuarto donde esa mujer me enseña cosas féminas y luego tengo sexo con cualquier hombre que entre a la habitación.

He tenido que aprender a la fuerza muchas cosas. Para empezar ahora me dicen Flavia, y tengo que que referirme a mi misma como mujer o si no soy castigada con fuertes choques eléctricos. Luego, he aprendido a maquillarme, tal y como siempre vi a mi madre hacerlo. En cierta parte me alegraba tener algo en lo que entretenerme, a pesar de que eso quebraba más mi hombría. De la misma forma aprendí a pintarme las uñas y andar en tacones. Me acuerdo como esa mujer me obligo a no comer hasta que pudiese caminar bien con ellos. Igualmente con la ropa, diariamente me veo forzada a usar diferentes conjuntos lencería, faldas y shorts cortos, blusas súper escotadas y diversos vestidos. 


Pero no sé si el sexo fue lo mejor o lo peor. Al acabar cada sesión con la mujer, ella me obligaba a tomar la condena pastilla que me hacía excitar a niveles exorbitantes. Luego entraba un hombre solo en bóxer y yo no podía evitar comportarme como una sumisa delante de él. Era penetrada todos los días, por cada uno de mis agujeros y en cada una de las poses. Pero lo peor fue empezó a gustarme, esperaba con muchas ganas que las sesiones acaben y venga un hombre a follarme. Cuando estaba en mi celda necesita una verga conmigo, pero solo podía consolarme masturbándome. Y cuando lo hacía me daba cuenta que ellos ya estaban ganando. 

Pero no fui el único en cambiar, Mario o María, como la debía llamar ahora, fue la que más sufrió con todo esto. Ella era más rebelde que yo, muchas veces trató de escapar y golpeaba o arañaba a los guardias, por lo que siempre era castigada. Todas las noches la podía escuchar gritar mientras era electrocutada o violada. Hasta que llegó un punto en creo que no pudo más, tantos castigos quebraron su mente e identidad y pasó de ser aquel hombre rudo y rebelde a una señorita muy femenina y cachonda. 


Parecía ya no importarle volver a ser un hombre, gozaba de ser una mujer. Antes me hablaba para contarme sus hazañas como criminal o todas sus aventuras con mujeres. Pero ahora me habla de los vestido que usa y de todas la vergas que se come diariamente. Me daba pena ver en lo que se había convertido, y temía que en poco terminaría como ella. Pero María se veía feliz y había dejado de sufrir, por momentos se me pasaba por la mente rendirme y aceptar mi nueva vida como mujer, pero simplemente no podía, no podía darles ese gusto. 

Perspectiva de Jessica. 


-Mmmm eso mis niñas, lo están haciendo excelente- Decía Chip mientras recibía un mamada de Nicol y de Clarissa, dos de las chicas que mejor se han adaptado al entrenamiento, no queda ningún rastro de los hombres que fueron ahora son dos obedientes mujercitas. -Como adoro mi trabajo- agregaba él. 

-¿Y bien?- dije yo mientras veía la asquerosa escena con los brazos cruzados. 

-Pues ellas están perfectas, sin embargo creo que hay una que aún pone resistencia ¿no?- respondió él mientras seguía jugando con las mujeres. 

-No falta mucho, déjamelo a mí- le dije sería. 

-Ya se acaba el tiempo y sabes como se pondrá el jefe si es que el trato sale mal- 

-Lo sé, déjamelo a mí- volví a repetir 

-¿No te quieres unir a nosotros?- dijo con su maldita sonrisa mientras las chicas que le terminaban de quitar la ropa. 

-Idiota- dije mientras salía de la habitación y cerraba la puerta con fuerza, mientras que Chip empezaba su trio con las dos nuevas mujeres. 

Solo quedaba una semana para entregar a las chicas a su comprador, cuatro de ellas, los cuatros pandilleros, habían sucumbido por completo. Se comportaban como autenticas mujeres y disfrutaban de serlo. Pasaron con éxito la prueba de fidelidad, esta consistía y dejarles el camino libre para escapar, o hacerles creer eso, pues si lo intentaban un grupo de hombres las estaría esperando para devolverlas a su celdas.  La cosa es que ninguna de las cuatro lo intentó, en su lugar se arreglaron y fueron a buscar a los chicos para tener algo de sexo. No hay duda que María, Nicol, Clarissa y Sara estaban listas, pero aún quedaba una. 

Flavia, o Fabio como se llamaba antes, era un caso difícil. Pasó correctamente todos los entrenamientos femeninos, dominaba bastante bien vestirse, maquillarse y todo lo demás pero no parecía disfrutarlo como las otras chicas. Lo mismo con el sexo, el resto de chicas había dejado la pastilla excitadora desde las tercera semana, pues por sí mismas estaban dispuestas a tener sexo. Sin embargo, Flavia aún la requería porque sin ella ponía resistencia. Jamás en mi "trabajo" había tardado tanto en que una chica se acostumbre, en ese momento no quise darme cuenta pero había sido muy blanda con ella porque me recordaba a mí. 

-Perspectiva de Flavia 

Muchas cosas habían cambiado en estos días. Todo se volvió mucho más duro para mí, mis entrenamientos femeninos eran más largos y cada vez que cometía un error era electrocutada. Me maquillaba con las manos temblando por miedo a equivocarme y recibir una fuerte descarga. Así mismo, era la única que se mantenía en su celda, el resto de chicas ahora tenían la libertad de salir cuando quieran de sus habitaciones, menos yo. Felizmente María, a pesar de su cambio, siguió siendo mi amiga y siempre pasaba a la mía a hacerme compañía. Ella siempre me recomendaba dejar de resistirme y solo dejarme llevar pues eso solo empeoraría las cosas.

Entonces, después de mucho pensarlo me decidí, dejaría de poner resistencia y me convertiría en la mujer que ellos querían que sea, pues pensaba que ese el único camino. Pero antes de eso tenía que hacer una última cosa como Fabio. Faltando ya unos días para lo que ellos llamaban el "gran día" yo me encontraba con la que era mi entrenadora, como siempre ella veía como me maquillaba y vestía. Ese día realmente disfrute hacerlo, después de tanto tiempo entrenando en esto era gratificante verme hermosa en el espejo gracias al maquillaje o verme sensual gracias a la lencería. 


-Hoy si te has esmerado, parece que hoy si quieres comer- dijo la mujer.

-Sí, a partir de ahora intentaré ser la mejor mujer que pueda ser 

-Ya era hora, enserio eso hará las cosas más fáciles para todos- dijo aliviada

-Lo sé, ¿puedo pedirte un favor?

-No creo que en tu situación tengas el derecho a pedirlo, pero has sido buena alumna así que dime-

-Antes de que me vendan, quisiera ver por ultima vez a mi madre aunque sea de lejos, no es necesario  acercarme- dije con unas cuantas lagrimas en mis ojos, que esparcían el maquillaje. 

Luego de que dije eso aquella mujer se quedó completamente callada, se dio media vuelta y se limpio el rostro, como si también estuviese llorando. No me respondió, solo se fue de la habitación y al rato un guardia vino para llevarme a mi celda, en ese momento supe que ver a mi madre sería imposible. Una vez en mi oscuro cuarto lloré como nunca, haciendo que horas de maquillaje se vayan al tacho. Y de tanto llorar solo me quedé dormida. 

No sé muy bien a qué hora sucedió todo, pero mientras soñaba mi puerta se abrió. Muy confundida me preguntaba qué me harían ahora, pensaba que me castigarían por lo que le dije a mi entrenadora. Sin embargo, entró a mi celda aquel tipo que me trajo a ella por primera vez. -Vienes conmigo- dijo con su grave voz y me cogió fuertemente de mi delgado brazo para llevarme con él. Yo solo preguntaba a dónde iríamos pero él simplemente me decía que me callara. 

Seguíamos caminando por los oscuros pasadizos hasta que nos cruzamos con él, le decían Chip, parecía estar a cargo de todo esto. Él se nos quedó mirando, en especial a mí, podía sentir su mirada por cada parte de mi cuerpo. 

-¿A dónde van?- preguntó con una sonrisa.

-¿A dónde vas tú?- respondió el hombre que me sujetaba.

-Pues me entraron unas ganas de divertirme con Nicol, esa mujer es una bestia en la cama - terminó de decir eso y se acercó a mí y sujeto mi mentón -¿Ahora sí me puedes responder a dónde van?- volvió a preguntar mientras me miraba a los ojos fijamente, yo no podía evitar temblar del miedo. 

El tipo guardó silencio por un momento pero luego dijo -Quiero divertirme un rato con esta, desde que se transformó me ha vuelto loco-.

El tal Chip solo rio y agregó -vaya vaya don perfecto le pondrá los cuernos a la preciosa Jessica, uno no termina de conocer bien a las personas, pero tranquilo te has vuelto como mi hermano así que yo no diré nada, diviértete grandote-

Entonces Chip le dio unas palmadas en la espalda y siguió su camino hacía las celdas de las chicas. El tipo me seguía llevando del brazo. -¿enserio vamos a hacerlo?- dije temerosa, pero él no respondió. Caminamos un poco más hasta llegar a otra habitación, y al entrar vi que mi entrenadora nos esperaba.

-¿Tienes todo listo?- dijo él 

-Sí, logré trucar las cámaras pero no tardará mucho para que se den cuenta y ya coloqué el plan B- respondió ella

-¿qué está pasando?- pregunte muy nerviosa, pues no entendía nada. 

-Pasa que nos vamos - respondió el tipo mientras cargaba su pistola. 

-Toma esto- agregó la mujer ofreciéndome una píldora 

Desconfiaba un poco de sus intenciones, no sería la primera que me engañaban con salir de aquí. Aquella vez pasó lo mismo y solo terminé siendo follada. Pensaba que era otra trampa y que esta era otra píldora excitadora que me haría tener sexo con aquel tipo.   

-No tenemos todo el día- dijo la mujer algo exaltada - si salimos contigo como mujer todos se darán cuenta, en cambio como hombre pasarás desapercibido.  

La mujer me miraba a los ojos mientras seguía teniendo la mano extendida, supongo que en ese momento vi sinceridad en sus ojos, por lo que cogí aquella pastilla y me la tomé. Cerré los ojos con miedo a que me hayan engañado, pero contrario a lo que pensaba empecé a sentir los mismos dolores de mi primera transformación. Ellos me pusieron un trapo en la boca para que mis gritos no se escuchen por toda el lugar y no llame la atención. Hasta que luego de cinco minutos volví, volví a tener mi cuerpo de hombre. 

(Imagen referencial de Fabio)

Aún tenía la ropa de mujer puesta, pero mi cuerpo había vuelto a la normalidad. Era extraño, después de pasar tanto tiempo como una chica se me hacia poco familiar no tener senos y vagina y en su lugar tener de vuelta mi miembro. El sujeto me dio algo de ropa para cambiarme y luego me dio un arma -si tenemos que disparar, disparamos- dijo él, y yo solo asentí con la cabeza. Así, los tres salimos del cuarto devuelta a los sombríos pasadizos. 

Teníamos que actuar con normalidad, por lo que vi eran las tres de la mañana, ellos dijeron que la mayoría del personal dormía pero siempre había algunos haciendo guardia, por lo que no tendríamos que llamar la atención. Pasamos nuevamente por las celdas, pues teníamos que cruzar ello para llegar a la salida. Escuchamos a una chica gemir, supuse que eran Nicol y Chip divirtiéndose como él había dicho. Todo iba de maravilla hasta que pasamos por la celda de María y en eso pensé que ella o él también merecía ser libre. 

Les pedí que me dieran unos minutos y ellos aceptaron a regañadientes, la mujer me dio otra píldora, pues sí venía con nosotros también tendría que tomarla. Entre en a su cuarto y estaba ella, durmiendo solo con un hermoso conjunto de ropa interior. La desperté moviéndola y ella como era de esperarse no me reconoció, pensó que era otro guardia que quería algo de sexo con ella así que gustosa quiso quitarme la ropa, pero la detuve explicándole quien era.  


-¿Flavia? pero qué haces así, si te descubren te van a castigar horrible.

-Lo sé, por eso me largo de aquí, ven conmigo, tomate esta píldora, vuelve a ser un hombre y al salir podrás cumplir tu sueño de ir a la escuela de arte. 

María solo me miraba, triste y confundida -Ya no hay lugar para mí afuera, creo que ahora pertenezco aquí, me gusta esta vida- 

Intente convencerla lo más que pude, no quería que se quedará en un lugar como este para ser vendida pero el tiempo pasaba y el otro hombre tocaba la puerta en señal de que debía apurarme. 

-¿Estas segura de esto?- 

-Sí, voy extrañarte, fue divertido hablar contigo- 

-Yo igual, espero que podamos volver a vernos algún día-

-Trataré de darles más tiempo- 

Dicho nos abrazamos y salí junto con María de la habitación, ella se fue a distraer a los guardias coqueteándoles, mientras nosotros aprovechamos en salir. Pero cuando todo parecía ir en orden, de acuerdo al plan y los tres teníamos la esperanza de salir de este infierno, ella nos esperaba ahí, justo en la entrada, aquella mujer que me engañó la primera vez, Julia. 

-¿Van a una cita romántica?- dijo apuntándonos con su arma  

Yo furioso intente dispararle antes de que pudiese reaccionar, pero fui interrumpido por una voz que ya conocía, el hijo de puta de Chip.

-¿En serio? después de todo lo que pasamos juntos, ¿nos pensaban abandonar así? rompen mi pequeño corazoncito- dijo él mientras también nos apuntaba por detrás.

Los tres estábamos callados, mientras el continuaba hablando - ¿en serio pensaste en que me iba comer esa mentira de que te ibas a cogerte a la pelirroja? si que son idiotas nunca aprenden que en este juego de ajedrez ustedes son simples peones, ahora quiero que dejen sus armas en el piso lentamente y las pateen hacía nosotros.- sin más opción hicimos caso. 

-Sabía que tarde o temprano intentarías algo Jessica, pero no espere que lo hicieras tan tarde, mi papi está en camino y se va a alegrar de ahora tener 7 putitas las cuales vender- dijo Julia burlándose.  

Era el fin, lo sabía, todo esto había en sido en vano o al menos eso creí hasta que Jessica dijo -yo, aún no he terminado-. Ni bien dijo eso, presionó un botón que tenía consigo el cual hizo explotar una parte del lugar. La explosión nos dejó a todos aturdidos pero sirvió para distraer a Julia y a Chip, entonces aprovechamos para atacarlos, Piero se lanzó donde Chip a golpearlo, mientras que Jessica y yo inmovilizamos a Julia. El resto de guardias, alertados por la explosión ya estaban llegando al lugar así que teníamos que partir rápido. 

Piero abrió la puerta y salimos, pero justo cuando él iba a hacer lo mismo, Chip con la poca fuerza que le quedaba le disparó al estomago, para luego quedar inconsciente en el suelo. Sin embargo Piero siguió y nos dirigimos hacía el vehículo que tenía preparado. Jessica estaba muy alterada, le gritaba a Piero que aguante mientras empezaba a manejar a toda velocidad. El resto de vehículos tenían las llantas pinchadas, para que no nos sigan. Yo desde la parte de atrás veía como Piero perdía bastante sangre y por más que hacía no podía evitarlo, sabía que no faltaría mucho para que muera desangrando. 

-Jessica...- decía él muy débil. 

-¡Cállate! llegaremos a un hospital cercano- gritaba a ella mientras manejaba a toda velocidad. 

-!Jessica¡ - gritó él, con las ultimas de sus fuerzas.

De inmediato Jessica detuvo el auto en medio de la oscura carretera y se bajo para ver a Piero. 

-Supongo que se acabó- dijo él mientras la tomaba de la mejilla.

-Es mi culpa, lo siento, lo siento- lloraba ella desconsoladamente.

-No no, tú me liberaste, ahora ya no estamos dentro de infierno-  decía mientras pequeñas lagrimas caían de sus ojos. 

-Por favor, no me dejes, eres lo único que me queda. 

-Yo siempre estaré contigo, tienen que irse ya o los alcanzaran- 

-NO TE DEJARÉ AQUÍ

-Escúchame, no hagas que esto sea en vano, vete mientras puedas. 

-Te amo- dijo Jessica, completamente en llanto

-Te amo- respondió él, cerrando los ojos para siempre. 

Jessica lloraba desconsoladamente sobre el cuerpo de Piero, yo solo observaba la triste escena. La ayudé a dejar su cuerpo en el desierto que nos rodeaba y luego conduje el auto mientras ella seguía llorando en la parte de atrás. 

Conduje por horas hasta que llegamos a la ciudad, ahí le propuse ir donde mi madre a lo que ella accedió. Después de casi dos meses la pude volver a ver, y le di el abrazo más largo que le había dado en toda mi vida. Le conté todo con lujo de detalles y ella de inmediato nos dijo para ir con la policía. Entonces Jessica la detuvo diciendo que la policía era corrupta y solo empeoraría la situación. Cada día ambos tomábamos una píldora cambiando de sexo múltiples veces, así sería mucho más difícil que nos sigan el paso, sin embargo no tenía muchas y llegaría el momento en que tendríamos que elegir con que sexo nos quedaríamos. También, Jessica fue recogiendo en varios puntos varias bolsas de dinero que Piero había dejado estratégicamente para cuando escapasen, sin duda lo habían planeado muy bien. 

No era seguro quedarse en el país y mucho menos en la ciudad, teníamos que irnos. Jessica decidió compartir el dinero conmigo, pues según sus palabras era demasiado para ella sola. Ella decidió irse por su cuenta, le dije que se quedará con nosotros, pero dijo quería un tiempo a solas pero que estaríamos en contacto. Sin más se fue, no sin antes dejarme la ultima píldora que quedaba. Podía tirarla y seguir mi vida como hombre o podía tomarla e iniciar una nueva como mujer. Lo pensé bastante y a las finales, la tomé, después de todo lo que viví necesitaba un reinicio. 

Entonces me convertí en Flavia nuevamente, solo que ahora sería una mujer empoderada e independiente y no una puta. Con el dinero que me dio Jessica salí junto con mi madre del país y abrimos un pequeño restaurante madre e hija en el extranjero. Nos iba bastante bien, mi madre cocinaba mientras yo atendía a los comensales. Ahí conocí a un chico guapo con el que estoy empezando a salir. A veces Jessica me escribe y hablamos por un rato, pero luego vuelve a desaparearse, enserio espero que se recupere y este mejor. Han pasado meses y no he tenido noticias de aquellos sujetos y espero jamás tenerlas, solo deseo que María esté bien. Ahora estoy muy emocionada, pues abriremos otro local así que estoy súper arreglada para la situación, tal y como Jessica me enseñó. 


FIN.
FIN
FIN
FIN
FIN
FIN
FIN
FIN
FIN
FIN
FIN
FIN



-Entonces no solo dejaste que destruyeran mi principal centro de operaciones, sino que permitiste escapar a dos importantes testigos y a una mujer que estaba valorizada en miles de dólares. 

-Lo siento, señor, no volverá a pasar. 

-Sí, no volverá a pasar - respondió el jefe con su típica seriedad. 

-Yo hablaré con el sujeto, lo convenceré de aceptar a las cuatro mujeres- decía Chip asustado. 

-Descuida, el trató ya se cerró él trato ya se cerró, el se llevará sus cinco mujeres.

-¿Enserio? uff eso me tranquiliza, ¿Quién es la quinta? 

En eso dos hombres fornidos entran a la habitación y sostienen a Chip, el jefe se para de su asiento y solo le responde -tú-.

El jefe sale de la habitación mientras Chip era obligado a tomar de la píldora. - ¡Por favor¡ perdóneme, no le volveré fallar !por favor¡-.

Comentarios

  1. Me encantó tu historia Val, como siempre un gran trabajo, tengo muchas ganas de leer la siguiente

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    1. Cómo siempre una historia..
      Extraordinaria con trama hermoso...
      Cómo siempre esperamos otra historia....

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  2. Wow una gran continuación sin duda :3 .. Flavia pudo salir :3 y Jessica también aúnq sin Piero :( bastante triste, pero muy bonito final ;3 eres increíble Val!! 😍❤

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    1. Muchas gracias, aún quedan muchísimas historias que contar con la pildora

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    2. Oye podría mandar una petición a tu correo

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  3. https://beuniquebodyswapping.blogspot.com/2021/06/contracted-change-7.html

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  4. Una nueva historia
    Estamos ansiosos esperando más historias
    De esta escritora

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  5. Ya ValRo actualizar tu blog por favor

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    1. Jaja me alegra tu entusiasmo. Más pronto de lo que creen habrá una nueva historia.

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    2. Siii por favor me gusta tus historias..
      Tus fotos

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