16- Ajuste de cuentas


Mírate, así es como terminaste, siendo una hermosa y sensual mujer, mi mujer. Esperándome, mientras únicamente estás vestida con ese bello conjunto amarillo que compré para ti, mostrándome tu enorme y carnoso culo. ¿Así te gustaban no? bonitas, con unas piernas de infarto, con unas tetas enormes y un gran trasero, pues ahora eres una de ellas, todo eso que amabas de una mujer ahora es tuyo. Mira como no puedes despegar tu mirada de mi entrepierna, ¿se te antoja verdad, zorrita?.

Te lo dije, te dije que me vengaría ti y que llegaría el día en que te haga estar de rodillas frente a mí. No sé si ahora seas capaz de recordar quien eras, pero déjame hacerte el favor. Como olvidar el día que nos conocimos, yo era el chico nuevo en la escuela y tú el más popular. Como siempre, a la hora del receso me sentaba solo en una banca, sin amigos con los que hablar, hasta que llegaste tú. Fuiste amable y me ofreciste unirme a tu grupo y yo iluso acepté. Rápido se fue mi ilusión de tener nuevos amigos, pues todo era un engaño tuyo para humillarme y quedar como el gracioso. Me llevaste a una trampa, a un salón vacío, en donde ni bien abrí la puerta para entrar, me cayó un balde lleno de pintura encima. 

Y ojala esa hubiera sido la ultima de tus bromas. Un día después de la clase de deportes, tú y tus amigos tiraron toda mi ropa mientras me bañaba. Me vi obligado a salir desnudo por toda la escuela buscándola, convirtiéndome en el hazme reír. Otro día llenaste mi comida de laxante y me grabaste mientras estaba en el baño, publicándolo en internet. Siempre te reías de mí, me insultabas, me golpeabas, destrozabas mis trabajos, por más que me quejara, no te pasaba nada porque el hijito del director, hiciste de mi vida un infierno. Por ello, cuando nos graduamos juré dentro de mi mismo vengarme de ti, sin importar cuanto me tardaría ni cuanto costaría, mi nuevo propósito sería devolverte todo lo que me hiciste. 

Y ese se convirtió en mi nuevo objetivo de vida, arruinar la tuya. Pase el resto de mi vida estudiando, ingeniería y robótica, ramas que me apasionaban, indague a profundidad sobre el cuerpo y la mente humana, me volví en mejor en ello . Gracias a mí trabajo y esfuerzo me hice de un montón de dinero, pero siempre manteniendo mi perfil bajo. Y en mis ratos libres siempre aprovechaba para pensar, pensar alguna manera de hacerte pagar tus pegados, y de tanto pensarlo se me ocurrió, el ajuste de cuentas perfecto. 

Te espíe por mucho tiempo, sin que te dieras cuenta, vi que conseguiste un buen trabajo, conociste a una mujer y casaste con ella, tuvieron una hija, muy tierna por cierto, se nota que salió a su madre. A ellas no les iba a hacer nada, son inocentes para mí y no me considero un villano, pero para ti, para ti todo iba a cambiar. Memorice tu rutina, sabía a que hora ibas a tu trabajo y a que hora volvías a casa. Sabía que los viernes ibas a jugar billar con tus amigos y luego iban por unas cervezas. De tanto ver tu vida sentí envidia, tenías una vida tranquila, una familia hermosa y unos amigos que te querían, yo nunca tuve nada de eso gracias a ti, no te merecías esa vida perfecta. 

Un viernes, como tenías acostumbrado, salías del billar, te dirigiste al oscuro estacionamiento para conducir tu auto a casa. Pero antes de que si quiera pudieses abrir la puerta, te golpee la cabeza con un duro bate de acero, el golpe fue tan bien calculado para solo dejarte inconsciente y no matarte, pues yo te tenía preparado algo mejor que la muerte. Rápidamente metí tu cuerpo a mi camioneta y partí antes que alguien pudiese verme. Llegamos a mi laboratorio secreto en donde te sede, te amarre a una camilla y empecé con la operación. 

Pasaste semanas inconsciente, semanas en las que te llene de agujas llenas de nanobots, mi más grande creación. Los nanobots se asentaron en cada parte de tu cuerpo y cuando te inyecté los suficientes empecé a modificarte cual niño manipulando un trozo de plastilina. Parecía un dios, rediseñando cada centímetro de tu cuerpo a mi antojo, para volverte exactamente como yo quería que fueras. Cambie tu rostro para que nadie te reconociera, elimine cualquier rastro de barba y bello corporal, hice crecer tu cabello para que adecue a tus nuevas facciones, reduje tu tamaño y tus músculos, te hice desarrollar glándulas mamarias de un buen tamaño, tornee tus piernas, hice anchar tus caderas e hice crecer drásticamente tus glúteos. Incluso te cambié por dentro, dándote ovarios, un útero, trompas de Falopio, etc. Pero lo que más disfrute fue eliminar por completo tu pene, del cual te regodeabas tanto en la escuela, para en su lugar dejar una linda, deliciosa y funcional vagina. 

Luego de largos días, en los que ni si quiera comí, por fin había terminado, había diseñado a la mujer perfecta, eres mi más grande creación, representas uno de los avances más grandes para la ciencia y  solo serás para mí. No podía dejar de ver a la nueva tú, completamente desnuda e inconsciente en la camilla. Tus enormes tetas, tu pequeña hendidura, tus labios me llamaban, y como el enfermo que soy pasé mi lengua por cada rincón de tu nueva forma.  

Sin embargo modificar tu cuerpo solo era la segunda fase de mi plan. Gracias a los nanobots podía modificar tu mente, controlar cada uno de tus movimientos, hacerte creer que siempre fuiste una mujer. Pero eso haría todo menos divertido, quería ver tu reacción, quería verte sufrir. Hice muchos gastos por ti, tuve que sacar tus medidas mientras seguías inconsciente para comprar mucha ropa que pudieras vestir. Fue gracioso, mientras pagaba todo las cajeras decían que tenía una novia muy afortunada, jajá si tan solo supieran. No solo fue la ropa, pase días enteros comprando zapatos, joyas, maquillaje, todo lo que una mujer como tú pudiera desear.

Cargué tu delicado cuerpo desnudo a la que sería nuestra habitación, una vez ahí te vestí con una tanga, sostén y medias de cuero, te veías de infarto. Y entonces vendría la mejor parte, la parte en donde despertarías y verías tu nuevo cuerpo. Me dirigí al cuarto de las cámaras, en donde, con palomitas en mano, esperaba ansioso ver tu reacción. Con solo presionar un comando en mi celular despertaste, para ti no pasó mucho tiempo, solo fue como siesta, pero en realidad habían pasado meses. Mirabas a tu al rededor confundido, sin saber en donde te encontrabas, bajaste tu mirada y lo primero que viste fue tu nuevo busto sobresalir de tu pecho. -Carajo- gritaste de inmediato, pero lo hiciste con una voz muy suave y delicada. Pero la mejor parte fue cuando llevaste tu mano por debajo de tu tanga, solo para descubrir que ahora tenías una vulva. 

Gritaste por ayuda, llamabas desesperadamente a tu esposa, pero nadie fue por ti. Sin más remedio trataste de ponerte de pie, caminabas muy torpemente, sintiendo a tus caderas moverse contigo y la tanga perderse en tus nalgas. Te dirigiste a la puerta de nuestra habitación, con la intención de salir y buscar alguna explicaciones, pero lamentable para ti la cerré con llave. Luego fuiste hacía las ventanas, seguro pensabas que por ahí podrías salir, pero solo te diste cuenta que estábamos en el penhouse de un enorme edificio. 


Sin más opción, continuaste gritando desesperadamente, no quería que tu bella garganta se lastime así que decidí que era momento de intervenir. Abrí la puerta de nuestra habitación y después de tantos años nos vimos las caras nuevamente. No me reconociste en un principio, eso me puso más furioso de lo que ya estaba, al menos esperaba que la culpa te hiciera acordarte de mí. Asustado me pedías explicaciones, me decías todo lo que ya sabía, que eras un hombre, que tenías una familia y no que no tenías idea de lo que te había pasado. Yo solo sonreía mientras tu continuabas hablando. Me senté en nuestra cama, con el celular en mano, y como villano de película te conté quién era y cada parte de mi plan. 

Tardaste tiempo en procesar todo, es comprensible, pues eres una mujer bella pero no muy brillante. Y cuando por fin entendiste todo, tu rostro de confusión pasó a ser uno de enojo e ira. Me insultaste e intentaste golpearme como lo hacías antes, pero ahora había un pequeño detalle, ya no eras tan fuerte. Así que solo sujete tus delgados brazos con facilidad y luego te empuje al piso. Sin embargo, tu nueva fuerza no era lo único que tenías en tu contra, ahora yo era tu dueño y tú me tenías que obedecer. Presione en mi celular unas cuantas opciones y automáticamente te pusiste en cuatro para mí, mostrándome la hermosa figura que te di. 


No entendías que pasaba, por más que lo intentaras tu cuerpo no te respondía, lo que único en lo que aún tenías control era en tus palabras y solo porque yo así lo quise. Seguías insultando como una perra rabiosa pero yo solo me acerqué a ti y empecé a manosear tu delicioso trasero, sin que tú pudieses nada para evitarlo. Metí mis dedos dentro de tu tanga, sintiendo tu estrecha vagina la cual se empezaba a poner humada. Tus insultos de convirtieron en suplicas, pedías que paré, pero yo solo metía más profundo mis dedos. Mientras jadeabas pedías disculpas, te tratabas de excusar en que solo eras un adolescente estúpido, diciendo que todas inocentes bromas de colegio. Incluso me ofreciste mucho dinero con tal de que pare y te devuelva a la normalidad. Pero era inútil, toda mi vida estaba destinada a este momento. 

Luego de varios minutos jugando con tu vagina, no pude esperar más, tenía el miembro a punto de explotar. Así que me desabroché el pantalón, lo baje junto con mis boxers, mostrándote mi miembro. Cogí nuevamente mi móvil y tu empezaste a entender lo que hacía con él, gritabas que me detenga mientras yo sonría escribiendo tu nueva orden. Deje el aparato nuevamente en la cama y como la perrita que eres te acercaste gateando hacía mi verga y sin pensarlo dos veces te la metiste a la boca. Era la primera mamada que recibía, y que tú me la hicieras lo hacía el doble de excitante. Ambos nos mirábamos a los ojos, tú solo llorabas era lo único que podías hacer, pues empezaste consiente de que así serían el resto de tus días. Hasta que sin más, me corrí en tu pequeña boca y tú como buena esposa te tragaste hasta la más última gota. 


Luego de ello, salí de la habitación, encerrándote nuevamente y devolviéndote el control de tu cuerpo. Trataste de escupir todo el semen que acababas de tragar, continuaste gritando maldiciéndome y pidiendo ayuda. Pero eso solo era música para mis oídos.

El siguiente fue igual de divertido, hice que te colocaras un conjunto mucho más pequeño y humillante.


Solo para luego hacerte modelar y bailar para mí, luego te llevé  a la cocina y te ordene hacerme un delicioso platillo, pues era tu deber como mi nueva esposa. Era la primera vez que me sentía en compañía de alguien, por primera vez en mi vida era feliz. La comida te salió deliciosa, aunque bueno, técnicamente todo es gracias a mí. Comimos juntos mientras yo acariciaba tu muslo, tal y como siempre vi en las películas. Luego nuevamente fuimos a nuestra habitación en donde me diste una mamada por segunda vez. No tuvimos sexo, por más que lo deseara, mi prioridad era romperte a tal punto que seas tú misma la que me suplique por mi verga, sin necesidad de usar los nanobots, y si pude esperar años puedo esperar un poco más. 

El tercer día casi me engañas, ni bien te abrí la puerta corriste a besarme sin que tuviera que ordenártelo. Te comportaste como toda una mujercita, poniéndote la ropita que te deje, siendo cariñosa, haciéndome la comida. Te subestimé demasiado, llegué a pensar que te habías adaptado rápidamente a tu nueva vida. Pero tú nunca cambiaste, era otro de tus engaños. Me hiciste creer ello, para que cuando estuviese distraído y confiado pudieras correr hacía mi celular y así librarte de mi control. Pero para sorpresa tuya, yo soy más inteligente, ni bien lo quisiste tomar una corriente eléctrica pasó por todo tu cuerpo, haciéndote caer al suelo.  Sabía que podías intentar algo parecido así que programé a los nanobots para electrocutarte en caso tomes mi celular o quieras herirme. Ese día una fuiste muy desobediente por lo que tuve que castigarte como la niña malcriada que eras. 


Después de tanto espiarte sabía lo mucho que te gustaba jugar al billar. Así que armé un cuarto exclusivamente para ello, para que aprendieras a que puedo ser piadoso contigo si te portabas bien. Pero eso sí, mi juego mis reglas y como eras mi mujer jugarías únicamente en ropa interior. Debo admitir que fue una muy buena idea, pues mientras tú te inclinabas para dar golpe a las bolas yo disfrutaba de la hermosa vista. Así mismo decidí hacerte una apuesta, si tú me ganabas te dejaría volver con tu familia, pero si yo ganaba me tenías que hacer una mamada. Fue divertido ver lo mucho que te esforzabas para poder irte, pero yo hice un poco de trampa con los nanobots sin que te des cuenta y terminé ganando. Fue curioso, no aceptaste tu derrota y apostaste una y otra vez, por muchas noches más, no sé si fue porque en realidad creías que tenías oportunidad de ganar o porque sabías que perderías y solo querías chuparmela más veces. 


Tengo que admitir que me llegaste a dar pena, verte todas las noches llorar en la cama diciendo que extrañabas a tu familia o verte con la cara triste mientras cocinabas o limpiabas me daba lastima. Así que como un acto de piedad, decidí darte la oportunidad de que vieras a tu ex familia por última vez. Te dije que te pusieras bonita, que te arregles por tu cuenta si querías verlas. Sin necesidad de usar los nanobots obedeciste e hiciste todo por tu cuenta, te pusiste un bonito vestido rojo que, como toda tu ropa, resaltaba tu figura, te maquillaste por ti sola y te pusiste unos zapatos de tacón que combinaban.


Entonces salimos, sabías que no podías intentar escapar ni pedir ayuda porque te programe para no hacerlo. Caminabas súper femenina, agarrada de mi brazo, orgullosa del alto de tus tacones y moviendo tus sensuales caderas. Todos los hombres nos miraban, yo era la envidia de ellos pues tenía a mi lado a una hermosa mujer a la cual no dudaba tocar en público. Me sentía orgulloso de tenerte como mi trofeo, soñé con eso por mucho tiempo, debiste sentirte muy humillado ¿no es así?. Entonces llegamos a la escuela de tu ex hija, justo a tiempo a la hora en la que tu ex esposa pasaba a recogerla. Te dije que podías ir a hablar con ella por última vez, pero eso sí, lo ibas a hacer como la mujer que eres. Te amenace con hacerles lo mismo que te hice si escuchaba algo sospechoso y luego deje que fueras mientras te esperaba con los brazos cruzados. 

Te acercaste a tu esposa y ella te vio como una extraña, le dijiste que eras otra madre que esperaba recoger a su hijo y empezaron a hablar hasta que los niños salieran. Aprovechaste en preguntarle como estaba ella y tu hija, ella respondió que estaba triste por la desaparición de su esposo. Sé las muchas ganas que tenías de decirle que eras tú, pero simplemente no podías, todo por el bien de ellas. Le diste un último abrazo, sintiendo como tus tetas ahora chocaban con las de ella, ella no supo como reaccionar y solo te alejo. Le dijiste que se cuidará mucho y que cuide bien a su hija para luego volver a mí cubierta de lagrimas. 

Tenía que educarte, igual que una mascota, dándote recompensas cuando te portabas bien y castigándote cuando te ponías rebelde. Había muchas maneras de sancionarte, el control de los nanobots abría muchas posibilidades, además de dejarte sin comer y electrocutarte. Podía obligarte a darme una mamada como siempre, nalguearte hasta dejar tu trasero rojo por la marca de mi mano, o obligarte salir a la calle usando unos vestidos súper cortos, para que aguantes la mirada y piropos de los hombres. Sin embargo mi manera favorita de humillarte era hacerte bailar como toda una profesional en el tubo que compré para ti. 

                     

Pero en cuanto a las recompensas, solo había una cosa con la que podía engreírte, darte la oportunidad de ver a tu familia. Me dijiste que me obedecerías en todo si yo te dejaba ver a tu familia aunque sea una vez a la semana. Como dije, no me considero un villano, así que accedí, así que cada martes te dejaba ir, eso sí siempre vigilando cada cosa que decías y hacías. Pero parecía que ya sabías tu condición, por lo que nunca intentabas nada, solo ibas a la escuela de tu hija para ver como jugaba en el patio de juegos o espiabas de lejos a tu esposa, que triste. 

Pasamos más un año así, debo admitirlo, eras un tronco duro de romper, por más que intentaba te aferrabas a tu masculinidad y en ver a tu esposa y a tu hija, parecía ser que era lo único que te mantenía cuerdo. Incluso me hiciste considerar la idea de modificar tu memoria para hacer las cosas más fáciles. Sin embargo, ocurrió algo que ni yo mismo calculé, un factor importante que no tuve en cuenta en mis ecuaciones. Un martes como de costumbre, observabas la entrada de tu antigua casa desde el auto que te preste con la intención de ver a tu hija y esposa llegar. Pero ese día viste a una persona más acompañarlas, un hombre. Él sujetaba la mano derecha de tu hija, mientras que tu ex esposa la otra, y ambos la mecían, sin duda era una tierna escena familiar. Viste como la niña estaba muy feliz, como si ya no le importara que su padre haya desaparecido. Pero lo peor para ti fue sin duda ver como tu ex mujer, la que considerabas como el amor de tu vida, besaba apasionadamente aquel hombre mientras este la tomaba de la cintura, de la misma forma que tu lo hacías. 

Supongo que eso terminó con la poca hombría que te quedaba, saber que ahora  tu familia tiene a otro hombre, un hombre con el que tú ya no podías competir. Desde ese día algo cambió en ti, ya no te podías sentir como un hombre, ya no servías como uno, decidiste aceptar tu nuevo rol como hembra y entregarte por completo a tu feminidad. Desde ese día, te maquillabas, te ponías te sensual lencería acompañada de tacos altos por tu cuenta, sin necesidad que te lo ordene. Te esmerabas en limpiar todo el lugar, en cocinarme y en bailarme. Cada vez lo hacías mejor y pude ver como empezaste a disfrutar hacerlo. Cuando jugábamos al billar ya ni lo intentabas, de frente te ponías de rodillas y empezabas a mamármela con desenfreno y no solo ahí, también lo hacías cuando trabajaba o veíamos alguna película, se había vuelto tu vicio. 

Tardé exactamente dos años con cinco meses, pero lo conseguí, te convertí en una completa mujercita. No había ni un ápice de aquel hombre que me torturó en la primaría, solo había una hermosa y sensual fémina. Te expresabas y comportabas como toda una señorita, siempre pendiente de tu maquillaje y siempre usando ropa sensual que deje ver al mundo tu figura. Siempre engriéndome con besos y caricias, cocinándome y limpiándome casa, siempre buscando un momento para poder llevarte mi pene a tu boca, era perfecto. No tenías más propósito en tu nueva vida que verte hermosa y complacerme. 


Y esa transición de bully, padre de familia y hombre a mi bella y sensual mujer se selló cuando tu misma me esperaste en nuestra habitación, vistiendo una sensual lencería, que escogiste especialmente para ese día, el día en que ambos perdimos nuestra virginidad, yo como hombre y tú como mujer. Ni bien entré a la habitación quede maravillado con la vista, tú esperándome mostrándome el hermoso culo que te di. Sin dudarlo me acerque a ti y empecé a acariciarte, pero tomaste la iniciativa y me tiraste a la cama y empezaste a desvestirme desesperadamente con tus pequeñas y lindas manos. Y entonces lo hiciste, sin tener que pedírtelo te subiste a mi verga y empezaste a mover sensualmente tus caderas, como la diosa que eras. Y al verte así, encima de mí, gimiendo como toda una mujer, me di cuenta de que mi venganza estaba completa. 


Y así es como acabaste mi viejo amigo, convertido en mi bella esposa ¿Qué opinas?.
 
-No importa quien era mi amor, ahora solo sé que soy tu mujer y me encanta serlo.

Eso es mi niña, ahora continua chupándomela. 

Y mientras ella continuaba su trabajo, me puse a pensar, ahora que cumplí mi venganza ¿Qué sigue? ¿Cuál es mi nuevo propósito? ¿Solo vivir una vida normal con la mujer que acabo de crear? ¿Solo debía conformarme con eso? ¿Desperdiciar toda mi inteligencia y tecnología en aquello? Creo que puedo hacer más, quizá este sea solo el inicio, quizá ella sea la primera de muchas mujeres de las que puedo crear. Eso es, ya sé en que usar mis dones, seré un vengador, un héroe, aquel que limpié las calles de todas esas lacras que arruinan mi bella ciudad. Pues ahora tengo el poder de un dios. 

-CONTINUARA(?)

Hola hola mis lectores, espero que hayan disfrutado de la algo perversa historia #16. Si quieren ver posibles continuaciones solo déjenme saber su apoyo en los comentarios y yo con gusto lo continuaré. Como saben estoy en clases y estoy algo sobrecarga de trabajos así que espero su comprensión con la  frecuencia de las historias, cuando tenga un tiempito libre escribiré tal y como ahora. Y con eso y un biscocho, hasta la próxima a las ocho. 


-ValRO.



Comentarios

  1. Me encantó Val, obviamente tienes todo mi apoyo para una continuación, y no te preocupes por tus trabajos, terminarlos y luego escribe, con tan buenas historias podemos esperar

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    Respuestas
    1. Esperamos que pronto termines tu carga de estudios...
      Y nos siga dando más tiempo con tus historias.....

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    2. Gracias Jess, me alegra que te haya gustado uwu

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    3. Una historia con mucha pasión y lo importante con cada detalle...

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  2. ValRo siempre haces historias muy hermosas con mucha pasión......

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  3. q buena historia¡¡ .. sin duda bastante perversa :3 aunq al menos la dejaba ver a su familia :3 .. ojala les puedas dar continuacion¡¡ .. animo con la escuela Val :3

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  4. Joder, como me encantó esta historia, escribes muy bien 😅

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