17- Es lo que un hombre hace - Primera Parte

"La familia siempre será la mayor prioridad, y yo como hombre tengo la responsabilidad de proveer. Y lo haré a pesar no sea apreciado o respetado, simplemente lo soporto porque es lo que un hombre hace" me repito esa frase cada día para convencerme de lo que hago es correcto. De seguro piensan que, por lo que acabo de decir, soy un ladrón o un asesino a sueldo. Por favor no crean eso, no sería capaz de hacerle daño a alguien o hacer algo ilegal. 

Mi día empieza a las 6 de la mañana, me levanto y veo la foto de mi esposa fallecida, la cual yace en la mesa de noche al lado de mi cama, le digo buenos días, tengo la creencia de que dónde esté, me está escuchando y dando ánimos. Me doy un rápido lavado de cara y voy a despertar a mis hijos, Adrían de 8 años y Camila de 6, les digo que se arreglen y se preparen para la escuela y mientras ellos hacen eso preparo el desayuno y sus loncheras. Una vez todo listo, los acompaño a su colegio y siempre me despido de ellos con fuerte abrazo. 

Regreso a mi casa y aprovecho la soledad para dormir un rato, después de todo mi trabajo es casi siempre nocturno. Me levanto nuevamente a las 12 de la tarde, recojo a mis hijos, vamos a almorzar a un restaurante y regresamos a casa. Aprovecho el tiempo para pasar tiempo con ellos o ayudarlos con sus tareas y, una vez son las 6 de la tarde, sé que es hora de ir a trabajar. Llamó a Laura, una vecina de confianza, para que cuide a mi hijos y voy alistarme. Asegurándome que nadie me vea, en una mochila pongo rápidamente uno de los tantos vestidos que guardo en el fondo de mi armario, un par de tacones altos, un conjunto de lencería y un poco de maquillaje. 

Camino hasta llegar al lugar donde trabajo, no es uno tan bonito, es algo peligroso, más de noche, puedes ver muchos hombres fumando o drogándose en las esquinas y muchas mujeres ofreciendo sus servicios. Paso al local, los guardias me saludan, las chicas, las cuales llevan vestidos parecidos al que tengo en mi mochila, igual. Llegó a la recepción dónde Natalia, una señora algo renegona, me saluda. Marco mi hora de entrada y me acerco a ella a recoger mi pastilla. 

Con la pastilla en mano me dirijo a "los cuartos de transformación", busco uno vacío y entro. Me desvisto por completo, suelto un suspiro, "todo esto es por mis hijos" trato de convencerme y tomo la pastilla con un vaso de agua. Me siento y solo cierro los ojos esperando a que la metamorfosis acabe. Una vez siento el peso de mis tetas en el pecho, mi cabello largo caer en mis hombros y el vacío en mi entrepierna sé que todo está listo. 

Saco la ropa que guardaba en la mochila, me coloco la tanga y el sostén, encima el vestido y debajo los tacones, a estas alturas son algo común para mí. Saco el maquillaje y me siento frente al espejo de la habitación y empiezo, me coloco el labial, el rímel y las sombras, tal y como siempre veía a mi esposa hacerlo. Una vez he terminado, me levanto y siempre me miro al espejo, me aseguro que todo mi maquillaje y ropa esté en orden, mientras me pregunto ¿Cuándo dejaré este trabajo?

Pero, quizá sea mejor contar todo esto desde el inicio....

-La paga es muy buena y necesitan a alguien urgente- me decía Larry, un viejo amigo de la escuela, mientras me llevaba al lugar donde él trabajaba. Eran buenas noticias para mi, ya llevaba dos meses sin empleo, dos meses desde que el tacaño de mi ex jefe buscó cualquier excusa para despedirme. Hasta ese momento logre darle de comer a mis hijos gracias a prestamos y la caridad de la gente. Estaba endeudado hasta el cuello y tenía dos hijos a los cuales mantener, así que esa alturas estaba dispuesto a aceptar lo que sea, no importaba cargar cosas pesadas o limpiar la mierda de los baños. Aún así, mientras caminábamos, le preguntaba a Larry cuál era el puesto que tendría, pues al menos quería hacerme una idea, sin embargo él solo se limitaba a responder -tendrás que verlo para creerlo-.

 

Llegamos al local que se convertiría en mi centro de trabajo, "Las hijas de papi". Solo por el nombre del lugar, las mujeres que había ahí y la forma en que vestían no tardé en deducir que se trataba de una especie de prostíbulo. No me molestó para nada, trabajo es trabajo, pensé que sería un guardia de seguridad o simplemente limpiaría las habitaciones donde estas mujeres tendrían sexo con los clientes. Pero, como ya se deben imaginar, mi destino fue muy diferente. 

Seguí a Larry hasta el mostrador, ahí vi por primera vez a Natalia, quién me vio con su típica cara de seriedad. -¿Un cliente?- dijo ella con una ceja alzada. A lo que Larry respondió de inmediato -No, no, es un amigo y viene por el puesto-. Ella me vio de pies a cabeza y luego volvió a ver a Larry -Sabes cual es el procedimiento- dijo sacando dos píldoras de su escritorio y dándoselas. Él tomo las pastillas, asintió y me pidió que lo siguiera. 

Llegamos a lo que él llamaba "los cuartos de transformación", pasamos y Larry dijo -lo que estás a punto de ver es poco común...pero te explicaré todo al final, no te asustes-. Yo solo asentí con algo de confusión, casa vez sentía más intriga por saber de qué trabajaría. Hasta que Larry empezó a desnudarse en mi delante. -¿Qué mierda haces?- le grite. -Te dije que las explicaciones al final- respondió él. Y una vez estaba sin nada de ropa, tomo una de las píldoras que le habían dado. Entonces pasó, vi con mis propios ojos como Larry se hacía mas pequeño y delgado, su cabello rubio crecía, su rostro cambiaba, le empezaron a crecer senos, su cintura se redujo y su cadera por el contrario se expandió. Y tan solo en unos minutos, Larry se había convertido en una exuberante rubia. 

Él o ella se colocaba una tanga roja, mientras yo seguía con la boca abierta por lo que acababa de pasar. Me miró, se rio y dijo con una voz totalmente distinta -te dije que tenías que verlo para creerlo-. Empezó a vestirse y maquillarse mientras continuaba hablando. -La cosa es simple, te tomas una píldora y te transformas en una mujer, te tomas otra y vuelves a ser tú mismo. No tienes idea de la cantidad de hombres a los que les excita estar con una mujer que antes era un hombre, es un fetiche bastante común. Y esos hombres están dispuestos a pagar una buena cantidad por cumplir esa fantasía. Así que ese es el trabajo, tomas la pastilla, te transformas, te pones bonita y esperas a que alguien pague una buena cantidad por ti-.

-¿Entonces quiere que me convierta en una prostituta?- respondí alterado. 

-No siempre es sexo, a veces solo quieren tener una cita o llevarte a pasear, peero básicamente de eso se trata- respondió él poniéndose un pequeño vestido. 

De inmediato lo quise rechazar, respetaba a Larry pero yo no estaba dispuesto a literalmente vender mi cuerpo, mucho menos a tener relaciones sexuales con un hombre. Así que me negué y ya estaba abriendo la puerta para irme, hasta que Larry quién se aplicaba un labial rojo dijo -son 1000 dólares por noche-. Entonces me detuve y pensé. Con esa cantidad podría librarme de mis deudas en unos cuantos meses, y con otros meses más podría ahorrar hasta abrir un negocio. La mujer, que hace minutos era mi amigo, se me acercó y puso su delgada mano en mi hombro -sé que no es de tu agrado, créeme que no te lo hubiera dicho si no supiera que necesitas el dinero, hazlo por tus hijos-. Entonces, tragándome mi orgullo masculino y sabiendo que lo más probable era que me arrepentiría luego, acepté.

Larry sonrió y me dijo que no sería tan malo, entonces me tomó de la mano y me llevó consigo nuevamente. Era muy extraño para mí ver a aquella hermosa mujer y saber que, técnicamente. dentro había un hombre. -Sé que me estas viendo el culo- dijo sonriendo, cosa que hizo mirar a otro lado lado bastante sonrojado. Entonces llegamos a una oficina, él o ella tocó la puerta y una voz ronca respondió -¡adelante!-. 

Ahí conocí a "papi", así se hacía llamar el dueño del lugar, nunca llegué a saber su verdadera identidad y creo que nadie del lugar la sabía. Supongo que él era el que conseguía tales píldoras y que por ello su verdadera identidad era todo un misterio. Era un tipo bastante excéntrico, siempre vestido con joyas y trajes coloridos que lo hacían resaltar de los demás. Parecía que todo el tiempo iba drogado o ebrio, un tipo cuya única vida es la fiesta y el placer. 

-¿A quién traes ante mí, muñeca?- dijo papi, bajándose las gafas y mirándome con sus ojos con marcados de ojeras.

-Es un amigo, papi, y está interesado en el trabajo- respondió Larry cambiando totalmente su actitud ante él, comportándose muy femeninamente tanto con sus gestos como con su postura. 

-Pues no perdamos el tiempo, veamos que tan bonita llega a ser- dijo el hombre sonriendo. 

Larry me llevó a un pequeño baño que había en la oficina, y me entregó la pastilla que le quedaba diciendo -tranquilo no es doloroso-. Entonces solo me desvestí, pensé en mi hijos y tome la mendiga píldora rápidamente. Pasaron 10 segundos, en los que no pasó nada, 10 segundos que se me hicieron eternos. Hasta que de repente empecé a sentir algo raro en mi pecho, y al bajar la mirada vi como mis senos empezaron a crecer hasta el punto que no permitían ver muy bien lo que había debajo de ellos. Igualmente sentí mi cabello llegar hasta mi espalda, volviéndose más suave y sedoso. Vi mis brazos, los cuales estaban libres de cualquier rastro de vello y se habían vuelto muy delgados. Mi respiración estaba agitada mientras sentía como todo mi cuerpo se moldeada cual arcilla. Entonces sentí un cosquilleo en mi entrepierna, sabía que lo significaba, baje mi manos hacía ahí y sentí como mi pene estaba más pequeño y como se encogía con cada segundo que pasaba, hasta que en un momento este se introdujo dentro de mí, formando lo que sería mi vagina. 

La transformación había terminado, voltee a verme al espejo que había en el baño y vi por primera vez mi figura femenina completamente desnuda. Intente hablar y quedé sorprendido ante el nuevo tono de mi voz -¿esta esta ... soy yo?- dije tocando con algo de miedo mis senos. -Claro que sí, y vaya pedazo de morena en el que te has convertido- respondió Larry. -Ahora, solo debes quedarte quieto y no hagas ni digas nada al menos que papi te lo diga- agregó Larry envolviendo mis senos en un sostén y dándome un tanga que combinaba. Una vez con aquellas prendas puestas ambos o ambas volvimos a la oficina. 

El hombre, al verme, nuevamente sonrió y se acercó a mí, viéndome de pies de cabeza, mientras caminaba a mi alrededor. Yo estaba muy nervioso, ahora me sentía mucho más indefenso ante él. Entonces llevó su enormes manos a mi trasero y empezó a apretarlo, quise apartarlo con mi mano pero vi a Larry el cual con una mirada me hizo recordar lo que me dijo "no hagas nada". Entonces solo cerré los ojos mientras él pasaba sus manos por mis piernas, mi cintura, mis senos y mi cara. 

-Vaya vaya, alta, bonito rostro, buenos muslos, un gran par de pechugas y un culaso, sin duda serás bastante pedida por los clientes-. Dijo él mientras no dejaba de tocarme. 

-¿Entonces tiene el puesto?- preguntó Larry, quien observaba todo desde lejos. 

-Claro que sí, bienvenida a nuestra gran familia, Nicol- dijo estrechando mi mano. 

-¿Nicol?- respondí confundido, mientras estrechaba la suya. 

-Ese será tu nombre cada vez que tomes la píldora, mi bella Nicol.- Entonces caminó a hacia su escritorio y sacó una especie de contrato. -Si lo firmas, te convertirás en una de mis niñas y te protegeré como tal, pero luego no hay opción a arrepentimientos, sabes en lo que te metes-. Cogí el contrato para leerlo rápidamente, decía que trabajaría por un mes, luego si quería podría renovarlo por más tiempo. Indicaba que "papi" protegería mi identidad, por lo que nadie fuera de él o Larry sabría que trabajo aquí. También decía que como mujer debía someterme totalmente a la voluntad del cliente, y que si papi recibía una queja sería despedido inmediatamente y tendría que pagarle una gran cantidad de dinero por las molestias. Era como firmar un contrato con el diablo, pero mis opciones eran limitadas, así que solo firmé.

Ni bien lo hice el hombre sonrió mostrando sus dientes amarillos y guardó el contrato, para sacar un fajo de billetes. -Tómalo como tu primera paga, pero úsala para comprarte vestidos, maquillaje y esas tonterías, pues aquí solo te daremos la píldora, empiezas mañana, preciosa-.

Entonces estaba a punto de salir de la habitación. Pero antes de que lo pudiera hacer el hombre me gritó -hey, cómo te vas a ir a sin despedirte-. Yo no sabia que hacer hasta que vi como Larry se acercó a él y le dió un beso en la mejilla, y con su mano me indicó que debía hacer lo mismo. Así que, por que lo odiara, me acerqué y bese su mejilla rasposa. -Buenas chicas- dijo él dándonos una nalgada a cada una. 

Ambos salimos y caminamos nuevamente hacía los cuartos de transformación, mientras que yo trataba de cubrir con mis brazos mi cuerpo semidesnudo. -Sé que es un idiota, pero si te portas bien con él serás bien recompensado, creme que vale la pena-.dijo Larry. Ya en las habitaciones Larry me dio otra píldora que había cogido del mostrador, me la tomé y en tan solo unos segundos volví a la normalidad, solo que la ropa interior de mujer que usaba seguía ahí. Larry se rio y dijo -Cámbiate y anda a casa, mañana te ayudaré a comprar la ropa que necesitas-. Así que sin más, me vestí me despedí y caminé a casa pensando en todo lo que me acababa de pasar ese día. 

Ya al día siguiente, con mis hijos en la escuela,  Larry tocó la puerta de mi casa y ni bien entró me entregó una píldora, yo lo miré con confusión a lo que el respondió -¿qué? ¿acaso piensas comprar ropa sin probártela?. Era un buen punto así que me trasformé en mi sala y me vestí con la ropa de mi esposa que aún guardaba, lo cual era extraño. Entonces salimos y nos dirigimos a la tienda, Larry se encargaba de escoger todo, mi único trabajo era probarme la ropa y pagar. Era algo vergonzoso pues tuve que modelar vestidos muy pequeños e incluso lencería frente a un amigo de toda la vida, incluso muchas de las vendedoras que nos atendieron nos confundieron con una pareja, cosa que aumentaba mi incomodidad. En fin ese día pasamos casi toda la mañana comprando ropa que jamás en mi vida pensé usar. 

Ya en la tarde estaba muy nervioso, no podía sacarme de la cabeza que dentro de unas horas me transformaría nuevamente en una mujer y lo más probable es que  terminaría siendo penetrando por un hombre, sentía asco de solo pensarlo. Incluso pensé en llamar a Larry y decirle que no iría, pero el contrato ya estaba firmando, no tenia otra opción. Traté de pasar el día con mis hijos para tratar de no pensar en ello hasta que mi alarme de las 6 p.m. sonó, indicando que era la hora de irme. Con el corazón latiendo más rápido que nunca metí parte de lo que compré en la mañana en la mochila, me despedí de mis hijos y se los encargué nuevamente a mi vecina y tomé un taxi con dirección a "Las hijas de papi". 

Larry me esperaba en la puerta, entramos juntos y pedimos nuestras pastillas. -Suerte en tu primer día- dijo Natalia -la necesitaras-. Algo intimidado, me dirigí a los cuartos de transformación y entré al donde estaba Larry. Ahí ambos empezamos a desnudarnos, yo intenté cubrirme frente a él, lo que causo que se riera -Nos convertiremos en mujeres y tendremos sexo, ¿y tú te preocupas porque te vea el pene?-. Entonces tomamos las píldoras a la vez y "Pamela", como se llamaba Larry en su versión femenina, y "Nicol" emergieron casi mágicamente de nosotros. Pamela empezó a arreglarse, se puso un pequeño vestido dorado que acompañaba a la perfección su rubio cabello, era hermosa y muy exuberante, no dudaría en cortejarla sino supiera que es hombre.  

Intenté seguir sus pasos torpemente, apenas si pude colocarme bien la tanga, la cual se metía entre mis enormes nalgas. Al ver que yo no podía colocarme ni el sostén, Pamela se río y mientras continuaba burlándose me ayudó a vestirme y a maquillarme. Una vez terminó me vi en el gran espejo de la habitación, viendo a una despampanante mujer con un vestido sensual vestido negro el cual resaltaba a la perfección su perfecta figura, aún incrédulo de saber que esa mujer era yo. 

Me puse unos tacones plateados e intenté caminar torpemente, Larry dijo que no me preocupara por ello, que a los clientes les gustaba tener una mujer sin nula experiencia, pues se remarcaba más el hecho que era un hombre. Entonces nos dirigimos a la sala de espera. Ahí había muchas más mujeres, que supongo pasaban por una situación similar a la mía. Cuando llegamos Larry me hizo sentarme en un sillón -ahora, cruza las piernas y mira acá- dijo él tomando una foto con el celular que guardaba en su cartera. Pregunté que por qué lo hacía y él respondió que era algo que yo tenía que hacer todas las noches. Cada chica una vez arreglada debía tomarse una foto y mandársela a papi, él se las mandaba a los clientes y ellos pagaban por la o las que querían para pasar la noche. -Muy guapa, hasta yo pagaría por ti- dijo Pamela bromeando. 

Una vez mandadas las fotos, solo era esperar a que papi nos llamara diciendo con quién nos tocaba y a qué hora pasarían por nosotros o nosotras. Aquel día, no pasaron ni diez minutos y papi me llamó diciendo que alguien ya había pagado por mí. Entonces esperé a que mi cliente llegara, la indicación decía que en media hora, media hora en la que yo solo pensaba en escapar. No dejaba de mover mi pierna en señal de ansiedad. Podía ver ya como algunos hombres llegaban a recoger a sus chicas y como las manoseaban y las besaban, eso solo me hacía ponerme más nervioso. Entonces mi "cita" llegó, un hombre con terno, de unos 40 años aproximadamente, con una frondosa barba, parecía ser alguien importante. 

-Tú debes Nicol, muy hermosa- dijo extendiendo su mano. Yo, por cortesía, estiré la mía para saludarlo, pero al momento que lo hice, él la agarro y le dio un beso. Fue un gesto que me tomó por sorpresa y que, obviamente como hombre, jamás me habían hecho, así que solo me sonroje. -La noche no espera, ¿te parece si ya nos vamos?- agregó a él. Yo soló asentí y me puse de pie para seguir, sin embargo, gracias a los tacones, casi me caigo de cara. Él evitó el golpe, tomándome por la cintura y rio -descuida, sé que es tu primer día, puedes apoyarte en mí-. Sintiéndome completamente humillado y sin dignidad me apoye en su hombro mientras él no soltaba mi cintura.

Así llegamos a su auto, él cual solo en mis sueños más húmedos podría llegar a tener. Entramos al vehículo, jamás había estado en uno así, quede boquiabierto al ver todos sus accesorios. -¿Te gustan los autos no?- dijo con sonrisa, a lo que nuevamente solo asentí. -Veo que eres tímida- agregó él poniendo su mano en mi muslo, -tienes unas hermosas piernas-. Así estuvo durante todo el viaje hablándome, diciéndome lo hermosa que era y aprovechando cada oportunidad para tocarme, mientras que yo solo quería que la noche se acabé lo más pronto posible.

Creí que iríamos directamente a su hogar o a un hotel, pero él me llevó a uno de los restaurantes más lujosos de la ciudad. Traté de verle el lado bueno, al menos comería bien esa noche. Nuevamente caminé apoyado en él hasta la mesa que había reservado. -Pide lo que quieras- dijo, cosa que aproveche para pedir un plato que jamás me podría darme el lujo de ordenar como hombre. Durante la cena él empezó a hablarme de su vida muy orgullosamente, yo solamente tenia que fingir que me interesaba, cosa que hasta ese momento era fácil. 

 

Terminamos de comer y nuevamente nos dirigimos a su coche para esta vez si ir a su departamento. El camino se me hacía eterno, otra vez me entraron las ganas de abandonar todo y querer bajarme del auto, pero sabía que era ya muy tarde para arrepentirse. 

Ya en la entrada del lugar él bajo su mano de mi cintura a mi trasero, apretándolo con fuerza, era muy incomodo pero ya tenía muy claro que no podía decirle que no. Así subimos hasta donde quedaba su departamento y una vez ahí me condujo a su habitación. Ya en el cuarto, él se sentó en su cama y dijo -¿qué esperas preciosa-. Yo tragué saliva y empecé a alzarme el vestido, pero me interrumpió -vamos, con más ganas ¿por qué no me haces un bailecito?-.

Solo cerré los ojos y trate de mover mis caderas, tratando de imitar a la bailarinas que veía en mis noches de soledad. Ya con el vestido fuera, imaginé que yo era el hombre sentando en la cama y en cómo quisiera que una mujer me baile, así que me acerqué a él y me di una vuelta mostrándole mi trasero y meneándolo muy cerca de él. Hasta que después de muchos intentos de ser sensual, termine complemente desnudo o mejor dicho desnuda en frente del tipo. 

Al parecer hice bien mi trabajo, pues el sujeto empezó a quitarse la ropa de inmediato hasta dejar libre un miembro muy considerablemente grande. No podía apartar mi mirada de él, no porque me gustará sino porque no imaginaba que tal cosa podría entrar en el pequeño agujero que yacía entre mis piernas. -Parece que te gusta- dijo él, empezando a tocar su miembro y acercarse. Yo intenté retroceder pero solo terminé sintiendo mis trasero chocar con la fría pared. Arrinconándome, agarro mis manos llevándolas encima de mi cabeza y me empezó a besar, "piensa piensa en tus hijos" me decía yo mientras sentía su lengua en mi boca y su pene erecto chocar con mi vientre. 

Su boca bajo a mi cuello, el cual empezó a besar con pasión haciéndome sentir un placentero cosquilleo recorrer por todo mi cuerpo. Así sin quererlo, ni controlarlo, mi vagina se empezó a ponerse húmeda. Él, dándose cuenta de esto, me cargó hacía su cama. Ahí empezó a besar cada parte de mi figura, desde mis labios hasta mis muslos mientras que yo solo veía al techo, cual niño al que le están a punto de poner una inyección. 

Pasó un buen rato de besos y caricias por su parte, hasta que agarró mis piernas y las puso en sus hombros. Era evidente lo que me esperaba, yo solo cerré los ojos esperando que sea lo más rápido posible y pasó, sentí como su grueso miembro entraba en mi lentamente. Era doloroso, sentía que me abrían en dos y no parecía haber tocado fondo aún, me sujetaba fuertemente de las sabanas mientras con mi femenina voz empezaba a gemir. Él sacó con la misma velocidad su miembro de mí e inmediatamente repitió el proceso una y otra y otra vez. Cada vez acelerando más, al punto que que podía ver mis pechos rebotar por la fuerza de la embestida. 

No parecía cansarse seguía y seguía penetrándome, cambiándome múltiples veces de posición. Se cansó de tener mis piernas en sus hombros y me ordenó ponerme en cuatro, ya no podía perder más dignidad como hombre así que simplemente hice caso poniendo mi trasero en su delante. -Buena chica- dijo dándome una fuerte nalgueada, nalgueada que siguió repitiendo hasta dejar su mano completamente marcada en mi culo.

Y así siguió penetrándome hasta que dijo -Me vengo, pon tus pechos aquí-. Por una parte me aliviaba que esto iba a acabar pero por otro me asqueaba la idea de tener semen en su cuerpo. Sin más opción puse mis pechos debajo de su miembro, y cual manguera, este los embarró de leche caliente. Pensé que era el fin, pero el tipo pasó sus dedos por mis tetas recogiendo un poco de semen y los llevo hacia mi boca -vamos, tarde o temprano tendrás que probarlo- dijo con una sonrisa. Yo solo alejé mi rostro, completamente asqueado, cosa que lo hizo enojar -traga el semen o no pagaré nada-. Entonces sin más remedió deje cada uno de sus dedos limpios. 

-Bien, vete a bañar, llamaré para que vengan por ti- dijo él mientras se ponía una bata. Yo corrí hacía el baño y lo primero que hice fue abrir la tasa para tratar de vomitar el semen que había tragado, luego tomé agua del lavabo para quitarme el sabor de la boca. Me sentía humillado y furioso, parte de mí quería salir y golpear al tipo, pero eso sería mandar todo este sacrificio a la basura así que solo me metí a la ducha y traté de quitar todo el semen de mis tetas. Terminé y me puse nuevamente la lencería y el vestido, y preferí llevar los tacones en la mano. Estaba a punto de salir hasta que él me tomó de la cintura nuevamente, pensé que me besaría o algo parecido, pero solo puso un buen fajo de billetes entre mis pechos -Es tu propina por ser una buena niña- dijo él, dándome otra nalgada. 

Salí del departamento y baje hacia el estacionamiento ahí me esperaba una camioneta mandada por papi. Ahí ya estaba mi paga, mi ropa de hombre y una pastilla para volver a la normalidad. El chófer conducía en lo que yo me transformaba y me vestía. Me dejó a unas cuadras de mi casa, luego yo caminé y recogí a mis hijos quienes ya dormían, los llevé cargando uno por uno. Luego me di otro baño, pues seguía teniendo esa sensación pegajosa en el pecho.

Empecé a contar el dinero que había ganado esa noche, mi sueldo más la propina, y dio un total de 1500 dólares. Gané en una noche como mujer lo que ganaría en tres meses como hombre, aunque ¿perder mi dignidad y hombría lo valía?. Supe eso al día siguiente. Con parte del dinero llevé a mis hijos a comprarse ropa y algunos que juguetes que estaban pidiendo, luego fuimos al cine y a comer unas pizzas. Se veían tan felices, eran lujos que antes no les podía dar, pero si seguía trabajando ahí podría darles eso y más, una mejor educación, vivienda y vida. Entonces me convencí, de que ese pequeño sacrificio valía totalmente la pena. 

Mi historia no acaba aquí, créanme que me han pasado muchas cosas en este trabajo. Sin embargo, ya casi son las 6 p.m. y debo alistarme, así que dejemos eso para una próxima ocasión. 

 Continuara. 

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Hola hola, mis queridos lectores, su imagen formato png. favorita ha vuelto luego de un largo viaje espiritual en donde se descubrió a sí misma. Broma, como ya saben por temas de estudios y personales he dejado un poquito abandonado el blog y no he tenido mucho tiempo para publicar historias, al menos las historias a los que los tengo acostumbrados. 

Pero eso ha a acabado pues cual fénix he vuelto de entre las cenizas y con más ganas de escribir que nunca. De hecho, he aprovechado los pequeños tiempos libres que tenía para ir escribiendo más historias y créanme que hay muchas que ya están listas para salir a luz.  

La que acaban de ver es una de mis favoritas, está inspirada en la historia "Femenina para Ti: Historia de Nicolás" del blog Cosas del Body Swap (enlace al final de esto;3). Descubrí este blog mientras vagaba por la comunidad y la verdad, se ha convertido en uno de mis favoritos, así que si les gusta el body swap no se que esperan en ir a visitar ese blog. Igualmente, como sabrán, esta historia estará divida en dos partes, pensaba en publicarla entera pero créanme que sería muy larga XD. La segunda parte se viene la siguiente semana, pero si veo bastante apoyo en los comentarios la publicaré en estos días, todo depende de ustedes. Así que la pregunta queda en el aire ¿ustedes aceptarían este peculiar trabajo? 

Y con respecto a lo demás, como mencioné la mayoría de historias ya están escritas, eso incluye a las peticiones que tengo pendientes, y ahora que tengo tiempo libre escribiré aún más, Así que sin más se despide su imagen formato png. favorita, hasta una próxima historia. 

(Blog de Cosas del Body Swap) 

https://cosasdelbodyswap.blogspot.com/