22- La capitana del equipo

TGOCTOBER DÍA 3: DEPORTE 



Todo es tan similar pero distinto al mismo tiempo. Sigo llevando la misma camiseta, pero ahora tengo senos que sobresalen de ella. Aún llevó un short, sin embargo, a diferencia del que usaba antes, ahora es uno muchísimo más corto, tanto que tapa apenas mi trasero. El publico sigue animándome de las tribunas, pero si antes lo hacían mis admiradoras y aquellos que confiaban en mi talento, ahora son, en su mayoría, puros cerdos que solo vienen a verme el culo y a gritar piropos. Y es que todo es tan similar y tan distinto cuando pasas de ser el capitán de la selección masculina de tu preparatoria a la líder del equipo femenino. 

Yo siempre fui bueno para los deportes, en especial en el futbol. No había día en el que no me juegue un partidito con mis amigos o en el que entrené para mejorar mis capacidades. Y es que mi mayor sueño era estar en un mundial de futbol, no en las tribunas sino en la cancha, que todo mi país me esté viendo y grité al cielo mi nombre cuando meta un gol. Por otro lado, siempre fui un cabeza dura, nunca destaqué por mis notas, exceptuando la educación física claro. Pensaba que era algo sin importancia para un futuro gran futbolista como yo lo sería. Tanto así, que solo seguía en la prestigiosa preparatoria donde estudiaba porque los llenaba de trofeos deportivos cada año. Pero esta vez sería diferente. 

Un día me encontraba con mis amigos en el patio, hablábamos de cómo sería el campeonato interinstitucional de este año, planeábamos  posiciones y armábamos estrategias. Entonces, el entrenador Darren, quien era como un padre padre mí, se acercó a nosotros y pidió que lo acompañé a las oficinas del director. -¿Ahora que hiciste, Chaves?- gritaban mis amigos tratando de molestarme. Yo tenía algo de miedo, pues mi conciencia no estaba del todo limpia que digamos, había tenido sexo con una que otra chica en los baños y puede que haya hecho trampa en algunos exámenes. Y mi miedo aumentó aún más cuando vi a mi madre esperar sentada en la oficina. 

Entré junto con mi entrenador tragando un poco de saliva. Me senté al lado de mi madre con las piernas temblorosas, pensé que era mi fin así que antes de que el director pudiese hablar grité -¡Por favor no me expulse!-.

El director Buenavibra solo soltó una pequeña risa y dijo -tranquilo, Chavez, si te hemos traído aquí es para hablar del campeonato-. 

Ya más aliviado tras escuchar eso contesté -ahh eso, descuiden, mi equipo y yo traeremos la copa como cada año-.

-Ese es el asunto, estamos confiados en que la selección masculina podrá ganar con facilidad, por ello queremos que nos ayudes a obtener otra copa- agregó el entrenador Darren.

-Claro claro, puedo traer la.de atletismo o la de postas, de todas maneras pensaba entrar en alguna de ellas, incluso la de natación aunque creo que ahí no me necesitan- interrumpí yo. 

-Es que no queremos que traigas esas copas- dijo el director. 

-¿entonces cuál?- pregunté confundido

Ambos se quedaron callados, parecían no saber como decírmelo, hubo un silencio incomodo hasta que mi madre dijo -quieren que ganes la copa de futbol femenino-. 

-Jajaja con todo respeto, pero no creo que poniéndome un peluca y unos senos falsos pueda pasar como una chica- respondí bromeando ante la idea. 

-No será necesario que te disfraces de una mujer-dijo el director sacando una caja pequeña de su escritorio- pues serías una-.

Muy confundido cogí la cajita y la abrí, dentro había dos pastillas de color rosa. -¿A qué se refiere con ser una?- volví a preguntar confundido. 

-Las pastilla que sostienes tiene la capacidad de transformarte en tu versión del sexo opuesto y viceversa. Por eso hay dos, una de ida y otra de vuelta- dijo el director. 

El entrenador agregó -Lo que queremos es que tomes una, te conviertas en una chica y me ayudes a entrenar y  a liderar al equipo de futbol femenino. Sabes lo que siempre digo un buen equipo...

-Es producto de un buen capitán... -complete la frase mirando la píldora. 

-Nuestro instituto ha adquirido bastante prestigio por ganar casi todas las competencias de las olimpiadas el año pasado, solo nos falta la de futbol femenino y es por eso que necesitamos. 

-Es tu decisión cariño, yo lo autorizaré solo si accedes- dijo mi madre acariciando mi cabello. 

-¿Y cómo sé que esto es seguro? Una píldora capaz de tal cosa suena bastante arriesgado- dije asustado. 

-No debería decir esto, pero no es la primera vez que utilizamos este método. No puedo decir con quienes, pero te aseguro que la píldora funciona sin inconvenientes. Además saldrás beneficiado por tu ayuda, eliminaremos tu historial de conducta, aprobaremos todas tus materias por el resto del año, técnicamente estarías graduado y otros beneficios que podemos discutir- dijo el director para intentar de convencerme. 

-Tienes un día para pensarlo- finalizó el entrenador. 

Luego de ello volví a clases, a las cuales no pude estar concentrado por pensar en todo el asunto. Convertirme en una chica era una locura, algo que mi ego masculino no me permitía concebirlo. Además no podía abandonar de la nada a mi equipo, había prometido jugar a su lado. Pero por otro lado ya no tendría que hacer más tareas y me evitaría horas de castigo. Para convencerme me dirigí después de clases al campo de entrenamiento de las chicas y, como lo esperaba, eran terribles. No había coordinación, no respetaban sus posiciones todas corrían tras el balón, se amontonaban y caían. Entonces el entrenador Darren se acercó de sorpresa y me dijo.

-Sé que no es fácil lo que te pedimos, me imagino estar en tus zapatos. Pero te conozco y se que eres un gran líder y esas chicas te necesitan. 

El entrenador confiaba en mí para ese trabajo, el director igual, a tal punto que me ofrecían cosas para aceptar. Ganar el torneó masculino no era un desafió a estas alturas, mi amigos jugaban lo suficientemente bien, pero ellas, eso si era un verdadero reto. Por lo que, con el dolor de mi masculinidad acepté.

La cosa estaba bien planeada, estaría tres meses como una mujer, dos para entrenar y uno que era lo que duraba el campeonato. Sería presentado como una persona totalmente nueva, una alumna de intercambio, me pidieron que elija un nombre y me fuí por el de una de mis actrices favoritas, Scarlet. Para que no parezca que metieron a alguien fuera del instituto, tendría que asistir a clases, sin embargo todo era una fachada pues como prometieron no tendría que hacer ningún examen o tarea. También me ayudarían creando identificaciones y documentos falsos provisionales y dándome algo de ropa, tanto para diario como para mi uniforme. Así mi trabajo solo era pasar como una chica más, entrenar al equipo femenino y llegado el momento meter unos cuantos goles. 

Cuando acepté, el director le dio una píldora a mi madre, y me dieron todo un día libre para transformarme y acostumbrarme a mi nuevo cuerpo. Antes de tomarla estuve muy nervioso imaginé que las transformación sería dolorosa, después de todo me dijeron que cambiaba tanto dentro como por fuera, lo cual me aterraba. Mi madre dijo que no lo pensara mucho, y haciéndole caso tomé la pastilla junto con una vaso de agua en un par de segundos. Mi madre sostenía mi mano, pasaron algunos minutos en lo que ambos esperábamos que inicié la transformación. Y justo cuando imaginé que nada pasaría vi como los senos empezaron a crecerme.

No sentí dolor, era como un ligero cosquilleo, aún esa era impactante verlos brotar de la nada y no saber cuando se detendrían. Pero el crecimiento de mis mamas no era lo único que ocurría, podía sentir aquel peculiar cosquilleo en todo mi cuerpo. Como si mis músculos y mis huesos fueran una masa de arcilla al moldear, todo se redistribuía, mis gruesos brazos se hacían delgados, al igual que toda mi espalda y cintura. Por el contrario, mis caderas se ensanchaban, mi muslos se hacían más gruesos y tanto mi cabello como mi culo empezaron a crecer y crecer. Pero el cosquilleo más evidente era el de mi entrepierna, era como como correrme, una sensación extremadamente placentera, tanto que no pude evitar jadear y gemir escuchando así como se iba formando mi nuevo voz. Así en cuestión de solos minutos había cambiado de sexo como acto de magia.

La ropa que llevaba se cayó de inmediato, quede solo cubierto por la camiseta que llevaba, la cual ahora me quedaba como un holgado vestido. Era obvio que sucedía era demasiada la diferencia de contextura entre mi cuerpo masculino y femenino. Eran tan delgada que fácilmente podrían empujarme en el juego aplicando un poco de fuerza. Me sentía tan frágil y delicado, tan pequeño, que pensé de inmediato en pedir la otra píldora y volver a la normalidad. Pero sabía que eso era romper mi palabra y no podía hacerlo. Mi madre, igual de sorprendida que yo, me alcanzó un poco de la ropa que la escuela había nos había prestado, junto con la ropa interior que ella había comprado por su cuenta. Era humillante colocarme aquellos calzones, que eran similares a los que varias mis novias solían usar, aquel diminuto short que no ayudaba en nada a quitarme aquella sensación de desnudes, el sostén que cubría a la vez de alzar mis senos y el top que ayudaba en algo a esconderlos. 

Mi madre me dijo que me concentrará en descansar y tratar de adecuarme. Traté de dar mis primeros pasos como una chica, sintiendo como todo era distinto, tanto mis senos como mis caderas se movían conmigo. Al sentarme noté lo mucho que mi trasero había crecido pues era como estar encima de una almohada muy acolchonada. Y miccionar sentado fue toda una experiencia. Pase el resto del día junto a mi madre, quién me enseñaba cosas como amarrar mi largo cabello, sentarme al usar falda y muchas otras cosas básicas de chicas. Ya en la tarde, mi madre tuvo que seguir con su rutina oficial por lo que por fin quedé a solas con mi cuerpo, era algo que por lo que temía y a la vez esperé durante todo el día. 

Puse seguro a mi puerta y luego lentamente me quité aquel top junto con el brasier para ver mi tetas desnudas. No eran las más grandes que había visto pero lo que importa es que eran mías, estaban ahí colgando de mi pecho. No pude evitar llevar mis manos a ellas y apretarlas con todas mis fuerzas sintiendo un placer que nunca había experimentado. Luego baje el short y los calzones, quedando ahora sí desnudo frente al espejo. Tengo que admitirlo, tenía un culazo, de esos que yo no podría dejar de ver. Lo toque y era igual de firme y suave que mis tetas, incluso llegué a tirarme una nalgada sintiéndome algo orgulloso de lo bien formado que estaba. Y así pase casi toda la noche tocando cada rincón de mi cuerpo, aprovechando en sacarme unas cuantas fotos con poquita ropa o desnudo pues el poder tocar y ver unas tetas, culo y vagina todo lo que yo quiera es una oportunidad única. 


Al día siguiente mi madre me ayudó a vestirme como lo hacía cuando era un niño. Así terminé usando por primera vez el uniforme para niñas del instituto compuesto por una blusa blanca, medias largas y una falda, al ser mi primera vez usando una mi madre me ordenó colocarme un pequeño short debajo para evitar accidentes. Quiso acompañarme hasta allá, pero me negué, no quería sentirme más débil al no poder caminar por mi cuenta. Así que fui solo, sintiendo la mirada de cualquier hombre que pasara por mi lado, escuchando sus asquerosos piropos y mentándole la madre a uno que otro.

Al llegar a la escuela, tuve que comerme la presentación de mi profesor, quién estaba pendiente de todo esto, ante toda la clase. Era humillante que mis antiguos compañeros me vean en esta forma, pero me aliviaba el hecho de que no sabían que era yo. Pase a sentarme recordando todo lo que mi madre dijo de las faldas, cruce mis piernas y empecé a fingir escuchar la clase mientras por dentro solo pensaba en que quería irme de ese lugar ya. 

Llegó el recreo y como lo había planeado, me fui a la biblioteca a estar con mi celular, otros de los beneficios de este trato. No quería interactuar con nadie, no estaba dispuesto a que mis amigos o las chicas que alguna vez me consideraron atractivo me tratasen como a una señorita. Todo estaba en paz, jugaba un juego en mi celular, hasta que Gabriela, una de las chicas del equipo de natación que llegó el año pasado, cogió un libro y se sentó a mi lado. 

-No puedo creer que Buenavidra haya hecho esto de nuevo, debe estar muy desesperado- dijo susurrando con la vista en su libro. 

Sorprendido y nervioso por su comentario traté de hacer como si no lo hubiese escuchado y continúe en lo mío. 

Sin embargo ella siguió -Es curioso como Chaves se va de viaje estando las olimpiadas tan cerca, y justo al mismo tiempo una chica nueva venga a integrarse ¿No Scarlet?-.

-¿Chaves? Yo no conozco a ningún, Chaves- dije bastante nervioso y sudando pensando que ya me habían descubierto. 

-Nunca pensé que alguien tan machito como tú aceptaría tal cosa, pero mírate, te ves muy bien con tu pelo largo y tu faldita. 

-¿cómo...como lo sabes? - dije completamente sonrojado. 

-Me cansé de susurrar ven conmigo- dijo levantándose y yéndose de la biblioteca, yo, como si estuviese apuntado por un arma, me vi obligado a seguirla. 

Llegamos a un balcón donde no había mucha gente y nuevamente pregunte -Bien, ¿Cómo sabes tanto?

Ella sonreía mientras miraba a los demás estudiantes andar por el patio, -es que yo también acepté el trato- dijo muy tranquila. 

Me quedé en shock al escuchar ello, Gabriela, una de las chicas más deseadas del instituto, la chica por la cual iba a ver las practicas de natación, solo para ver su hermoso cuerpo en traje de baño y aquella chica a la que intente llevarme a la cama múltiples veces era un hombre antes. No supe que responder, ella se dio cuenta y rio nuevamente. -Fue el año pasado, necesitaban de un equipo femenino de natación para participar en las olimpiadas y Buenavibra me ofreció la misma píldora que a ti-.

Empecé a relacionar todo, me sentí como un tonto por no haberlo notado antes. Ivan, Gabriel y Luis los tres curiosamente se cambiaron de escuela cuando Ivana, Gabriela y Luisa llegaron, todo antes de la competencia. Hasta los nombres eran el femenino de los suyos, Dios era tan evidente. Pero eso quería decir, que aquel trio de bellezas, como mi grupo de amigos decidimos llamarlas, eran hombres. Aún impactado por la revelación dije -Eso significa que Ivana y Luisa también....

-Eran hombres- interrumpió Gabriela nuevamente sonriendo. 

Entonces me vino una duda a la mente y le pregunté bastante alarmado -Pero ¿por qué siguen siendo mujeres?¿ a caso Buenavibra no les dio la segunda píldora o es que no funcionó?-.

-Descuida, Buenavibra dice la verdad, fue por voluntad propia que las tres decidimos quedarnos como mujeres . 

-¿Voluntad propia?- 

-Sí, supongo que ya descubrirás los placeres de ser una chica con el pasar del tiempo. 

-Pero ¿por qué me estás diciendo todo esto? 

-Porque aún recuerdo cómo fue mi primer día como una mujer aquí. Sé que extraño que personas que conoces te miren totalmente diferente y por experiencia sé que es bueno tener alguien con quien contar. Además sé que no dirás nada de esto a nadie, pues si lo haces yo también contare tu secreto.

-No sé si amenazando sea la mejor manera de iniciar una amistad, pero gracias por ello- dije bromeando y sonriendo. 

Entonces pasé lo que restaba del receso con Gabriela. Nunca fui tan cercano con Gabriel cuando éramos hombres, pero fue bueno poder expresarme como quería sin tener que fingir ser una chica con alguien. Ella me contaba como pasó todo en sus primeros meses como chica, desde cómo empezó a juntarse con otras mujeres hasta como empezó salir con chicos. Esto me preocupaba, tenía miedo de que decida quedarme como chica al igual que ellas tres. En ese momento no tenía razones para hacerlo, pero temía que aquella píldora no solo afecte nuestro cuerpo sino nuestra mente. 

Terminó el receso y luego tocó nuevamente un periodo de clases, en las que me limitaba a rallar mi libreta. Luego de unas horas que parecieron eternas por fin tocó la salida y era el momento de la verdad, hora de ir a entrenar como una chica. Cual bala salí del salón con dirección a los vestidores y una vez ahí me quite de inmediato la falda y la blusa, poniendo el uniforme deportivo de mujeres. Con la camiseta no hubo problema, no era distinta a la que solía usar, a diferencia de ser más pequeña y ceñida a mi nueva figura. El problema era el short, era tan corto que apenas cubría un poco más que las bragas que llevaba, sería como andar en bóxer en publico lo cual era bastante vergonzoso para mí. Pero no había marcha atrás aún así tuviera las piernas desnudas tenía que jugar, me puse las medías y las zapatillas y salí en dirección al campo mientras veía al resto de chicas recién llegar. 

-Si que has llegado rápido, quizá las otras chicas demoren en cambiarse, deberás ser paciente- dijo el entrenador quién esperaba en la cancha. -Mujeres- dije bromeando mientras me ponía a revisar mi celular nuevamente. En eso vi que Edgar, uno de mis amigos, me había escrito. -Viejo, eres un pendjo por irte de viaje justo ahora, no sabes la mamacita que acaba de llegar, tiene unas muy ricas piernas mira-. Y entonces, me mandó una foto de las que en ese momento eran mis propias piernas. 


No tenía idea de que como carajos ni en que momento había logrado tomar esa foto. Mi propio amigo me estaba morboseando y estaba seguro que no era el único al que le había mandado aquella foto. Entonces recordé cómo semanas antes me mostraba una foto que había logrado obtener del vestidor mujeres, luego de la clase de educación física, y yo no solo felicité por hacerlo sino que pedí que me la pasará. Pero ahora el sentimiento era diferente, me sentía tan molesto y asqueado de que hiciera eso, dándome cuenta de lo errado de mis acciones. No le quise responder así que apagué el celular y esperar a que el resto de las chicas lleguen. Cuando lo hicieron, todas se alinearon en una media luna, incluyéndome, y el entrenador luego pidió que me acercará a él. 

-Ella es Scarlet, es una estudiante de intercambio, ella era la mejor en futbol de su antigua institución por ello nos ayudara a entrenar y será la capitana del equipo-. Dijo el entrenador.

-Hola chicas, estoy seguro.. segura de que haremos un gran equipo juntos.- dije nervioso pues podía sentir la mirada de desprecio de algunas chicas. 

Entonces el entrenador me dio una pelota, diciendo -Muéstrales lo que puedes hacer Scarlet-. Entonces confiado, decidí impresionarlas con unas dominaditas. Puse el balón en mi empeine y justo cuando iba a empezar, el peso extra de mis tetas y culo, la nueva ligereza de mi cuerpo y el cabello largo moviendo por el aire hicieron que falle de inmediato. Intenté hacerlo un par de veces más pero seguía sin salirme. -Sí que es muy buena- dijo una de las chicas mientras las otras reían.

-Quizá sea mejor que demuestres tu talento jugando- dijo el entrenador. Entonces armó dos equipos y empezamos a jugar. Estaba muy avergonzado, tenía que demostrar que era bueno. Entonces sonó el silbato y empecé a correr con el balón. Este cuerpo era más pequeño y ligero, a la vez, mis piernas eran gruesas y largas, por lo que sentía que podía muchísimo más rápido que antes. Sin embargo ni bien empecé a correr sentí a mi pechos moverse como gelatinas haciendo que me detenga momentáneamente y me quiten el balón. Esto siguió así por toda la practica, no podía correr cómodamente debido a estas benditas tetas. Pero no fue todo, intentando quitar el balón, las chicas un poco más robustas que yo me empujaban y yo solo caí al suelo como un trapo viejo. Acabé con el cuerpo lleno de raspaduras y moretones. Al ser el partido un fracaso para mí, pues el equipo rival iba ganando por goleada, el entrenador decidió detenerlo y hacer los ejercicios que hacían siempre. 

Terminada la practica era hora de cambiarnos e irnos a casa. Al ser yo un hombre por dentro, se me había prohibido entrar al vestidor de chicas cuando estas estén dentro, por lo que espere a fuera mientras estas se cambiaban. Y mientras esperaba recostado en la pared escuchaba como hablaban entre ellas.

-¿Ya vieron? Disque muy buena y creo que es la peor de todas.

-Jajs me dio tanta lastima cuando intento hacer dominadas y no le salió

-De seguro se creía la muy bonita y superior, pero terminó en el piso. 

-La verdad no me cae bien, parece otra rubia hueca, que solo destaca por el culo.

-Quizá se acostó con el entrenador para entrar al equipo, se ve que es medio zorra. 

En ese momento descubrí lo crueles que podían ser las mujeres. Me sentía fatal, no era bueno para lo único que sentía que servía. Por las puras me había transformado en una mujer, el entrenador y el director estarían decepcionados de poner sus esperanzas en mí. Me alejé de los vestidores y me fui a las tribunas a esperar, ahí sentí como las lagrimas empezaron a caer de mi rostro. 

-¿Estás bien?- dijo una voz conocida, era Ivana, la otra chica del equipo de natación, que antes era Ivan. 

De inmediato limpie mis lagrimas con el brazo. -Sí, no tienes que preocuparte-.

Ella se sentó a mi lado y puso su mano en mi hombro. -Llorar no está mal, es peor que guardes todo dentro-.

Entonces sintiéndome algo en confianza empecé a llorar con más ganas mientras Ivana me abrazaba y trataba de calmarme. - Sé lo que pasa, Gabriela me lo contó, aunque también tenia mis sospechas-. 

-Ustedes son muy buenas nadando, las vi en sus primeros días de entrenamiento y lo hacían perfecto ¿cómo? ¿Cómo pudieron con sus nuevos cuerpos? - dije aún llorando. 

-Es cómo aprender a montar bicicleta, al principio es difícil y parece imposible de dominar, pero cuando menos te das cuenta lo haces sin ningún problema, quizá solo debas practicar un poco más y verás que tu talento sigue intacto- respondió ella con un tono súper dulce y amable. 

-¿Cómo podría hacer eso? Si estas tetas no dejan moverse cada que corro. 

-¿Podrías alzarte la camiseta?- dijo ella, yo la miré extrañado a lo que ella agregó - descuida, nadie nos ve y no tienes algo que yo no ves todos los días-. 

Entonces con algo de vergüenza alcé mi camiseta mostrándole mis senos cubiertos por el sostén que llevaba. 


-Cómo lo creí, me pasó en mi primera clase de educación física como chica, estás usando un sostén normal cuando deberías usar uno deportivo. Estos aprietan más los pechos evitando así que nuestras niñas reboten-. Dijo sonriendo, con un tono muy maternal. 

-No tenía idea de eso...- dije bajándome la camiseta avergonzado. 

-Es un mundo completamente nuevo lo sé, pero te acostumbrarás, y si necesitas ayuda puedes contar conmigo para lo que sea. 

-Gracias- dije sonriendo y terminando de limpiar mis lagrimas. 

-Bueno supongo que aún debes esperar, te acompañaría pero tengo a alguien esperándome-.

-No te preocupes, ya me ayudaste suficiente-. Dije sonriendo. 

Ya con el ánimo un poco mejor seguí esperando por un buen rato más, hasta que el campo lucía prácticamente vacío. Así que era el momento de darme un buen baño para luego ir de inmediato por un bra deportivo. Al creer que ya no había nadie decidí entrar al vestidor de hombres, esto más que nada por tu costumbre y comodidad. Una vez ahí me quite toda la ropa y me metí a las regaderas donde el agua fría ayudo a que me relajará un poco. Lavé mi cabello y jaboné mi cuerpo tal como mi mamá en enseñó el día anterior. 


Ya completamente limpió y fresco, me sequé rápidamente con una toalla y, como si estuviese en mi casa, salí completamente desnudo a por mi ropa de cambio. Sin embargo grande fue mi sorpresa cuando vi que Thiago, uno de mis compañeros del salón, también yacía desnudo a mi al frente. 

-CONTINUARA... 

-.-.-.-.-.-.-.-.-..-.-.-.-.-.-.-.-.

Hola, hola mis lectores, he aquí su figura formato png favorita trayéndoles la tercera historia del Tgoctover. Esta historia debió ser publicada ayer (yo rompiendo las reglas que yo misma propongo), pero por algunos inconvenientes, que para nada tienen que ver con que me quedé viendo El juego del calamar, no pude terminarla. Pero aquí la tienen y supongo que hoy tendrán doble historia, y prepárense por que la que sigue es ufff de mis favoritas. 

Si son lectores de huesos colorados de mi blog o si es que ya se han leído todas mis historias, se habrán dado cuenta de que esta guarda bastante similitud con una de mis primeras publicaciones. Y es que en efecto, mientras pensaba que podía escribir para el día tres, se me ocurrió que la historia número 03 se prestaba a la perfección para temática y así es como nació esta especie de secuela. Además, ordinalmente esta seria una historia de un solo capitulo, como la mayoría del Tgoctober, sin embargo mientras la  escribía que había un buen potencial para un poco de desarrollo de personajes y expandir un poco más este pequeño mundo del instituto, así que decidí hacerle más partes, (Sí ValRo, no es como si tuvieras historias que aún debes una continuación). Vale aclarar, que dicha continuación, así cómo otras historias pendientes, serán publicadas luego del Tgoctober, pues este mes quiero enfocarme en ello. 


Ahora me despido, pues tengo una historia que escribir, hasta más tarde XD. 

ValRO.

Comentarios

  1. Wow me gusto mucho, le doy 5 estrellas n.n

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Eso es mucho viniendo de la gran Karina, muchas gracias <3, tus historias también están quedando fenomenales.

      Eliminar
  2. Ay no 😍💗 es q eres increíble :3 muy buena historia .. ame las referencias :3 está quedando increíble :3

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me alegra que las hayas notado las referencias, es lo más divertido de poner.

      Eliminar
  3. Siempre me ha gustado tus historias....
    Todas tiene relación.....
    Ojalá pronto hicieras otra igual de la Historia La Competencia....
    Felicidades sigue asiii ValRo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, si alguna temática se presta para continuación podría hacerla, de momento hay otras continuaciones que tienen más prioridad.

      Eliminar
  4. Tus historias siempre son de las mejores . Y no te preocupes con la obligación de entregar historias. Escribe lo que quieras creando o expandiendo tus universos. Tienes un don especial para narrar este género. Incluso diría que eres mejor que la gran mayoría de los blogs en inglés. Te queremos valro!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. WOOO gracias por el mensaje, no sabes lo mucho que eso me motiva a seguir escribiendo. <3

      Eliminar
  5. Sigo espero la parte 2 :'v

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Comunidad Body Swap

Entradas populares de este blog

45- El concierto

44- Buen vecino

43- Es lo que me queda