Especial: Historias de Navidad - Parte 1

HISTORIAS DE NAVIDAD 

El 24 de diciembre está por terminar y todas las familias están reunidas en sus hogares haciendo la cuenta regresiva -cinco, cuatro, tres, dos...- y los fuegos artificiales empiezan a invadir el oscuro cielo. Todos se abrazan y felicitan. Los creyentes colocan al niño Jesús en su lugar, pues acaba de nacer. Los niños desesperados corren hacia abajo del árbol navideño para abrir sus regalos, mientras sus madres apresuradas empiezan a servir la cena. Navidad es felicidad y alegría, sin embargo no para todos. Escondidas en cada rincón del mundo, hay personas que sienten todo lo contrario. Personas que por una u otra circunstancia, en lugar de celebrar, se muestran afligidas, tristes y desesperanzadas. No obstante, aquel inicio del 25 de diciembre, entre todos los colores de los fuegos artificiales, apreció una intensa luz roja que cambiaría radicalmente la vida de aquellos desafortunados. Acompáñame, querido lector, a conocer sus destinos. 


Mientras la mayoría de sus contemporáneos abría sus regalos, Daniel estaba tirado su cama, tratando de dormir pese al ruido de los cohetes. Nuestro primer protagonista había  reprobado el año colar, por lo que sus estrictos padres lo castigaron severamente . Así que este año no hubo ningún regalo para él, su familia se limitó a hacer una cena navideña y comer en silencio. Daniel estaba decepcionado por ello, sentía que era culpa del colegio, los profesores y las notas que su navidad se haya arruinado. Por ello, mientras se todos festejaban la llegada de la noche buena, él se envolvía entre sus sabanas, trataba de tapar oídos con las almohadas y decía en voz baja -dentaria no tener que estudiar ni hacer tareas escolares nunca más- . Sin embargo, lo que joven Daniel ignoraba, era que alguien o algo, lo había escuchado y haría realidad su petición. 

Ya era la mañana del 25 de diciembre y Daniel poco a poco despertaba de su letargo. Sabia muy bien que su madre pronto vendría a sacarlo a gritos de su cama para obligarlo a repasar sus aburridos libros. Así que, en lo que llegaba, decidió disfrutar de la calidez de sus sabanas un poco más. Pero mientras intentaba reconciliar el sueño, una sensación extraña invadía su cuerpo, digamos no se sentía como el mismo. Decidió no prestar mucha importancia al peso extra que ahora sentía en el pecho, a aquella picazón que invadía su nunca, o al hecho de que se sentía por completo desnudo, pues quería seguir durmiendo. Sin embargo a los minutos alguien quitó rápida y fuertemente las sabanas que cubrían su cuerpo. "Aquí vamos" pensó Daniel, creyendo que se trataba su madre, la cual había llegado a despertarle. Quiso poner algo de resistencia, para seguir disfrutando de la comodidad de su cama, sin embargo, abrió los ojos como platos al sentir una enorme mano estrujando su trasero. 

De inmediato, Daniel dio un brinco en su cama y, cuando estaba a punto de gritarle a su madre, se percató de que no era ella quien lo había despertado de tal manera, sino que era un hombre, ya mayor, al que jamás había visto en su relativa corta vida. -Buenos días, princesa- decía aquel desconocido, mientras terminaba de abotonar una muy cara camisa. -¿Princesa?- susurro Daniel, para después bajar la mirada y percatarse de que ahora ahora dos senos colgaban de su pecho, senos apenas tapados por mechones de cabello rubio. Alarmado tocó su suave rostro, sus gruesas piernas y su vacía entrepierna, comprando lo evidente, de alguna manera se había transformado en una mujer. 

-Nos vemos en la noche, no te olvides ponerte ese sexy traje de navidad que compré para ti- dijo el desconocido, saliendo de la habitación antes de que Daniel pudiese si quiera confrontarlo. El muchacho en cuerpo de mujer, se puso de pie con dificultad, casi cayendo de cara por el ahora peso extra que brindaba su busto. Con los senos desnudos, rebotando de un lado para otro, y con el corazón a punto de salir de su pecho, Daniel buscó desesperadamente un celular o algo con lo que pedir ayuda. Para su fortuna, encontró un muy lujoso celular encima del aparador al lado de la cama donde despertó. 

Temblando, marcó al teléfono de su casa con sus uñas largas como garras y afortunadamente su madre respondió. Con su voz ahora de señorita, trató de explicarle a su madre todo lo que sucedía, a punto de romper en llanto. Sin embargo, la respuesta de madre no fue lo que él esperaba. -Mira Daniela, no sé si ahora estés drogada o ebria, pero cuando te fuiste de la casa te dijimos que estabas por tu cuenta, así que si tienes algún problema con tu novio, soluciónalo tú-. Dijo la señora, colgando de inmediato y dejando a Daniel con la palabra en la boca. Marcó al mismo número múltiples veces, pero ya nadie respondió. Intentó con su mejor amigo, quizá él si podría ayudarlo, pero, este solo le dijo -puta loca- al escuchar su historia. Luego intentó recurrir a la policía o los doctores, pero estos solo lo tomaban como una molesta bromista. Claro, quien creería tal cuento de que un niño de 14 se transformó en una mujer de 25.  

Daniel estaba en serios apuros. No tenía a quien acudir, nadie parecía recordar que Daniel, aquel chico risueño y bromista, existió alguna vez. No tenía a dónde ir, pues ni si quiera sabía si estaba en su misma ciudad. Y lo peor, estaba atrapado en el cuerpo de una mujer que casi le duplicaba la edad. Sin muchas mejores opciones, a Daniel no le quedó de otra que permanecer en aquel lujoso departamento, ubicado en el pisó más alto de un imponente edificio, investigar un poco más de quién era ahora, ponerse aquel corto y sugerente traje navideño y esperar a que aquel hombre que lo despertó, aparentemente su novio, venga a darle su noche buena. 

Y es que la ingeniosa estrella, cumplió a cabalidad el deseo del joven Daniel. Lo convirtió en una muy bonita pero no demasiado brillante mujer de 25 años, la cual no es nada más que la suggar baby de un viejo magnate empresarial. Asimismo, el astro alteró realidad completa para que todo aquel que haya conocido a Daniel, ahora asimilara su nueva identidad como la única. Sus padres ahora ya no se preocupan por él o ella, pues Daniela hace años dejó muy en claro que no los necesitaba cuando se fue de su casa para irse a vivir al departamento que su adinerado novio le había regalado. Sus amigos, jamás la conocieron, para ellos ahora no es más que una mujer adulta. Y el resto de personas solo la ve como una vaga interesada. Así Daniel, jamás tendrá que volver a estudiar ni hacer tareas escolares nunca más, sin embargo, si quiere seguir manteniendo aquella vida de lujo tendrá que aprender a ganársela utilizando sus nuevos atributos.  

Pero Daniela, no es la única que ahora paga las consecuencias de su deseo. La misma noche en la que Daniel yacía en su cama, Humberto celebraba su primera navidad solo. No estaba pasando por un buen momento, se encontraba lejos de su familia, su novia, con la cual había guardado una relación de años, había cortado con él no hace mucho y, lo peor, pasaba por una grabe crisis existencial. Con unos relativos cortos 20 años, no sabía a que dedicarse, cualquier cosa que intentaba la veía como un perdida de tiempo. Nada lo complacía o lo satisfacía lo suficiente. En resumen era un hombre sin propósito. 

Aquella noche buena, se encontraba en la sala de su pequeño departamento viendo películas navideñas para matar el tiempo. De rato en rato volteaba su cabeza hacía la ventana, viendo a la familia de enfrente comer conversar y reír, dándose cuenta de su soledad. Una vez el reloj marcó la media noche, estaba apagando todas luces, listo para irse a dormir, cuando de repente una intensa luz roja entró por la misma ventana de hace un rato e invadió toda su sala. 

Corrió hacía a la ventana, a ver que producía tal color, y quedó boquiabierto al ver astro rojizo brillar en el cielo. Recordaba haber leído sobre él en alguna parte, por lo que sabía, esa estrella podía conceder cualquier deseo. Pensó muy bien qué pedir, había visto suficientes películas y leído suficientes historias como para saber que un deseo mal pedido puede acabar en desastre. Así que pidió algo que pensó no podía jugarle en contra -desearía tener un propósito en la vida, algo en lo que pueda enfocarme al 100% y sienta que no esté perdiendo mi tiempo-. Una vez terminó de pronunciar aquellas palabras, la estrella simplemente desapareció. 

Humberto se despertó al siguiente día emocionado y con algo de miedo por descubrir las repercusiones de su deseo. Sin embargo, su cuerpo seguía igual, su habitación permanecía igual de ordenada que siempre y tampoco sentía nada diferente dentro de sí. Por lo que pensó que el deseo no había funcionado. -Debí pedir dinero- dijo riendo y levantándose de la cama, pero, ni bien lo hizo, comenzó a sentir nauseas, las cuales provocaron que corra hacía su baño directo a vomitar. 

Se al lado de la taza casi por media hora, jamás había arrojado tanto en su vida, lo más evidente era pensar que algo que comió ayer le había caído mal, nada de que preocuparse. Sin embargo, lo extrañó era que, al ponerse de pie nuevamente, notó sus brazos y piernas un poco más delgados. Creyó que era una ilusión producto del vomito, después de todo, nadie baja drásticamente de peso en cuestión de segundos ¿o sí?.

Ya más calmado se dirigió a su cocina a preparar algo de desayunar. Algo ligero, quizá un panteón junto a una taza de té caliente. Sin embargo, ni bien tomó aquel dulce pedazo en sus manos, pudo sentir su olor con mayor intensidad, lo cual provocó que las nauseas regresarán, corriendo nuevamente hacía el daño. Aquello le empezaba a preocupar, así que decidió ir con un médico antes de que su situación empeore.

Fue rápidamente a su cuarto a ponerse algo más decente para salir. Pero al descubrir su pecho noto qué, además de ser su torso menos ancho, sus pezones se encontraban súper hinchados. El pobre Humberto los tocó por curiosidad, sintiendo un incomodo ardor como reacción. Sin duda, más motivos para ir con un doctor. 


Se puso una camiseta de algodón, sintiéndose incomodo por el rose de la tela de esta con su pecho. Luego un pantalón vaquero, batallando para que esté suba y cierre, ¿tanto había comido en estas fiestas?. Ya vestido salió rápidamente de su casa para dirigirse al transporte público. Una vez ahí, iba de pie como de costumbre, hasta que empezó a sentir fatiga en todo cuerpo. De la nada e sentía mucho más pesado y sus piernas estaban súper débiles que apenas si podían sostenerlo. Un hombre que iba sentado se percató de esto y muy amablemente le cedió el asiento a nuestro protagonista. Humberto vio esto como un milagro, agradeció al hombre y se sentó, curiosamente sintiendo su trasero más acolchado, como si de alguna manera este tuviese mucha más carné.

El viaje continuaba y Humberto juntaba sus piernas muy naturalmente, mientras tenía las manos en su regazo y pensaba que pudo haber comido para acabar así. En el mismo transportarte, viajaba una madre junto con su pequeño hijo. El menor dormía cómodamente en el seno de su progenitora mientras esta le cantaba tiernamente. Humberto quedó conmovido por la escena, a tal punto que no pudo evitar soltar unas cuantas lagrimas. Luego, dándose cuenta de que la gente lo veía, se secó aquella gotas con sus pequeñas y delgadas manos e hizo una cola con su largo cabello para que este no lo estorbe. 

Llegó a su destino y bajó con dificultad, incluso el cobrador tuvo que ayudarle. Fue extraño, cuando aquel hombre le dio la mano para bajar dijo -con cuidado señora-, quizá se había confundido o solo lo estaba jodiendo, en fin, no había tiempo para pensar en ello, tenía que llegar al hospital ya. Con cada paso que daba se sentía mucho más pesado e hinchado que cuando salió de su casa. Llegó a la puerta del hospital y le pareció que ahora esta era ligeramente más alta, así como todo lo que lo rodeaba, aquel dolor ya lo estaba volviendo loco. Mientras se dirigía a la sala de emergencias, sintió la parte de su pecho ligeramente húmeda bajó la mirada y dos bultos de considerable tamaño sobresalían de su camiseta, con las puntas completamente mojadas. No solo eso, sino que una ligera panza, de aquellas que solos los gordos y embarazadas tienen, brotaba de él. 

Entró al consultorio de un doctor, por fin. El galeno impresionado por su conducción lo revisó con cuidado y le hizo varias preguntas, a medida que respondía, Humberto sentía una ligera briza deslizarse por sus piernas. Luego de un rato, el doctor le pidió esperar un rato, iría a traer algo para disminuir las nauseas.  En lo que aguardaba, Humberto volvió a bajar la mirada, acomodando su vestido y limpiando la parte de su busto, la cual nuevamente se había manchado con un poco de leche brotada de sus senos. -Ay cariño, me causas muchos problemas- dijo con una voz dulce femenina mientras ponía sus manos con una perfecta manicura sobre enorme panza de embarazada. 


El doctor regresó al consultorio con una ecografía en manos. -Felicidades señora Helena, su bebé se encuentra fuerte y sano- dijo el galeno sonriente, entregándole la ecografía a la futura madre. Helena no pudo evitar soltar nuevamente unas lagrimas de la emoción de ver la imagen del pequeño ser que crecía dentro de ella. Sin más que hacer ahí, se despidió del doctor y esta vez tomó un taxi para regresar a su hogar. 

Ya en nuevamente en su departamento se quitó aquel vestido, poniendo una vestimenta más cómoda y fue a la cocina a calentar algo de la comida de anoche. Entonces un hombre apreció tras de ella, tomándola de su vientre y besándola tiernamente en cuello. -¿Cómo está la futura madre más hermosa de todas?-. Mientras su esposo terminaba de recalentar la cena, Helena se puso junto al hermoso árbol que adornaba su casa, pensando en que la próxima navidad ya tendría a su hijo entre su brazos. Entonces dirigió la mirada a aquella ventana nuevamente, recordando como ayer vio aquella estrella y pidió un deseo. La bella Helena no entiende por qué desperdició un deseo pidiendo un propósito. Pues ahora, ella ya tiene uno, y es del enfocarse al 100% en ser la mejor madre y criar con mucho amor a su hijo. 


Retrocedamos un poco el tiempo, 24 de diciembre 11.40 pm - Jules estaba tomando licor junto a los varones de su familia, mientras las mujeres se encargaban de preparar todo para la cena de media noche. Sus primos, como siempre, lo empezaron a fastidiar por su talla baja y su contextura sumamente delgada, -tienes que comer más primo, no pareces un hombre con esos bracitos de pollo-. Jules solo trataba de ignorar aquellos comentarios, pero, por si fuera poco, sus tíos empezaron a preguntarle por su pareja -¿Y pa cuando la novia? No nos vayas a sorprender trayendo un novio- dijo uno de ellos en son de broma, para que luego todos los presentes, menos él, empiecen a reír a carcajadas. 

Cansado de aquello, se puso de pie y, bajo la excusa de ir a tomar algo de aire, salió hacía el patio de la casa para estar un momento solo. Bajo el manto de las estrellas, renegaba consigo mismo, odiaba aquellos comentarios de su familia, pero no porque fueran falsos. Y es que Jules no se sentía cómodo siendo un varón. Cosas típicamente catalogadas masculinas, como lo son el futbol, la cerveza o las peleas, no le llamaban para nada la atención. Por el contrario todo lo relacionado a la feminidad le atraía bastante. Envidiaba como sus bellas primas en estas fechas podían lucir hermosas con sus prendas más elegantes, divirtiéndose conversando y riendo sin necesidad de alcohol. Pensaba que su vida sería más fácil siendo una chica, no siendo molestado por lo poco masculino de su cuerpo o no siendo presionado a tener una novia para sentirse superior. Por dentro, él se sentía una mujer, sin embargo no se atrevía a decírselo a los demás, pues sabía que sería visto como un bicho raro y aquellos comentarios retrogradas lo demostraban. 

Entonces, mientras nuestro joven amigo reflexionaba, el reloj marcó las 12.00 p.m. y por ende los fuegos artificiales empezaron a arder en el cielo. Jules veía todo esto sin mucha emoción, estaba a punto de darse media vuelta, regresar a la casa y saludar a sus familiares como cada año. Sin embargo logró divisar aquella luz roja que permanecía estática en el cielo. La conocía, había leído de ella muchas veces, no lo podía creer, era la poderosa estrella de Sozin. A diferencia de nuestros anteriores protagonistas, su deseo era claro, y con el corazón a punto de salir de su pecho cerró los ojos y desde lo más profundo de sí dijo -deseo ser una mujer-

Jules abrió los ojos nuevamente y vio como las estrellas se desprendían del cielo y se dirigían a toda velocidad hacía él. Asustado intentó correr, pero las estrellas más veloces lograron rodearlo, girando a su alrededor, formando un hermoso torbellino de luz amarilla. Nuestro amigo intentaba gritar por ayuda, pero su familia no parecía percatarse de lo que ocurría, ni nadie que estuviese cerca. 

Mientras las estrellas seguían girando, un confinado Jules empezó a sentir una picazón en su nuca, llevó su mano hacía ahí para ver que era lo que la causaba y se dio con la sorpresa de que ahora una hermosa melena rojiza caía desde su cabeza hacía su espalda. Entonces se dio cuenta de lo que pasaba y su miedo se transformó de inmediato en emoción. Con un hermosa sonrisa en su rostro observaba como sus manos se hacían más pequeñas, sus dedos más delgados y sus uñas más largas, empezándose a cubrir con un barniz color rosa. Sentía como todo su cuerpo  cambiaba sin dolor alguno, su espalda se hacía menos ancha, su cadera se expandía, sus muslos y glúteos se tonificaban. 

Pero aquella magia no se limitaba a su cuerpo, debajo de su pantalón, Jules pudo sentir como su bóxer se encogía hasta el punto que únicamente pudo percibir un pequeño hilo metiéndose entre sus nalgas. Su camisa se hizo una con el pantalón y las bastas de este último se juntaron formando una larga falda, la cual se encogió hasta destapar unas torneadas, largas y depiladas piernas de mujer. Aquel ahora vestido dejaba ver un escote vacío, pero eso no perduraría, pues como si de inflar globos se tratarse los senos de Jules empezaron a emerger. Los aburridos zapatos formales se convirtieron en un hermoso par de tacones plateados de aguja alta. De la nada aparecieron en sus orejas elegantes aretes y, de la misma forma, un collar emergió en su delgado cuello. Finalmente, las estrellas empezaron a disiparse y a regresar a su lugar, dejando ver a una muy hermosa pelirroja. 

Jules veía anonado su nuevo cuerpo. Apretó con incredulidad sus nuevos senos, sintiendo un gran placer, nunca antes experimentado, el cual le confirmó que esas tetas eran 100% suyas. Alzó la falda de su vestido punteado y vio con felicidad la bonita lencería que envolvía su entrepierna. Pasó su delicada mano por encima, cayendo en cuenta de que aquel bulto que siempre lo había fastidiado ya no estaba. Saltó como una niña por todo el patio, pues ahora era por completo una mujer y una muy hermosa por cierto. 

Pero aquella felicidad se desvanecería muy pronto, -¿Quién eres tú?- dijo su madre al ver aquella pelirroja en lugar de su hijo. Jules, con su voz ahora femenina, le explicó muy alegre que se trataba de él, que la gran estrella había hecho realidad su sueño. La señora solo llamó a gritos a su familia para que pudieran sacar a aquella desconocida de la casa. Jules intentó convencerlos de lo que decía era verdad, diciéndoles cosas que solo el propio Jules sabría. Pero, contrario al resultado que esperaba, su familia la tomó como a una acosadora y, no haber rastros del Jules original, llamarón a la policía. Entonces a la hermosa pelirroja no le quedó más opción que escapar, corriendo en las calles oscuras con los pies descalzos,  los tacones en mano y el vestido alzándose, mostrando demás a los afortunados fisgones. 

Jules siempre creyó que si fuera una mujer su vida sería más fácil. Imaginó que todos lo trataría como a una dama, que podría conseguir un trabajo modelo, gracias a su atractiva, que incluso podría enamorarse y conseguir un hombre que lo haga sentirse más mujer. Sin embargo, ahora es una, y nada se ameja a sus sueños. Caminaba por solitarias calles, sintiendo todo el frio chocar violentamente con su descubierto cuerpo. Algunos hombres borrachos, la tomaban como a una prostituta y le ofrecían unos cuantos billetes a cambio de sexo, otro más desgraciados intentarón tomarla a la fuerza, logrando escapar Jules por pura suerte. 

25 de Diciembre - 11-40 p.m:  Jules, o Karina, como decidió llamarse ante el resto del mundo, se encuentra en un lujoso cuarto de hotel, utlizando aquel conjunto de lencería que antes  moría por ponerse, y esperando a su primer cliente. Sin muchas más opciones, no le quedó de otra que vender su cuerpo para poder subsistir. Ahora es una mujer, tal y cómo lo pidió, pero las cosas no resultarón cómo él esperaba. 

Si algo pudimos aprender de estas tres historias, querido lector, es que las formas de actuar de la poderosa estrella de Sozin son impredecibles. Puedes pedir el deseo más inocente y puro del mundo, pero la estrella siempre encontrará una forma de corromperlo y retorcerlo a su voluntad. Aún no sabemos con claridad quién o qué se oculta detrás de aquel astro rojo. Quizá un ser divino bondadoso que quiere ayudar a las desesperanzados, pero que también es muy torpe al momento de hacerlo, o quizá un ente maligno, que lo único que desea es causar maldad a partir de los sueños de los demás. Eso algo que nosotros como mortales difícilmente llegaremos a saber. Sin embargo lo que es certero es que aquella noche buena muchas más personas pidieron deseos ¿A caso alguno de ellos podrá vencer a la astucia de la estrella?. Eso es parte de otra historia. 

CONTINUARÁ.......


Eo Eo mis queridos lectores, aquí Valro, su figura formato png favorita, trayéndoles su regalo del día de reyes. Estos son los primeros deseos de los muchos más que están por venir. Lamento la demora, pero es lo más rápido que pude transcribirlos de las capturar a una nueva entrada. Pero aunque sea poco, espero que les gusté, en especial a las personas que los pidieron. Traté de aferrarme lo más posible a lo que pidieron, créanme que algunos los pensé por días y otros volví a escribir varias veces. Pero en fin, he aquí el resultado. 

Así que díganme, ¿Cuál de los tres fue su favorito? ¿Qué otro deseo podrían pedir para ganarle a la estrella? (si alguno me parece ingenioso, lo agregaré a la historias). Espero que estén pasando un muy buen inicio de año y deseo que todos sus propósitos y metas de este se cumplan. Sin más que decir, les ha hablado Valro, su figura formato png favorita y me despido hasta una próxima historia. 






Comentarios

  1. wow! que gran trabajo ValRo! seguiremos esperando las siguientes partes

    ResponderEliminar
  2. Yo quería pedir deseos, y el que me gusto mas fue el de la nueva madre

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Puedes pedirlo aún, si es lo suficiente original lo agregaré en las siguientes partes

      Eliminar
  3. La manera de hilar todos los deseos, fue increíble, desearía haberte ayudado más :( .

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Contrariamente me ayudaste mucho :C, eres la mejor Aurora <3, espero pronto dar con tu deseo

      Eliminar
  4. ValRo......
    Siempre me dejas impresionado con todas tus historias.....

    Muy comienzo para este año

    Feliz día de Reyes....
    En Caso de Reinas...

    👑👸. 👑👸. 👑👸
    Reina Karina, Reina ValRo y Reina Jessica

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracia, Bohemío, feliz comienzo de año

      Eliminar
    2. Gracias por cada momento,.... Gracias por la entrevista de la civilización de los Warmys.....
      Hay muchas dudas más....
      Ojalá pronto me des otra entrevista...

      Eliminar
  5. Que grandes historias :3 no esperaba menos *0* eres increíble Val :3 .. mi favorita fue la de Helena :3 muy buena manera de que se transformará y gran historia :3

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En lo personal la de la Helena también es mis favoritas. Espero que las que se vienen también te gusten

      Eliminar
    2. ValRo te encuentras bien.... Como has estado... saludos

      Eliminar
  6. Hola! Seguilos esperando con andías tus historias ValRo!

    ResponderEliminar
  7. cuándo siguiente parte? me gusta mucho tu forma de contar las historias

    ResponderEliminar
  8. Para cuando la siguiente parte? Quiero ver mi historia jaja

    ResponderEliminar
  9. Cuando regresas....te extrañamos mucho

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Comunidad Body Swap

Entradas populares de este blog

45- El concierto

44- Buen vecino

43- Es lo que me queda