Especial: Historias de Navidad - parte 2

 HISTORIAS DE NAVIDAD PARTE 2


A diferencia de Humberto, quien trató de ser un poco más cauto al pedir su deseo, Alan fue un poco más impulsivo al momento de pedir el suyo. El 24 de diciembre a medianoche, Alan, un adulto joven de, curiosonamente, 24 años, se encontraba solo, con una copa de vino en la mano en el balcón de la casa de sus tíos. Mientras el resto de su familia conversaba amenamente en la sala, él se se encontraba a solas con sus pensamientos, observando el cielo estrellado. Estaba algo melancólico, pues esta es aquella época del año en donde se suele reflexionar de todo lo que uno ha conseguido durante los últimos 365 días, y a su criterio, el no había logrado nada de provecho.

Pero su melancolía no se detuvo ahí. Veía con recelo a sus primos y primas, quienes eran grandes abogados, respetados médicos y empresarios de éxito, mientras que él era solo un simple repartidor de pizzas. Lo peor para Alan no era ello, sino el hecho de que él sabía perfectamente que todo era su culpa. Fue un alumno ocioso en su época escolar, un estudiante parrandero en la universidad, el poco tiempo que duró en ella, y un trabajador holgazán en los puestos de trabajo que obtenía. Fue necio, confiado e irresponsable durante toda su vida y ahora, por más que quisiera, era demasiado tarde para cambiar. Después de todo, no se puede regresar en el tiempo ¿O sí? 

Continuaba bebiendo el vino de la copa, sin embargo, a media noche, soltó aquel embace de cristal cuando vio a la majestuosa estrella de Sozin aparecer a su delante. No podía creerlo, pensaba que aquel astro era propio de la ficción, sin embargo, ahora lo tenía de frente. Sabía que no tenía mucho tiempo, tenía que pedir algo rápido antes de que esta desaparezca. ¿Dinero? ¿Una linda novia?, aquellas cosas lo tentaban, pero el sabía muy bien que todo ello era efímero, entonces, qué pedir, se le acababa el tiempo. En eso, Alan volteó la mirada con dirección a la sala de la casa, en dónde vio a sus pequeñas sobrinas abrir emocionadas sus regalos. Así, la idea invadió mente, ya sabía exactamente que pedir, entonces, como si se dirigiera a una especie de deidad, extendió los brazos en señal de respeto y gritó al cielo -Oh gran estrella, te pido por favor que me regreses a la infancia para así poder arreglar mi vida- . De inmediato, aquel astro rojo empezó a brillar con más intensidad, al punto que dejó a Alan temporalmente ciego. 


Nuestro amigo se sobaba los ojos asustado, recuperando la vista poco a poco. Cuando pudo volver a ver con claridad, se percató que aquel muro de balcón ahora interrumpía su visión. Confundido por ello, pensó, en primer lugar, que este había crecido por arte de magia, pero no tardo en darse cuenta de que era él el que se había encogido radicalmente. Sin embargo, lo extraño no era únicamente eso, vio sus manos ahora pequeñas y delgadas, con sus uñas pintadas de un barniz roja. Sus extremidades ahora  eran cortas y escuálidas y, opuestamente, su caballera ahora de deslizaba por su cuello y hombros hasta terminar en la espalda. Temblando pasó sus manos por su cara, ya no sintiendo el raspor de su barba, pero sí una piel de porcelana con fracciones más delicadas y pequeñas. Luego bajó la mirada y notó que de su camisa y pantalones no había rastro, pues ahora ahora vestía un navideño suéter naranja y unos vaqueros con bordados de flores. Fue evidente al cabo de unos minutos de exploración corporal, Alan había vuelto a la infancia efectivamente, solo que ahora era una niña.  


-¡NOOOOOO! ESTO NO ES LO QUE QUERIA, DEVUELVEME A LA NORMALIDAD -gritó Alan al cielo con una nueva y dulce voz infantil. Sin embargo, cuando dio varios brincos, para ver al cielo nuevamente, este se encontraba despejado, la estrella ya había desaparecido. Entonces, la voz conocida de una mujer dijo a sus espaldas -¿Alondra? ¿Qué haces aquí? Te vas a resfriar, nena. Ven vamos a qué juegues con tus primas-. Alan volteó y quedo anonadado al ver a su madre nuevamente sin arrugas, con el cabello completamente castaño, sin rastro de aquellas canas que había ganado por la edad. Pero su sorpresa fue mayor al darse cuenta que se había referido a él como Alondra y no como Alan, como si esto fuera de los más normal para ella. Intentó explicarle lo que pasaba, que era un hombre de 24 años al cual una estrella roja transformó en una niña, sin embargo, su madre solo rio al escucharlo. -Tienes una gran imaginación, cariño-.

La madre de Alan, o de Alondra, lo llevo de la mano hacia la sala donde estaba el resto de su familia. Para aumentar su asombro, estos ahora también eran más jóvenes, sus viejos tíos ahora eran adultos bien parados, sus primos y primas, ya padres y madres, yacían corriendo en la sala convertidos en niños nuevamente y sus sobrinos simplemente no estaban, pues aún no habían nacido. El resto de la casa también lucia diferente, estaban ahí los viejos sillones del abuelo, que él recordaba perfectamente ayudar a botar cuando tenía 14, la televisión, antes plana y enorme, ahora no era más que una enorme caja cuadrada y los modernos celulares habían sido transformados en esos modelos que ya eran considerados obsoletos por él. Alan preguntó con inocencia a su madre en que año estaban a lo que ella respondió entre risas -en el 2004, ya deberías saber eso-

La estrella había cumplido su deseo, lo había regresado a aquel 2004 donde tenía 7 años. Sin embargo, si nos ponemos a pensar, qué garantizaba que Alan no volviera a cometer los mismos errores, después de todo sigue siendo la misma persona. La estrella fue inteligente e hizo un pequeñísimo e insignificante, al menos para ella, cambio en la realidad, para que el destino de la vida de Alan vaya en otro rumbo. Por ello, Alan regresó a su infancia tal y como pidió, con la salvedad que, en lugar de ser un niño, ahora era una dulce niñita. 

Alan obviamente no  estaba conforme con su deseo, prefería mil veces tener su antigua vida de regreso que crecer como una mujer. Así que, durante el resto de la noche, no quiso despegarse del balcón, pues esperaba que la estrella aparezca de nuevo para revertir el deseo, sin embargo, su joven nuevo cuerpo lo traiciono y, a las horas se quedó completamente dormido. Continuó con el ritual todos lo días siguientes, viendo por la ventana de su habitación, ahora pintada de rosa y llena de peluches, al cielo, pero la estrella continuó sin aparecer. Después de meses sin éxito, teorizó que quizá la próxima Navidad podría volver a salir, así que no le quedó de otra que vivir la vida de una niña de 7 años por los siguientes 365 días. 

Lastimosamente, para él, tuvo que adecuarse a todos los cambios que su nuevo cuerpo traía consigo, como tener que aceptar que ahora era mucho más pequeño y débil, teniendo que pedir a sus padres que le ayuden a alcanzar y cargar algunas cosas, que tenia un cabello largo, difícil de lavar y peinar, pero sobre todo que ahora tenía que ir al baño sentado. También tuvo que soportar el nuevo trato que su familia le daba, viéndose obligado a usar los vestidos, faldas y moños que su madre le compraba, aguantar que su padre le diga princesa y lo sobreproteja y, en general, a que todo mundo lo vea como una niña dulce e indefensa.

Regresó a primaria nuevamente, en donde, al menos, todas las clases que llevaba era pan comido pues eran cosas que por cultura general ya sabía, convirtiéndose en la niña más inteligente del salón sin mucho esfuerzo. Encontró a sus amigos de toda la vida también rejuvenecidos. Quiso unirse a ellos para jugar y así relajarse un poco, sin embargo, estos lo rechazaron por ser una ahora una niña, no quedándole más opción que pasarla con el resto de sus compañeras, hartándose de jugar a la casita o a las conversaciones "tontas" de princesas y muñecas. Finalmente llegó una nueva navidad, y Alan o Alondra, esperaba emocionado que la estrella aparezca ente el como aquella noche, sin embargo, esta jamás hizo acto de presencia. 

No obstante, Alan no perdió las esperanzas y se convenció que el año entrante si regresaría a la normalidad, así que espero un año más, otro, otro y otro. Con cada año que pasaba Alondra crecía y cada vez Alan perdía las esperanzas de volver a la normalidad. Sin embargo, lo que más preocupaba a nuestro joven amigo, o amiguita, en esos años era que, debido quizá debido a todo el tiempo que había pasado en ese cuerpo o quizá producto de la estrella, una nueva personalidad femenina empezaba en él. A veces, perdía el control y terminaba asistiendo a las pijamadas de sus nuevas amigas, jugando muy tranquilamente con sus muñecas o viendo las típicas películas románticas más hechas. Incluso, poco a poco iba olvidando las cosas que había aprendido como adulto y varios de aspectos de su vida como varón. La conciencia de Alan empezaba a correr peligro. 

Ya con 13 años, nuevamente, Alan experimentó la llegada de la terrible pubertad por segunda vez, con la diferencia de que ahora lo haría desde el punto de vista opuesto. Se levantó un día gritando desesperadamente al ver que había manchado sus sabanas y panties con sangre, y se aterró aún más cuando su madre le dijo que pasaría por ello cada mes. Sus senos empezaron a florecer, obligándolo a usar sus primeros sostenes. Su masa corporal comenzó a distribuirse, provocando que sus caderas de ensanchen y sus glúteos acompañados empiecen crecer. De esta manera, Alan, o mejor dicho Alondra, dejo de ser una niña para convertirse en una de las chicas más deseadas de su secundaria. 


Pero la pubertad no solo le trajo a Alan senos y un trasero más grande, sino que también le dio más poder a parte femenina. Empezó a preocuparse por cómo el resto de sus compañeros lo veían, a pesar, que para él eran solo mocosos. Las bandas de "chicos guapos" de la época empezaron a llamarle la atención, así como los jóvenes actores de las películas basadas en libros. Por más que trataba de controlarse, se ponía muy nervioso y se sonrojaba cuando un chico de su escuela le decía un piropo o lo abrazaba sin motivo. Sin embargo, por el lado opuesto, cada vez menos de Alan habitaba en su cerebro. La escuela se hacía más difícil, pues por más que lo intentará no podía recordar cosas que ya sabía como quién escribió la Odisea o despejar una simple ecuación. No solo eso, olvidó también en qué trabajaba, la primera vez que se puso una corbata y a la chica con la que había perdido su virginidad como varón. ¿Chica? por qué se acostaría con una chica si a ella le gustaban los hombres.   

Aquellos chicos con los que en su vida de hombre peleaba a las afueras de la escuela o con los que jugaba futbol en las canchas, ahora tímidamente la invitaban a salir, le daban cartas o le llenaban de regalos con tal de que les diera una oportunidad. Estando la conciencia masculina de Alan aun activa, Alondra rechazaba secamente a todas las insinuaciones, tratando de ignorar y ocultar que su cuerpo se sentía atraído también por los chicos. Intentó calmar estás ganas, aprovechando ver a sus compañeras semidesnudas o desnudas en los vestidores durante las clases de deportes, no obstante, no sentía nada de atracción por unos pechos o unos culos. A medida que el tiempo seguía pasando y sus hormonas se disparaban más, a Alan se le hizo mucho más difícil controlar a Alondra y terminó perdiendo la virginidad como mujer con el capitán del equipo de fútbol de la escuela en los vestidores. También, cada vez menos importancia a aquella estrella. A sus 16 años, en la navidad miraba al cielo como siempre, sin embargo, su novio la llamó para darle sus buenos deseos provocando que la chica ignore por completo el cielo para concentrarse en su celular y en su amado de turno. 

Así Alondra se convirtió en una adulta nuevamente, con pequeños rázagos de Alan aún en su mente. Se graduó de la secundaria no con la mejores notas, tampoco con las peores pero, eso sí, como una de las más populares de su promoción. Era una joven sumamente atractiva por lo que decidió estudiar modelaje para sacarle el máximo provecho a su belleza. Logró terminar su carrera luego de mucho esfuerzo, consiguiendo un buen trabajo como modelo de varias marcas de ropa femenina. Conoció un hombre el cual terminó convirtiendo en su actual, y secretamente Alondra espera ansiosa que este le pida matrimonio. La vida de Alondra no podía ser más perfecta y, si se lo preguntasen, no la cambiaría por nada del mundo. Todo esto, mientras, la cada vez más apagada, conciencia de Alan grita desde lo más profundo de su mente. 


Así regresamos al 2021, la bella Alondra volvió a su país en compañía de su novio a pasar la Navidad con su familia como todos los años. Con 24 años nuevamente, pero con la vida radicalmente cambiada, lo último que quedaba de Alan dentro de ella, la hizo regresar a aquel balcón donde inicio todo. La mujer miró al cielo estrellado, recordando aquella creencia tonta que tenía de niña sobre aquella estrella que cumplía deseos. Alan, por unos instantes pudo retomar el control de su propio cuerpo, y con la pocas fuerzas que le quedaban estaba listo para pedir sus deseo. Sin embargo su madre, tal como hace 17 años, apareció a sus espaldas y dijo -¿Otra vez con la mala costumbre de quedarte en el balcón a media noche-. Alondra volvió en sí y solo rio y abrazó a su madre deseándole una feliz navidad, mientras los fuegos artificiales empezaban a iluminar el cielo y la consciencia de Alan se apagada para siempre. Madre e hija regresaban a la sala de la casa, en tanto, la estrella de Sozin aparecía nuevamente a sus espaldas. 


Mientras la hermosa Alondra ignoraba a la poderosa estrella, Antón podía verla a la perfección sin saber de lo que esta era capaz. Él iba de camino a la casa de sus amigos, lugar donde pasaría la Navidad. Se le había hecho tarde, así que caminaba aceleradamente con una botella de vino en la mano, pasando por un parque para cortar camino. Sin embargo, cuando escuchó los fuegos artificiales retumbar en el cielo, supo que la Noche Buena le había ganado.

Aceptando que había llegado tarde, se detuvo en una de las bancas del parque a descansar los pies y a observar el espectáculo de luces en el cielo. Mientras lo hacía, un peculiar color rojo llamaba su atención, uno de los fuegos artificiales permanecía ahí, latente en el cielo, en lugar de desaparecer como el resto. Antón no dejaba de verlo sorprendido, pues jamás en su vida había visto algo parecido. Creyó que aquello podría tratarse de algo de buen augurio así que decidió cerrar los ojos y desde lo más profundó de su ser dijo: ojala pueda conseguir un trabajo mejor, uno que realmente disfrute y que me ayude a cumplir mi sueño de salir al extranjero. ¿Qué es lo peor que podía pasar?.

Dicho esto, y con el cielo ya limpio, el buen Antón se puso de pie y continuó su ruta. De repente, su celular comenzó a sonar, en un primer momento pensó que era alguno de sus compañeros que lo llamaba para saber por qué tardaba tanto. Sin embargo, al revisar, notó que un tal "Papi" era quien marcaba. Antón alzó una ceja, pues no recordaba haber agendado a alguien con tal nombre. Quizá podía tratarse de un amigo suyo, quien se había puesto ese apodo de broma, así que contestó.

-Antón, surgió algo de última hora, necesito que vengas al local de inmediato- Dijo la voz ronca y carrasposa de un hombre, voz que Antón jamás había escuchado.

-¿Quién es usted? ¿Por qué tiene mi número?- Respondió nuestro amigo ofuscado ante el desconocido. 

-¿Cómo que quién?... No estoy para bromas, hay mucho dinero en juego, ya sabes como son las cosas ven o iré por ti- contestó el hombre seriamente y colgó la llamada.

Antón se quedó confundido tras ello, "seguro fue una broma de mal gusto" se dijo a si mismo para no tomarle mucha importancia y siguió rápido con su camino. Ya estaba a nada de llegar, solo tenía que cruzar la pista y estaría cenando con el resto de sus amigos. Sin embargo, antes de que pudiese hacerlo, una camioneta negra se interpuso frenéticamente en la pista y de ella bajaron rápidamente unos enormes gorilas, quienes no tardaron ni cinco segundos en someter a Antón y dormirlo con un poco de cloroformo. El desafortunado Antón despertó con un gran dolor de cabeza. Al recuperar todos sus sentidos se percató que se encontraba en una pequeña y poca iluminada habitación, amarrado de las extremidades a una silla y que a su lado había otro hombre en su misma situación, aquel hombre se llamaba Jeison.


Hace unas horas, Jeison discutía con su madre en plena cena navideña. En medio de la explosión de los fuegos artificiales, su progenitora le reclamaba y resondraba por no haber conseguido un trabajo en todo el año, diciendo que era un mueble más en la casa. Jeison, por su parte, trataba de poner escusas a su falta de empleo, pero la verdad era que le daba mucha pereza trabajar, a su criterio el podía vivir muy bien con la pensión y los alquileres de su madre.

-La vida no es fácil, hijo, nadie en su sano juicio te pagará por coger y emborracharte- Dijo la señora muy molesta, tratando de hacer entrar a su hijo en razón. 

-Pues desearía que así fuera- Respondió el joven en un ataque de ira, sin darse cuenta que la estrella lo había escuchado.

Minutos después, el chico se fue molesto a su habitación en donde se echó en su cama a escuchar música para olvidar el mal rato. Sin embargo, su playlist fue interrumpida por la llamada del mismo "Papi" que llamó a Antón en el parque. -Jeison surgió algo de último minuto, te necesito aquí urgente- dijo el hombre al otro lado del teléfono. Nuestro amigo no tenía cabeza para "bromas", así que solo mandó a la mierda a ese desconocido y colgó abruptamente. 

El desempleado Jeison continuaba tranquilo en su cama, hasta que su madre, con una expresión de miedo en su rostro, vino a avisarle que unos hombres muy extraños habían venido a buscarlo. Jeison, quien no esperaba visitas, aún menos en Navidad, bajó de inmediato a ver de que se trataba, y ni bien se asomó a la puerta vio como un enorme lo apuntaba con una pistola y en voz baja le dijo -Más te vale venir con nosotros, si es que no quieres que nada malo le pase a tu linda madre-. Sin más opción, Jeison, le dijo a su madre que regresaría pronto para no asustarla y, casi orinándose encima, siguió al tipo.  

El par de hombres secuestrados temblaban del miedo pensando que su vida estaba a punto de terminar, suplicaban desesperadamente a sus captores que los liberarán, sin embargo, estos apenas si les dirigían la mirada. Entonces, la puerta de la pequeña habitación en donde se encontraban se abrió, y de ella surgió una figura robusta y no muy alta. Un hombre bastante extravagante a la vista, que vestía un traje completamente blanco, con la excepción de una camisa coral, y con joyas rodeando su gordo cuello además de gafas oscuras cubriendo sus ojos, caminaba lentamente y se acercaba a los asustados hombres. 


-Perdonen las molestias, saben muy bien que odio llegar a estos extremo, pero ustedes tienen un contrato y deben cumplirlo o a todos nos irá muy mal- Exclamó aquel sujeto, mientras tanto Antón como Jeison se daban cuenta de que era la misma voz que los había llamado hace unas horas. 

-Un poderoso cliente ha pagado una millonada para pasar la navidad con ustedes dos y es algo que no puedo darme el lujo de perder. ASI QUE TOMENESE LA CONDENADAS PILDORAS DE UNA PUTA VEZ- continuó el hombre gordo de traje blanco, haciendo posteriormente una seña con sus manos a los matones. Estos se acercaron a los secuestrados, liberando sus manos y entregándoles un pastilla color rosa a cada uno junto con un vaso de agua. 



- ¿Y bien? ¿Qué esperan?- Dijo el magnate de blanco seriamente. 

Antón y Jeison eran perfectamente consientes que no importaba lo que podían provocarles aquellas píldoras, si no las consumían lo más probable era que terminarían en un agujero. Así que ingirieron la misteriosa pastilla a la vez. Hubo silencio por unos segundos, segundos que parecieron eternos para nuestros dos protagonistas. Entonces esa breve calma se esfumó cuando Jeison empezó a gritar, pues veía como de su camiseta empezaban a brotar un par de senos. Antón veía asombrado como el cuerpo de aquel chico mutaba. Sus huesos crujían cual galletas, mientras todo su cuerpo se encogía y sus caderas se anchaban. Su cabello creció a una velocidad inimaginable, hasta que llego a su cintura. Todo esto mientras Jeison gemía, gemidos que con cada segundo que pasaba se asemejaban más a los de una mujer. 

Pero Antón tampoco se quedó atrás. Empezó a sentir un calor infernal recorrer todo su cuerpo, tanto, que estaba sudando como nunca en su vida. Su respiración se agitaba, mientras sentía su cabello caer por su nuca. No era una sensación dolorosa, en lo absoluto, más bien placentera. Antón tenía el miembro como una roca, miembro que segundos después fue aplastado por el engrosamiento de sus muslos, provocándole aún más excitación. A la par, su culo creció en un abrir y cerrar de ojos, sobresaliendo de la silla en donde Antón estaba sentado. Sin embargo, aquel bulto, que sin duda sobresalía de sus pantalones, empezó a encogerse. Antón no pudo ni reaccionar a ello, pues de inmediato una nueva sensación placentera surgió en su pecho. Antón gemía, ya de la misma forma que Jeison, mientras sus tetas se formaban y abrían por si solas su camisa debido a su tamaño. Antón confundido y a la vez excitado llevaba sus ahora pequeñas y delicadas manos a sus nuevas glándulas mamarias percatándose de que ahora toda una mujer. 


Ambos hombres, convertidos ahora en sensuales féminas, no dejaban de tocar sus nuevos cuerpos con confusión, miedo e incredulidad, todo ante la mirada alegre de los matones y molesta de Papi, quien de inmediato mandó a sus subordinados desatar a las señoritas y llevarlas a cambiarse. Los hombres cortaron las cuerdas que envolvían las ahora torneadas piernas de Antón y Jeison, para luego, con un arma en mano, guiarlos al vestidor. -Tienen 10 minutos para arreglarse- dijo uno de ellos cerrando la puerta. Ambas, ahora, mujeres sabían que no podían escapar, mucho menos en esa condición, así que no tuvieron más opción que obedecer sin protestar. Se pusieron avergonzadamente las tangas que encontraron, se ayudaron a colocarse los sostenes, cubrieron su semidesnudo cuerpo con los trajes navideños que les habían dejado, pusieron sus pies sobre las botas de taco alto que había para cada uno y finalmente acompañaron el traje con un tierno gorrito navideño, que contrarrestaba con la sensualidad del resto de su vestimenta. 


Los guardias entraron a sacar a las mujeres, no sin antes mirarlas de arriba abajo y comerlas con la mirada, mientras estas caminaban con dificultad debido a sus altos tacones, y las llevaron con Papi. El proxeneta subió a las hermosas señoritas a un lujoso coche, diciéndoles en el camino que su trabajo consistía complacer un caprichoso millonario y, si él presentaba alguna queja, les iría muy mal. Finalmente, con ambas chicas temblando de miedo, llegaron hasta un enorme y aparentemente exclusivo edificio. Ahí las esperaba un hombre, quien no de molestó en ocultar la erección que las féminas habían provocado en él. 

-Tal y como acordamos, Antonella y Jessica están ansiosas por hacerte pasar una noche buena-  dijo Papi sonriendo, mientras sujetaba la cintura de ambas mujeres quienes se mostraban nerviosas. El hombre adinerado observó cada rincón del cuerpo de las damiselas, en lo que están trataban de forzar una sonrisa. Entonces, como si fueran simples objetos, Papi se las entregó, no sin antes amenazarlas diciéndoles al oído -caguenla y las mato-.

Aquel sujeto guio a Antón y Jeison en dirección a su habitación sujetándolos de sus ahora carnosos traseros, sin estos poder hacer nada por oponerse, pues Papi había sido claro con ellos, esta noche debían complacer a ese sujeto si querían salir vivos. Una vez en él cuarto se sentó con las piernas abiertas y con una sonrisa aterradora ordenó a ambas señoritas bailar sensualmente para él. Antón o Antonella con las piernas temblando, comenzó a menear sus caderas tratando de lucir sensual pese a la torpeza que le brindaban los tacones. Jessica no quiso quedarse atrás e imitó bruscamente los pasos de su compañera.  

El tipo recostó su cabeza en su puño, sin ningún rastro de asombro -buuuu esto es aburrido, el gordo me dijo que eran las mejores-. Jessica, por dentro Jeison, con temor a tener la desaprobación del hombre, reaccionó de inmediato y cogió a Antonella de su gordo trasero para darle un apasionado beso, que dejó sonriendo al millonario.  Antonella entendió de inmediato el plan de Jessica y no hizo más que seguirle la corriente y empezar a estrujar su enormes tetas. Ambas mujeres se tocaban y se desnudaban la una la otra, dándole todo espectáculo lésbico a aquel tipo. Antón nuevamente sintió aquella ola de placer que experimentó cuando se transformó y, cegado por el deseo, se dejó llevar por las nuevas sensaciones que le ofrecía su cuerpo. Jeison por su parte, imaginaba que aun era un hombre, que estaba teniendo sexo con una hermosa mujer como lo era Antonella. Sin embargo, esta última bajó sus labios hacía sus pechos, empezando a lamer sus pezones, provocando que Jessica gima como toda una perrita, olvidándose de su hombría por ese instante. En ese momento, ambos pasaron de un estado de terror al placer absoluto. 


El tipo, excitado a más no poder por la erótica escena, bajó sus pantalones y su bóxer, provocando que su pene salga cual bandera. -Ahora quiero que me den una mamada- ordenó a ambas femeninas. Antón se mostraba dudoso pues chupar un pene era otro nivel, sin embargo,  Jeison, quien estaba complemente excitado y quería aún más, no lo pensó dos veces, se puso de rodillas al piso y engulló todo el miembro cual prostituta profesional. Antón, viendo lo bien que parecía estarla pasando su compañera, decidió dejar su hombría de lado por completo y al igual que Jessica se unió a darle una mamada a aquel sujeto. Jessica logró meter la mitad del miembro a su boca quitándolo de inmediato, tras atorarse, luego le siguió Antonella, quien llegó un poco más al fondo. Así ambas chicas fueron turnándose hasta perder el pudor y lograron meter todo el miembro del hombre hasta el fondo de sus gargantas. Aquello marcaría el inicio de una noche en donde Antón y Jeison descubrían todos los placeres del cuerpo femenino. 


Eran ya las 6 a.m. del 25 de diciembre, ambas señoritas salían del edificio, totalmente arrepentidas de todo lo que habían hecho. Sus prendas y sus bocas aún tenía el olor de todo el semen que habían recibido y sus piernas les dolían luego de tanta penetración. Un auto enviado por Papi pasó a recogerlas llevándolas nuevamente a aquel cuartucho en donde les quitaron su hombría. Ahí aquel gordo los esperaba, esta vez con una sonrisa. -Mis niñas, yo sabía que lo lograrían, solo necesitaban un incentivo- dijo abrazándolas, para su buena o mala suerte habían hecho un excelente trabajo complaciendo a aquel sujeto. Papi les dio otra píldora a cado uno, ambos tenían miedo de lo que podía hacerles esta vez, pero para su sorpresa esta los hizo a regresar a la normalidad. Claro que esto no aplicaba a la ropa, provocando que la rompan en plena transformación. 

Corrieron a ponerse sus prendas habituales y, al salir del vestidor, Papi los llamó para darle un jugosa cantidad de billetes. -Esta es su parte, si surge algo nuevo los llamaré, no me hagan tomar medidas extremas nuevamente- dijo serio y les oportunidad de irse en paz. Ya lejos, ambos contaron calmadamente los billetes, era todo lo que Antón ganaba en un mes y mucho más de lo que Jeison había visto en toda su vida. Luego de discutirlo entre los dos, decidieron que la opción más segura era seguir en aquel trabajo, claro que ninguno quería admitir frente al otro que querían repetir lo que sintieron esa noche.  Jeison convenció a su madre de que los sujetos de anoche eran sus amigos jugándole una broma y, muy contento, le dijo que había conseguido un trabajo, claro que no fue muy específico. Antón, por su parte, se disculpó con sus amigos por no asistir, diciendo que le había surgido una urgencia del trabajo y los invitó a comer ya que ahora tenía el dinero para hacerlo. 

Horas después ambos recibieron otra llamada de Papi, quien les comunicó que el cliente quería  nuevamente a Jessica y Antonella, por lo que las había invitado a un viaje a Miami, trabajo que ambos aceptaron de inmediato. Ahora podemos verlas a ambas, luciendo hermosos bikinis que no hacen más que resaltar sus perfectos cuerpos. A las finales, la estrella cumplió con lo que pidieron, Antón tiene un mejor trabajo que vaya que disfruta y que por fin lo ayudó a viajar al extranjero, mientras que Jeison tiene sexo, se emborracha y la pagan un dineral por ello. Claro que les esperan noches enteras llenas de vergas y semen, pero, como dicen por ahí, solo son gajes del oficio. 


MÁS DESEOS, EN LA PARTE 3 

CONTINUARÁ.......

Bueno bueno bueno, ya estamos terminando enero y yo sigo con el especial navideño, con deseos aun pendientes. Pero ya saben lo que siempre digo, más vale tarde que nunca, y, enserio, esta segunda parte hubiese sido mucho más tardada si no fuera por nuestra amiga Paola, del blog Alextg9757, quien muy amablemente se ofreció a transcribir palabra por palabra las capturas que tenía. Así que si les ha gustado esta segunda parte, ya saben a quien agradecerle. 

Aún me quedan unos cuantos deseos por publicar, algunos están transcritos ya por Alex y otros tengo que volverlos a escribir porque definitivamente se perdieron. No prometo nada, porque a veces no puedo controlar el tiempo, pero estarán listos más pronto de lo que creen, así como otras sorpresitas en el blog. 

Así que díganme ¿Cuál de dos fue su favorito? ¿Qué otro deseo podrían pedir para ganarle a la estrella? Sin más que decir yo soy Valro, su figura formato png favorita, y me despido hasta otra próxima historia. 







Comentarios

  1. Wow wow wow, valió la espera! Que bieno que regresaste ! Esperamos tus siguientes historias :) ,

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  2. Pero sigo sin entender!!! Sozin está involucrado con Papi? :o , muy buen giro jamás lo hubiera imaginado

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    Respuestas
    1. Solo quise hacer una referencia a una de mis historias. No es que ambos se conozcan o tengan relación alguna. Digamos que la estrella mandó a esos dos al universo en donde se desarrollan las historias de las píldoras.

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    2. Hola AuroraM......
      Haz más historias por favor.....
      Tus historias son muy emocionantes....

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  3. WOW!!!
    Quedó genial. Valió cada segundo la espera jeje.
    Ya quiero seguir leyendo las demás historias !!

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  4. ValRo sin duda alguna.... Sigue siendo tu mejor forma de escribir 😉🙂😉....
    Esperamos más deseos

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  5. hay esperanza de la parte 3?

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