18- Es lo que un hombre hace - Segunda parte

ES LO QUE UN HOMBRE HACE - PARTE 2:

SON GAJES DEL OFICIO 

Parte 1 

"La familia siempre será la mayor prioridad, y yo, como hombre, tengo la responsabilidad de proveer. Y lo haré a pesar de que no sea apreciado o respetado, simplemente lo soporto porque es lo que un hombre hace". Ya llevo seis meses en este trabajo y sigo repitiéndome aquella frase cada noche antes de tomar la píldora. 

He tenido que aprender a la fuerza muchas cosas sobre ser mujer, cosas que como hombre jamás pensé hacer, desde lo aparentemente más simple como maquillarse y saber que prendas ponerme y combinar, hasta, lo más desagradable a mi parecer, ser penetrado por cada una de mi cavidades, tener un pene en mi boca, tragar semen y, lo peor, aparentar que disfruto todo eso. Pero gracias a eso he logrado pagar la mayoría de mis deudas y le he podido brindar una mejor calidad de vida a mis hijos, la calidad que ellos se merecen. 

Y no falta mucho para que "Nicol" desaparezca, unos meses más y lograré juntar lo suficiente para abrir un negocio propio y retirarme de este mundo. Pero hasta entonces, aquí me tienen, yo, un hombre de 28 años, padre de dos hijos, perfectamente maquillado, utilizando vestido blanco, unos tacones altos plateados y un bolso negro que combina, esperando a que el hombre que me penetrará esta noche venga recogerme. 

He tenido una enorme variedad de clientes en todo este tiempo que llevo trabajando como Nicol. En primera están los que solo buscan una noche de sexo, como el primer cliente que tuve. Es simple, te recogen, te llevan a un hotel o a su hogar, ocurre la acción y pagan. Es algo humillante pero fácil de hacer al fin y al cabo. Generalmente solo tengo desnudarme frente a ellos y dejar que hagan lo que quieran conmigo. Claro que muchas veces luego de ello apenas si puedo caminar o acabo con el culo o el vientre adolorido. 

Lo que es un poco más complicado, y humillante, son los juegos de rol que algunos clientes pagan por hacer. Por ejemplo está el profesor Wilson. La primera vez que me tocó con él pensé que sería una noche tranquila, pues solo vi a un hombre viejo y aparentemente aburrido. No obstante, ni bien llegamos a su enorme casa, me entregó una vestimenta de colegiala, junto con un juego de lencería y tacones que me ordenó ponerme. Como siempre, tuve que obedecer sin protestar, así que me coloqué la pequeña falda, las medias largas, y la camisa que apenas pude cerrar por el tamaño de mis pechos, incluso me hice dos colitas con mi cabello para aparentar más inocencia.

Ya vestido como una colegiala, empezó el juego de rol, el típico de la alumna y el profesor. Fingía ser una chiquilla inocente la cual se acercaba al escritorio de su maestro y con una pose muy sugerente le pedía que le ayude con sus notas. En aquel momento recordé como solía jugar con mi esposa cuando éramos apenas unos chiquillos, con la diferencia que ahora era yo la mujer. Entonces empecé a actuar como recordaba que mi esposa lo hacía, imitando sus gestos y sus poses. El cliente se veía feliz con ello, sin embargo, yo no podía sentirme más patético y triste por dentro. En fin, al menos esa noche tuve una muy buena propina y me llevé tanto el traje de colegiala como la lencería, lo cual me ahorraría uno que otro gasto.

Esa no fue la única noche que trabaje con el señor Willson, él me contrató múltiples veces para cumplir su fantasía, por lo que el papel de colegiala inocente me salía cada vez mejor. No obstante, he hecho varios "papeles" a lo largo de mi corta trayectoria, de maestra caliente, enfermera sexy, policía, criminal, etc. Todos roles que siempre terminaban siendo penetrado por el tipo de turno. Sin embargo, eso no fue lo más difícil que he tenido que hacer en todo este tiempo. 

Una noche, tanto Larry como yo, fuimos contratados para animar una pequeña reunión de hombres. Me dijeron que no habría sexo, solo sería una exhibición, no obstante, aún me desagradaba el hecho de estar rodeado de un grupo grande con este cuerpo, si ya era repugnante ser tratado como una mujer por uno, no imaginaba tener que soportar ser morboseado por tres o cuatro más, sin embargo, trabajar al lado de Larry me daba cierta seguridad. 

No obstante, cuando llegamos al lugar, nos pidieron que hagamos algo que no esperaba para nada al ser tan novato, un baile del tubo. No estaba preparado, apenas si dominaba los tacones y querían que me cuelgue de una barra de metal y me ponga a menear el culo. Larry me pidió que me calmé y que trate de imitar lo que él hacía. Entonces "Pamela" empezó con el show, empezó a desnudarse poco a poco mientras abrazaba aquella barra, movía sensualmente su cuerpo mientras era acompañada con los gritos y silbidos de sus nuevos admiradores. Parecía toda una profesional, bailando con tal naturalidad y sensualidad que hasta a mí llegó a excitarme. 

Una vez la canción que acompañaba sus movimientos terminó, supe que me tocaba, me moría de miedo y vergüenza, Pamela había dejado la vara bastante alta para alguien como yo, quién no tenía la más mínima idea de que hacer. Mi peor temor era ser abucheado por no saber moverme, que los clientes se quejen y a papi se le ocurra despedirme, no podía correr el riesgo de perder el trabajo, necesitaba el dinero, así que tuve que hacer mi mayor esfuerzo. 

La música empezó a sonar nuevamente, tragué saliva y salí hacía la mini pasarela con firmeza, caminé lentamente moviendo mis caderas y haciendo sonar mis tacones hasta llegar al tubo. Los hombres gritaron y aplaudieron con solo verme, eso me dio algo más de seguridad, me duele aceptarlo, pero, en ese momento me sentí atractiva y deseada. Traté de imitar lo más que pude a Larry/Pamela, empezando con pequeños giros al rededor de la barra mientras poco a poco me iba desnudando y tiraba mis prendas al público. No sé si fue la emoción del momento, la música, los gritos de aquellos tipos, todo el alcohol que tomé antes de salir a bailar o quizá la combinación de todo eso, pero solo por ese instante pude quitarme de la cabeza que era un hombre, sintiendome completamente femenina y sensual.

La música acabó y el grupo de hombres no paraba de gritar y lanzar dinero, yo en cierta medida me sentí feliz y orgulloso de haber superado ese obstáculo sin mucho problema. Pero esa noche apenas iniciaba, mientras recogía los billetes que yacían en el piso Pamela nuevamente se acercaba a la barra. Me puso de pie, ante la mirada atónita del publico y sin ningún aviso previo empezó a besarme, no tenía idea de por qué lo hacía, pero joder, ni sabiendo que es mi amigo de toda la vida, le negaría un beso a tal mujer. Nuestras lenguas jugaban entre en sí, mi mano derecha tocaba su seno mientras la izquierda la terminaba de desvestir, ella hacía lo mismo conmigo, mientras los hombres gozaban de la escena lésbica. Ambas terminamos desnudas metiendo nuestros dedos en nuestras vaginas húmedas en el escenario, era la primera vez que disfrutaba mi cuerpo femenino y sentía un autentico placer que no quería que se acabé. Fue tal mi éxtasis que sin darme cuenta estaba terminé junto a Pamela rozando mis nalgas contra el frío y grueso tubo de metal y lo estaba disfrutando. 

Ya al acabar nuestra noche, ambos regresábamos en el auto de papi mientras tomábamos la píldora, en ese momento no pude evitarle por qué lo hizo, a lo que Larry respondió -Te he visto muy tenso en estos días, pensé que quizá algo así podía relajarte un poco y demostrarte que el placer femenino no es tan malo como piensas, hazlo y veras como los clientes aumentaran, además... esos tipos adoran a las lesbianas, mira la propina que nos dieron-. Larry tenía razón, esa noche gané mucho más que cualquier otra noche y solo por dejarme llevar y aunque me avergüence admitirlo, esa noche fue la primera en la que realmente disfrute tener una vagina. 

Como se los mencioné antes, al momento de firmar el contrato con papi, acepté trabajar por un mes, mes que se pasó más rápido de lo que imaginé. En mis primeros días tenía pensado, que ni bien acabe el plazo estipulado abandonaría esto y buscaría otro trabajo, sin embargo, tras las jugozas ganancias y aquella noche con Larry, mis planes cambiaron y aún con el dolor de mi orgullo masculino firmé para dos meses más, cosa que alegró bastante a papi, pues según sus propias palabras -Te has convertido en una de las favoritas de los clientes-. 

No obstante este nuevo contrato tenía algunas clausulas diferentes al anterior, aquello de hacer cualquier cosa que el cliente pidiera seguía intacta, sin embargo la paga ahora el doble, esto a cambio de que ya no trabajaría únicamente de noche si no que tendría que tener disponibilidad a cualquier hora del día. Esto me preocupó un poco, me quitaría bastante tiempo de calidad con mis hijos y tendría que contratar a alguien que los pueda cuidar, sin embargo, considerando la paga y que solo estaría unos meses más pensé en que era necesario, así que nuevamente firme un contrato con el diablo. 

Y tan solo al siguiente día, mientras regresaba de dejar a mis hijos del colegio, recibí una llamada de papi llamándome a trabajar. Esa ocasión el trabajo sería un poco más leve que los anteriores, un tipo estaba dando una fiesta en la playa y buscaba algunas chicas para que, y cito textualmente las palabras de papi, adornen el lugar. Es decir mi papel sería el de ser prácticamente un objeto que alegraría la vista de los invitados. 

Esa fue la primera vez que estuve como mujer en lugar público y la primera en que utilizaría un bikini. Ni bien me quité el short y la blusa que llevaba, mostrando mi cuerpo únicamente cubierto por ese traje de baño amarillo, sentí miles de miradas en mí, nunca antes había sido tan observado como ese día, sentía sus ojos en mis piernas, en mis pechos y especialmente en mi trasero que estaba casi al descubierto. 

Durante aquella fiesta tuve que soportar todas aquellas miradas con una sonrisa, pues esencialmente era el trabajo. Así mismo, muchos tipos se me acercaron pidiendo mi numero o alguna de mis redes, cosa que yo me negaba torpemente diciendo que no tenía un celular. Incluso hubo uno que otro mañoso que aprovechaba mis momentos de distracción o la acumulación de la gente para tocarme una teta, una nalga o rosarme su entrepierna.

A pesar de ello traté de disfrutar aquel día en la playa, después de todo hacía años que no iba, principalmente por que el tiempo de mis anteriores trabajos no me lo permitía. Por ello aproveche en caminar nuevamente descalzo por la arena, meterme al mar y nadar un rato y tomar el sol calmadamente mientras era atendido por los mozos o los hombres del lugar quienes me traían cualquier trago que les pidiera e incluso termine meneando mis caderas en medio de todos cuando las copas se me subieron encima. Como dijo Larry a veces era bueno soltarse un poco disfrutar el momento.

Aquel día en la playa también sirvió para conocer e interactuar un poco más con mis colegas, pues hasta ese momento solo conocía bien a Larry. Todas las chicas de papi nos bronceábamos luciendo nuestros bikinis mientras aprovechábamos en hablar, cada una contaba su historia. Micaela/Miguel, quien llevaba un bikini verde agua, es un joven de apenas 22 años, su madre está muy enferma y su padre falleció hace mucho así que tuvo que encargarse de todos los gastos el solo, obviamente las ganancias de papi le venían muy bien. Flavia, la hermosa morena de bikini rosa a rayas, es Rafael el solo quería costarse sus estudios, sin embargo, menciona que hace tiempo que lo dejó pues piensa que puede vivir de esto perfectamente. Finalmente, Renata, una enorme y voluptuosa rubia, es Horacio. Su historia es similar a la mía, es un padre de familia desesperado que llegó a papi. Nadie pensaría que esas cuatro mujeres quienes conversaban y tomaban el sol, eran el fondo hombres que luego de eso irían a un bar por unas cervezas. 

Y desde ese día mi trabajo dejó de ser exclusivamente de noche. Deje de tener un horario fijo, en donde todos los días tenía que ir a la misma hora, ahora tenía que esperar la llamada de papi a cualquier hora del día. Eso tenía sus pros y contras a la vez, lo positivo era que no era tan matado como el horario anterior y podía descansar un poco más, lo malo es que podía llamarme en los momentos que pasaba con mis hijos. 

Por ejemplo me encontraba animando a mi hijo en el su partido de futbol, hasta que nuevamente recibí una llamada papi. Con el pesar de mi corazón tuve que pedirle a una madre amiga que grabe el resto del partido y que lo lleve a mi casa una vez que acabé. Ese día tuve que hacer una sesión de fotos, papi quería publicitar de mejor manera a sus chicas, por lo que contrató un estudio de fotografía para que tomé fotos a cada una con distintos trajes desde vestidos, bikinis y lencería. Así que ahí estaba yo modelando un bikini frente a una cámara mientras me perdía el partido de mi pequeño. 

Habían días en los que no me llamaba, días que aprovechaba para descansar un rato y compensar el tiempo perdido con mis hijos. Sin embargo, también había veces en los que tenía que ser Nicol por un más de 24 de horas. Como aquella vez que tuve ir en viaje en yate por todo un fin de semana. 

Un padre millonario quería darle el cumpleaños de su vida a su hijo de 20 años, por lo que contacto con papi para pedirle a sus mejores chicas. Papi me llamó y con tan solo oír la jugosa paga acepté de inmediato. Le encargué mis hijos a mi vecina bajo la excusa que cuidaría a mi jefe en un viaje de negocios y partí el viernes por la madrugada. El trabajo era similar a mi día en la playa, estaríamos en biquinis bailando, bebiendo y animando la fiesta que se daría en el yate. Era mi primera vez un yate, me quedé sorprendido con todo lo grande y lujoso que era. Y a pesar que tuve que comerme todas las miradas, piropos, manoseadas y uno que otro miembro disfrute de aquel fin de semana bebiendo, bailando junto a las otras chicas, tomando el sol y disfrutando de todos los lujos que el yate podía brindar. Tecnicamente fueron una vacaciones pagadas, gracias al cuerpo que tenía. 

Y es que es en ese punto donde me di cuenta que este trabajo podía implicar múltiples lujos. El tiempo pasó y Nicol fue haciéndose más conocida por los clientes, al punto que llegué a ser "pedida" por los peces gordos. Los peces gordos eran los hombres con más dinero, aquellos que les daba igual gastar unos miles dólares en una noche. Muchas chicas/hombres de mi trabajo morían porque uno de ellos pague por ellas/ellos, pues sabían que eso implicaría una muy buena propina u otros regalos. Sin embargo son tipos bastante exigentes, eran muy pocas las chicas que pedían. 

Hasta que un día me tocó a mi, ese día puse especial esmero en maquillarme y me puse la mejor lencería y el mejor vestido que tenía. Tenía que verme sumamente radiante para impresionar al tipo que pagó por mí. Papi no me dijo claramente lo que haría, solo me informó que estaría una semana con el cliente.

Para mi sorpresa ni bien me recogió me llevo hacía el aeropuerto en donde subimos a su avión privado. Literalmente quedé boquiabierto, jamás había viajado en avión y ahora estaba en uno rodeado de camareros que atendían cualquier pedido que hacía. Tomábamos champagne mientras conversábamos durante el viaje. Yo trataba de comportarme lo más femenina y dulce posible, en ese momento mi principal objetivo era causar una buena impresión como mujer en el sujeto, dando igual me hombría. 

Luego de casí de un día de mi primer viaje en avión y también de mi primera vez teniendo sexo en uno, llegamos a nuestro destino, Dubái. Estaba en un lugar que solo conocía por las películas y que pensé que nunca pasaría, pero ahí estaba, y tan solo por tomar una simple pildora. Ni bien llegamos, fuimos a las lujosas tiendas en dónde él me compró conjuntos de lencería y vestidos que superaban por mucho a los que siempre usaba. Luego fuimos a un restaurante donde me presentó ante sus amigos como su pareja, ya me daba igual ser manoseado y besado frente a otros todo ese lujo me tenía cegado. El resto de la semana nos la pasamos teniendo sexo en su hotel, y paseando por las ciudades. Fue una semana increíble. 

En todo ese tiempo había logrado mantener mi verdadero trabajo en secreto. Para mis hijos y conocidos yo solo era un guardia de seguridad en local de mala de muerte, mi cuerpo grande y robusto ayudaba a la coartada. Mi hijo menor no dejaba de presumir que su padre es un hombre fuerte el cual se enfrenta a hombres malos, no me imagino la decepción que se llevaría si se enterase que me gano la vida moviendo el culo y chupando penes. 

Así mismo tuve que ser más precavido con la ropa, a este punto tengo más vestidos y tangas que camisas y corbatas, por lo que se mes más complicado ocultarlas. Un día yo despertaba y encontré a mi hija jugando con uno de mis sostenes, se lo quité de inmediato y me di cuenta que había rebuscado entre mi armario. Le dije que era ropa de su madre que aún guardaba y felizmente aún es lo suficientemente pequeña como para creerlo. Sin embargo el mismo día mandé a ponerle cerraduras al armario para que nadie más que yo pueda ver lo que hay dentro. 

Sin embargo, un día el destino me jugó una cruel broma. Era de tarde y me encontraba con cliente en una pizzería almorzando, antes de ya saben, tener sexo. De repente, me dirigí al baño de damas a retocar un poco mi maquillaje y cuando me encontré me encontré a mi vecina y a mi hija. Me quedé en shock mientras miraba a ambas, era evidente que no me reconocerían en ese aspecto pero la sola idea de que mi hija viera a su padre usando tacones y una minifalda me dejo congelado. -¿Todo bien señorita?- me dijo mi vecina al verme en ese estado. Sacudi mi cabeza y dije que sí, para rapidamente encerrarme en una de las cabinas del baño. 

Una vez sentí que se fueron, solté un suspiro de alivio y salí nuevamente para maquillarme. Lo hacía bien hasta que mi hija entró nuevamente al baño. -Olvidé mi muñeca- dijo ella, mientras la recogía de la cerámica del lavabo. Se percató de mi presencia y con la inocencia que caracteriza a todo niño preguntó -¿Eso es maquillaje?-. Yo avergonzado asentí con la cabeza mientras le sonreía. Ella agregó -mi mami tenía uno igual, te ves tan bonita como ella, y yo espero verme tan bonita como las dos-. Conmovido por sus palabras le volví a sonreir y mirándola le dije -estoy segura, de que seras incluso más bonita-.

Mi hija sonrió y se fue saltando con su muñeca. Y solo pequeño momento despertó algo en mi. Mientras terminaba de maquillarme y estaba con mi "cita" pensaba en que había pasado buen tiempo con mi hijo, le había enseñado a montar bicicleta, jugar futbol y podría enseñarle más cosas cuando crezca como afeitarse o aaponerse una corbata. Sin embargo, con mi hija era distinto, obviamente hay cosas que solo una madre puede brindar y pensé que mi hija lo necesitaba así que tuve la loca idea de presentarme como Nicol ante ellos. 

No fue tan sencillo como pensé, tuve que tener sexo con papi para que me regale dos pildoras que pueda usar fuera del trabajo. Aproveché un sábado por la mañana que me hijos aún dormían para transformarme y ponerme lo más decente que tenía en mi armario, lo cual la verdad fue difícil. Luego los desperté y me presenté ante ellos como una amiga de su padre, quién los cuidaría por el resto del día. Me alegró que mi hija me reconociera del otro dia diciendo -eres la señorita del baño-.

Empezamos el día haciendo panqueques mientras cantábamos canciones, para luego comerlos acompañados de mucha miel. Luego fuimos al parque donde jugamos juntos y fuimos por helados, no faltaba el papá mañoso que veía mi trasero mientras estaba con mis hijos o aprovechaba en pedir mi número. Para el almuerzo los lleve a comer pizza y luego fuimos al cine. Mi hijo mayor terminó agotado, a tal punto que ni bien llegamos a casa se durmió. Entonces aproveché para tener un "momento de chicas" con mi hija. Fue lindo, jamás pensé en enseñarle a pintarse las uñas, pero ahí estába poniendo esmalte rosa en sus pequeños dedos mientras conversábamos, luego deje que ella pintara las mías. Jugamos a las princesas, vimos peliculas juntas y acabamos el día conmigo cepillando su cabello, tal y como mi esposa lo hacía. 

No fue la única vez que pase tiempo como mujer con ellos, aprovechaba que podía para hacerlo, siendo conocida como la tía Nicol. Me alegraba que mis hijos se sienta bien con ella, o conmigo, es confuso. Sabía que no podía suplir el papel de mi esposa pero almenos me quedaba la satisfacción de que por fin tenían una figura materna. Es gracioso porque muchas veces me decían que debía invitar a Nicol a comer con nosotros, si tan solo supieran que somos la misma persona. 

Como se habrán podido dar cuenta poco a poco me he ido a acostumbrando a este peculiar trabajo, empecé odiándolo y queriendo renunciar, pero, con el pasar del tiempo, he ido dándome cuenta de que no es tan malo como pensaba. He hecho buenos amigos con los que, debido a nuestras situaciones, he entrado mucho más en confianza. Puedo brindarles una mejor calidad a mis hijos gracias a lo que gano e incluso me sobra para ahorrar y darme cierto lujos. Así mismo, les puedo brindar la figura materna que les hace falta y divertirme con ellos tanto como hombre como mujer.  He podido ir a lugares lujosos, viajar a otros países y probar cosas que en mi vida de hombre promedio solo soñaría con experimentar y lo mejor es que me pagan por eso. Sin embargo a pesar de todo eso tengo miedo. 

Tengo miedo que esta vida de mujer me llegue a gustar más de lo necesario. Desde hace meses que paso más hora al día como mujer que como hombre, tener el cabello largo, dos senos colgando de mi pecho y una abertura entre mis piernas es algo ya completamente natural para mí al mismo nivel de tener un pene o barba. He empezado a disfrutar de las cosas que son catalogadas normalmente como femeninas, me gusta maquillarme, pintarme las uñas, comprar ropa, usar vestidos, faldas y tacones. En un inicio compraba ropa solo por por el trabajo, pero sin darme cuenta, ahora voy cada semana a buscar prendas nuevas aunque no las necesite. He empezado a disfrutar que la gente y en especial los hombres me miren con deseo mientras camino por la calle o mientras uso un bikini en la calle, me gusta sentirme hermosa y deseada por ellos. 

Tengo miedo de estar perdiendo mi heterosexualidad como varón. Desde hace seis meses que tengo sexo como mujer prácticamente a diario, y por el contrario, hace tiempo que no he tenido nada como hombre. Y por más intente resistirlo y negarme a ello, me ha empezado a gustar sentir como me besan, como me nalguean con fuerza, con juegan con mis tetas, como mente un pene en mi vagina, en mi culo, en mi boca. Pasé de odiar el semen a amarlo, tomándomelo cada que puedo. Con cada mes que ha pasado me he vuelto más zorra en la cama, al principio bajo la idea de satisfacer a los clientes, pero luego me di cuenta que no era únicamente eso, era yo que quería satisfacer mis necesidades de verga. 

Traté de excusarme  pensando que es algo propio de mi cuerpo de mujer, sin embargo aún como hombre me imagino el sabor de una verga en mi boca, o cuando veo un hombre guapo caminar por la calle me quedo babeando por él. Quise compensar en ello, tratando de ver a más mujeres desnudas por internet, pero no causaba reacción en mí, las tetas y las vaginas eran algo que yo ya podía ver todos los días. También contraté una prostituta para tener sexo, quizá así me regrese mi gusto por las mujeres, pero al momento de hacerlo mi pene no se paraba, solo podía imaginarme tomando la píldora y ser penetrada por otro hombre junto con ella. 

Quizá piensen que simplemente me debo dejar llevar y disfrutar de mi vida como mujer y de mi nueva orientación sexual, que eso no tiene nada malo. Pero no es tan simple, llevo ya 28 años construyendo una vida como varón. ¿Cómo reaccionarían mis conocidos? ¿Cómo reaccionarían mis hijos al enterarse que su padre, el hombre que los debe proteger disfruta de ser un mujer?. Ya no queda mucho para que llegué al monto que había planeado y pueda comprar un terreno y construir departamentos para vivir de su alquiler. Una vez que llegué a esa meta abandonaré este trabajo para siempre y quizá así mi hombría regrese a la normalidad. Nicol tienes los días contados.  

"La familia siempre será la mayor prioridad, y yo, como hombre, tengo la responsabilidad de proveer. Y lo haré a pesar de que no sea apreciado o respetado, simplemente lo soporto porque es lo que un hombre hace" inicié repitiendo esa frase para convencerme de que lo hacía por mi familia, pero ahora solo me ayuda a convencerme de que debo seguir siendo un hombre.  

-Preciosa como siempre,  Nicol. ¿nos vamos?

-Claro mi amor, esta noche soy completamente tuya. 

Continuara. 

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Hola hola, mis queridos lectores, su imagen formato png. favorita los saluda, espero que hayan disfrutado la segunda parte de esta gran historia. Primero agradecerles por el gran apoyo que tuvo la primera parte, la verdad, esperaba que tras el abandono del blog pocos lectores comentarían, pero no saben la alegría que me dio ver todos sus comentarios. En segundo lugar disculparme, le estoy trayendo esta historia con un poco de demora y ocurrió un pequeño percance con la publicación, pues fue publicada antes de tiempo para luego ser eliminada, creo que unos cuentos pudieron percatarse de ello. Estos es porque me gusta darles historias que salgan de lo común y que queden lo mejor posible, eso incluyendo la trama, imágenes, ortografía etc, es por eso, y por mi perfeccionismo, el retraso. 

Pero en fin, la historia definitiva ya está aquí. Cuéntenme ¿Qué tal les pareció?, ¿Nuestro protagonista debería dejar ese trabajo? ¿Ustedes lo harían? ¿Qué más experiencias podría vivir nuestro pobre padre de familia?. Me gusta leer sus comentarios y me motivan a seguir escribiendo, así que no sean tímidos, además las ideas más interesantes serán empleadas en el próximo y ultimo capitulo. Sin más que decir, Valro la proxeneta, se retira, hasta una próxima historia. 

-Valro